Sudáfrica unida llora la muerte del líder
Miles de sudafricanos de todas las razas y condiciones se congregaron en plazas, iglesias e instituciones para rendir tributo al héroe de la libertad. A las exequias asistirán los principales líderes mundiales, entre ellos Barack Obama y Dilma Rousseff. La reconocida amistad y la relación emblemática entre el luchador de la libertad y Fidel Castro.
PRETORIA.- Toda Sudáfrica llora la muerte del luchador anti-apartheid y héroe nacional Nelson Mandela, fallecido en la noche del jueves a los 95 años tras una larga enfermedad, quien recibirá un funeral de Estado el 15 de diciembre en la localidad de Qunu, en la provincia de Cabo Oriental, donde creció. Miles de sudafricanos se congregaron en espacios públicos e inglesias a lo largo y ancho del país para recordar a su ex presidente. En Ciudad del Cabo, cientos de personas se reunieron en una gran plaza pública para brindarle un homenaje durante una misa de varios credos. Muchos dejaron flores en el lugar en el que Mandela dio su primer discurso tras pasar 27 años en prisión.
Los restos mortales de Mandela fueron trasladados ayer de mañana de su casa en Houghton, en Johannesburgo, al hospital militar de Pretoria, ante un fuerte despliegue policial. Las banderas ondean a media asta mientras la muerte del premio Nobel de la Paz ocupa todo el tiempo de las emisiones de radio y televisión, acompañadas por música de los años 80. Muchos sudafricanos fueron a trabajar llevando un crespón negro en señal de luto.
“Las muestras de amor que experimentamos localmente y en el extranjero no tienen precendentes”, afirmó el presidente Jacob Zuma al anunciar las disposiciones para su funeral y entierro.
Los actos en recuerdo del primer presidente negro de Sudáfrica que comenzaron ayer mismo tendrán una jornada especial mañana, para cuando se ha decretado un día de luto nacional y reflexión. Dos días después, el 10, se celebrará en el estadio FNB de Johannesburgo una misa en la que se espera la presencia de presidentes y jefes de gobierno de todo el mundo. Entre el 11 y el 13 de diciembre su cuerpo será velado en Pretoria hasta el funeral de Estado y entierro el día 15 en Qunu. “Guardaremos luto durante una semana y celebramos también toda su vida durante una semana”, anunció Zuma.
El presidente, Barack Obama, y su esposa, Michelle, asistirán a los funerales del padre de la democracia sudafricana, al igual que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Sin embargo, las muestras de luto y llanto se unieron a las celebraciones por su vida: ante la casa de Mandela en el barrio de Houghton, en Johannesburgo, cientos de personas se congregaron en la noche de forma espontánea, cantando, bailando y encendiendo velas y llevando imágenes de Mandela. Algunos liberaron palomas blancas y otros depositaron flores. El ex arzobispo de Ciudad del Cabo, Desmond Tutu alabó al que fuera su compañero en la lucha contra el sistema de segregación racial del apartheid durante una misa celebrada en la catedral anglicana de San Jorge en la capital. “El país ha perdido a su padre”, señaló. La salud del héroe se había deteriorado dramáticamente a comienzos de año y fue hospitalizado en junio por una pulmonía y dado de alta en septiembre. Luego, volvió a agravarse. El país se preparaba desde hace tiempo para su muerte, pero el anuncio en la noche del jueves sacudió a la nación del arcoiris. (DPA)
"Fue un viejo y venerado amigo"
LA HABANA.- Admirado en el mundo entero, Nelson Mandela mantuvo también una relación emblemática con un país latinoamericano y, en particular, con un hombre al que prodigó sus afectos al sur de Estados Unidos: el cubano Fidel Castro. Como un “viejo y venerado amigo” lo recordó Castro en su última carta pública dirigida a “Madiba” en 2010. “Durante todos mis años en prisión, Cuba fue una inspiración y Fidel Castro una torre de fuerza”, elogió el fallecido presidente sudafricano alguna vez al cubano. Una de las históricas fotos de Mandela desempolvadas ahora lo muestra a punto de abrazar efusivamente al viejo revolucionario latinoamericano, en una de las pocas ocasiones en la que se ve a Castro con traje en lugar de su clásico uniforme militar verdeolivo, durante una cumbre del Movimiento de los No Alineados en 1998. Ya convertido en un icono mundial, “Madiba” no ocultó tampoco nunca su lealtad a Cuba por su temprano apoyo a su lucha contra el apartheid, pese a las críticas que surgían contra Castro por las derivacioness autoritarias de su gobierno.
