07 Diciembre 2013
LISTO. Qiao muestra orgulloso el salteado de verduras que preparó. Las jugadoras esperaban ansiosas el plato, que se acabó en cuestión de segundos.
La Liga Mundial de hockey creó un universo paralelo durante los últimos días. El palo y la bocha modificaron varios rincones de la ciudad. Los rostros y los idiomas, principalmente, fueron los que modificaron el entorno. Y en otros casos, las cocinas también se alborotaron. Al menos en el hotel de la zona del ex Mercado de Abasto, que recibió la corriente asiática en sus hornallas, hornos, platos y cubiertos. La delegación china, además de optar por el menú local, preparó cada mediodía algún plato autóctono.
“No se lo pierdan a Cheng en la cocina”, alertó Manuel, el gentil empleado. La propuesta para LG Deportiva fue aceptada sin dudar. No sólo para conocer con detalle los manjares chinos, sino porque la figura de Cheng es la que más se destaca en la delegación.
Cheng Qiao es el team manager. Mejor dicho, el papá de las jugadoras. Si falta comida, indumentaria, o los horarios están alterados, es probable que la culpa sea de él. Aunque toda esa responsabilidad cae sobre sus espaldas, Qiao también asumió un rol determinante en la cocina. Se calzó el gorro de chef y junto a Na Liu se movió a gusto y cocinó. “Las comidas cambian en el norte y en el sur de China -explicó-. En el sur abunda el pescado y en el norte no. Allí se cocina más carne con condimentos y especias”.
Entonces, no sólo por lo que cuenta Cheng se puede establecer de qué zona son los platillos del día; también el olfato permite conocer el dato. Apenas se abre la última puerta que separa el sector culinario del resto del hotel, el aroma penetra: sin dudas, son las especias a las que se refirió Cheng. La comida es del norte. Un intenso aroma a pimienta emanaba del salteado de verduras. La sopa fue el platillo que suavizó los sentidos. “Es de lechuga y hongos”, detalló Cheng. Para que la sopa esté completa, así como en Argentina se le agrega un caldo, en China las verduras y el pescado conservado envasado dan el toque final. Aunque acostumbran comer platos calientes, las chinas también probaron verduras frescas. Las porciones de sandía fueron el postre preferido de las asiáticas. Ellas trajeron sus costumbres hasta la cocina tucumana.
“No se lo pierdan a Cheng en la cocina”, alertó Manuel, el gentil empleado. La propuesta para LG Deportiva fue aceptada sin dudar. No sólo para conocer con detalle los manjares chinos, sino porque la figura de Cheng es la que más se destaca en la delegación.
Cheng Qiao es el team manager. Mejor dicho, el papá de las jugadoras. Si falta comida, indumentaria, o los horarios están alterados, es probable que la culpa sea de él. Aunque toda esa responsabilidad cae sobre sus espaldas, Qiao también asumió un rol determinante en la cocina. Se calzó el gorro de chef y junto a Na Liu se movió a gusto y cocinó. “Las comidas cambian en el norte y en el sur de China -explicó-. En el sur abunda el pescado y en el norte no. Allí se cocina más carne con condimentos y especias”.
Entonces, no sólo por lo que cuenta Cheng se puede establecer de qué zona son los platillos del día; también el olfato permite conocer el dato. Apenas se abre la última puerta que separa el sector culinario del resto del hotel, el aroma penetra: sin dudas, son las especias a las que se refirió Cheng. La comida es del norte. Un intenso aroma a pimienta emanaba del salteado de verduras. La sopa fue el platillo que suavizó los sentidos. “Es de lechuga y hongos”, detalló Cheng. Para que la sopa esté completa, así como en Argentina se le agrega un caldo, en China las verduras y el pescado conservado envasado dan el toque final. Aunque acostumbran comer platos calientes, las chinas también probaron verduras frescas. Las porciones de sandía fueron el postre preferido de las asiáticas. Ellas trajeron sus costumbres hasta la cocina tucumana.
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