15 Diciembre 2013
DESAZÓN. Esparza, Albornoz y Bruno, en el depósito que fue arrasado. la gaceta / foto de analía jaramillo
“Ir al depósito es como ir a un velorio, qué querés que te diga”. Jorge Bruno frunce el ceño con tristeza y evidentemente desbordado, un ceño que se ha contraído muchas veces en esta última semana. Está sentado en el vestíbulo del hotel que, imprevistamente, ha debido convertirse en su centro de reuniones luego de que el último lunes una horda entrara a la pinturería Tersuave, de la que es gerente, y saqueara todo lo que había en sus depósitos y oficinas. Y la palabra todo no es una exageración: los intrusos -calculan que llegaban a 500- no sólo se llevaron unos 300.000 litros de pintura sino que también arrasaron con los muebles y el equipamiento del local, desde escritorios y computadoras hasta aires acondicionados y una heladera y una cocina de uso del personal.
“Los 2.800 metros cuadrados del negocio -ubicado en Roque Aragón al 100, al noreste de la capital- quedaron completamente vacíos. Apenas dejaron los focos. Destrozaron todo, hicieron pintadas en las paredes y hasta intentaron incendiar el edificio”, contó Hugo Albornoz, encargado de la sede local de la firma, que agregó que los saqueadores franquearon rejas y tres grandes portones hasta llegar al lugar donde estaban la pintura y los muebles. “Actuaron con una furia incomprensible. Y tuvieron todo el tiempo para hacerlo: los vecinos nos contaron que entraron a las 22 del lunes y permanecieron hasta las 5 del martes”, añadió el representante comercial Carlos Esparza.
Los empresarios recordaron que, en la mañana del lunes, cuando se comenzó a advertir de la inminencia de los saqueos, habían pensado que el rubro los resguardaba del peligro. “Como la pintura no es un artículo de primera necesidad, creíamos que podíamos salvarnos, así que nos limitamos a informar de esas versiones a la casa central, en Córdoba. De todos modos, está visto que esto no respondió a las urgencias de una clase necesitada, porque a la pinturería llegaron saqueadores en autos de alta gama”, señaló Albornoz.
Según Bruno, las pérdidas ascienden los $ 10 millones y tardará al menos seis meses en volver a funcionar. “Nuestra intención es preservar las fuentes de trabajo de los tucumanos. Por eso pedimos a la gente que nos brinde información para encontrar lo que nos quitaron. Ya muchos lo hicieron y pudimos recuperar algo de pintura -explicó-. Pero necesitamos más datos”.
“Los 2.800 metros cuadrados del negocio -ubicado en Roque Aragón al 100, al noreste de la capital- quedaron completamente vacíos. Apenas dejaron los focos. Destrozaron todo, hicieron pintadas en las paredes y hasta intentaron incendiar el edificio”, contó Hugo Albornoz, encargado de la sede local de la firma, que agregó que los saqueadores franquearon rejas y tres grandes portones hasta llegar al lugar donde estaban la pintura y los muebles. “Actuaron con una furia incomprensible. Y tuvieron todo el tiempo para hacerlo: los vecinos nos contaron que entraron a las 22 del lunes y permanecieron hasta las 5 del martes”, añadió el representante comercial Carlos Esparza.
Los empresarios recordaron que, en la mañana del lunes, cuando se comenzó a advertir de la inminencia de los saqueos, habían pensado que el rubro los resguardaba del peligro. “Como la pintura no es un artículo de primera necesidad, creíamos que podíamos salvarnos, así que nos limitamos a informar de esas versiones a la casa central, en Córdoba. De todos modos, está visto que esto no respondió a las urgencias de una clase necesitada, porque a la pinturería llegaron saqueadores en autos de alta gama”, señaló Albornoz.
Según Bruno, las pérdidas ascienden los $ 10 millones y tardará al menos seis meses en volver a funcionar. “Nuestra intención es preservar las fuentes de trabajo de los tucumanos. Por eso pedimos a la gente que nos brinde información para encontrar lo que nos quitaron. Ya muchos lo hicieron y pudimos recuperar algo de pintura -explicó-. Pero necesitamos más datos”.
Temas
Tucumán