Por Mariana Segura
16 Diciembre 2013
LA ÚLTIMA FORMACIÓN. San Lorenzo posó para la foto en Vélez y la imagen quedará guardada para siempre en los corazones de Boedo como el último equipo que consagró a los campeones del Inicial 2013.
¿Al hincha le incumbe la estadística cuando no es desopilantemente favorable? Nunca. El equipo no tiene que ser imbatible para que haya festejos, porque también hay locuras ganando con lo justo o sobre la hora; con goles en contra o hasta en los empates. Y está perfecto, porqué ¿quién no querría estar como sea en sus zapatos? Sin embargo, las campañas de los campeones jamás pasarán desapercibidas en una tierra ultra futbolera como esta, por eso esta -acorde a un torneo de locos- de San Lorenzo no es ninguna excepción.
Habiendo aclarado intereses, vale resaltar que el “ciclón” campeón no pudo despegarse en ningún momento de la característica más sobresaliente del torneo: la irregularidad. Pudieron ser varios los campeones en un momento u otro, pero lo fue el de Boedo al final, sellando una campaña bien aceptable si se tiene en cuenta la realidad a lo largo del Inicial.
Lanús, Newell’s y Vélez podrán decir que estuvieron ahí, que en ciertos momentos jugaron tan bien como San Lorenzo y merecieron iguales alegrías. Todos disputaron los 19 partidos y de aquellos el campeón ganó nueve, apenas uno más que el resto de los últimos candidatos (que tuvieron ocho triunfos). También empató seis veces (una menos que los otros tres equipos que empataron siete) y perdió en cuatro oportunidades, tal cual “leprosos”, “granate” y “velezanos”. En conclusión la diferencia es de solo un triunfo por sobre el resto: pero su campaña fue la suficiente.
Incluso Lanús lo deja segundo en la tabla de equipos más goleadores, porque consiguió 32 tantos y San Lorenzo no llegó a los 30 (hizo 29). Lo que sí: al “ciclón” le marcaron 17 veces y al “granate” 18. “Este sufrimiento valió la pena. Al equipo lo vi bien siempre, hasta en los peores momentos”, resumió el ídolo Leandro Romagnoli consiente de una campaña dispar.
Pero incluso la sonrisa es doble en Boedo, porque el título de fin de año vale también el pasaje directo a la Libertadores 2014, que era el objetivo rebote. El que lo lamenta como ninguno es River, que podía conseguir su ticket siempre y cuando cualquiera saliera campeón, menos el “ciclón.
Los números de esta consagración se sustentan sobre todo en los goles de Ignacio Piatti (8), Martín Cauteruccio (5) y Ángel Correa (4). Héctor Villalba hizo tres y Mauro Cetto dos. De ahí hubo siete jugadores que aportaron una conquista. La idea que todos colaboraron a la causa queda clara en el dato.
San Lorenzo fue un equipo que gustó y goleó como ante Racing, que sufrió caídas durísimas como con Argentinos, y que supo reponerse en los momentos justos, como ante Rafaela: fue un campeón para nada imbatible, pero con todas las letras.
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