Fernando Ruiz - Prof. Periodismo y Democracia - Universidad Austral
En el congreso anual de periodistas realizado por el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), una vez más se recordó la pregunta sobre los desparecidos que el periodista José Ignacio López le hizo al general Videla en la Casa Rosada en 1979. Y también se habló de la pregunta que le hizo Juan Miceli al diputado Andrés Larroque en Canal 7, en 2013. La primera fue en el marco de la dictadura y la segunda, en la democracia. Las diferencias de contexto son enormes y los personajes no son en absoluto comparables. Pero hay una pizca de afinidad en la actitud de dos periodistas, que cruzan la frontera no escrita pero real de lo que se puede hacer. Y lo hacen por una pulsión profesional imparable.
Como dijo Cristina Pérez, de Telefe, el primer día de ese congreso de periodistas: “no se puede pedir al médico que trabaje, pero que no cure enfermos”. Si es periodista, tiene que preguntar. Tanto López como Miceli dijeron que hicieron lo hubiese hecho cualquier periodista. El veterano profesional Mario Diament, sentado al lado de Miceli, por supuesto, lo contradijo. Él vio en su carrera que muchas veces eso no pasó.
Para dar ese paso al frente, ese salir de la fila, hay que creer que es posible el periodismo independiente. Dice Diament que quizás el actual oficialismo nacional ha logrado convencer a muchos jóvenes de que es imposible que exista el periodismo independiente. El problema, obviamente, es que los periodistas se terminen de convencer de que su profesión no es legítima, que su rol no es importante, y que su independencia no es posible.
Estuvo en el encuentro Beatriz Sarlo y ofreció un “test de facciosidad”: cuántos temas importantes de interés público deja de tratar un medio o un periodista por razones políticas. Sarlo dijo que es sabido cuáles son los límites de lo publicable en cada medio, pero pidió a los periodistas que no lo agraven con la autocensura.
No sé si existe el periodismo independiente, pero sí existe el periodista independiente, que maneja sus márgenes de autonomía, y sabe cuando la conciencia profesional le impide retroceder un paso más.