“Le profesamos profundo respeto y admiración, no solo por lo que hizo por su pueblo, sino por su amistad probada hacia nuestro país”, aseguró por ello, el presidente Raúl Castro, al conocer de la muerte del luchador de la libertad. Un video (http://dpaq.de/GgwGy) muestra también el cariño que se profesaban Mandela y Castro, calificándose como “hermanos” durante una visita del sudafricano a La Habana en 1991. Cuba fue el primer país latinoamericano que conoció. Mandela visitaría después Argentina y Brasil, pero su punto de referencia en el subcontinente americano sería siempre la isla caribeña. “Antes de decir nada, tienes que decirme cuándo vas a venir a Sudáfrica. ¿Cuándo vienes?”, pregunta Mandela. “No he visitado a mi patria sudafricana”, reconoce Castro, que saldó su deuda en 1994. La TV cubana recordó ese diálogo en la noche del jueves.
La revolución que llegó al poder en 1959 en la isla caribeña liderada por un joven Castro electrizó al mundo, entre ellos a un combativo activista en la lejana Sudáfrica.
La Cuba socialista, abocada durante décadas a trasladar el espíritu de su revolución a otras luchas de emancipación, dio también apoyo directo a los africanos: envió en los 80 tropas a luchar a Angola, una campaña celebrada hasta hoy en Cuba como una de las grandes gestas “internacionalistas” de Castro. (DPA)
"Que el próximo Mandela luche por los pobres"
NAIROBI.- Mientras lloran la pérdida de un hombre que tendió puentes para acortar las divisiones raciales en Sudáfrica, muchos africanos esperan que sus líderes se inspiren en Nelson Mandela para sanar otro mal que acecha peligrosamente al continente: la brecha entre ricos y pobres. “Necesitamos que el próximo Mandela luche por los pobres”, dijo Thomas Kozzih, un trabajador comunitario de 30 años en la barriada de Kibera, en Nairobi, una barriada de chozas de metal cerca de nuevos edificios inteligentes que muestran que el crecimiento de Africa ha dejado a muchos atrás. “Necesitamos una persona que no esté interesada en sus propias riquezas, un hombre común. Los pobres están al margen”, agregó, haciéndose eco de los sentimientos de los africanos hacia los “Grandes Hombres” de la política que han vivido en el lujo mientras sus ciudadanos luchan para comer.
Mandela logró lo que muchos consideraban imposible después de su liberación de prisión en 1990 al construir una democracia donde los blancos y los negros pudieran votar. Pero ha sido criticado por muchos que dijeron que el acuerdo que le dio a la mayoría negra una mayor participación en la política dejó a la minoría blanca a cargo de la economía y los grandes negocios. Esa brecha entre ricos y pobres en Sudáfrica, la mayor economía del Africa subsahariana, continúa actualmente. Para algunos en el continente, es una mancha en el legado de Mandela. “Si pudiera pensar en un área en la que no me impresionó tanto fue en que no logró ayudar a los negros a tener un buen nivel de vida”, dijo Joel Tugume, de 28 años, dueño de un café en la capital de Uganda, Kampala. “Permitió a los blancos continuar en control de la economía y eso mantendrá eternamente la enorme diferencia económica que vemos entre los negros y los blancos. Debería haber hecho más para fortalecer a los negros económicamente”, agregó. (Reuter)
"Era mi prisionero y mi padre"
JOHANESBURGO - “Mandela fue mi prisionero, mi amigo, mi presidente y mi padre”, dijo Christo Brand, de 53 años, el guardia de prisión de Nelson Mandela en Robben Island. Brand siguió siendo el guardia de prisión de Mandela cuando fue transferido a Pollsmoor, en Ciudad del Cabo, y a la prisión Victor Verster, en la provincia de Cabo Occidental. “Cuando fue liberado la prisión me pareció vacía. Pero seguimos en contacto. Fue como un padre para mí. Tenía los pies en la tierra. Cuando yo tenía un problema, él me aconsejaba. Era mi prisionero, pero era mi padre”, confesó Brand.
“No había barrera de color entre nosotros. Era un ser humano”, añadió. “No tenía permiso para hacerme su amigo. Teníamos que hacer nuestro trabajo. Pero si te hacías amigo, lo hacías en horas”.
El personal de la cárcel Pollsmoor, en la que Mandela pasó cuatro años, recordó que los funcionarios del apartheid les dijeron que se trataba de un terrorista. “Nos dijeron que debíamos ser cuidadosos, que ese hombre era un terrorista. Pero entonces él nos preguntó por nuestras familias. Tenía tanta humanidad, nos sorprendió de inmediato”, comentó el director de servicios penitenciarios Delekile Klaas. Mandela fue transferido a Pollsmoor en 1982, después de haber estado tras las rejas en Robben Island durante 18 años. Decenas de funcionarios, muchos de los cuales conocieron al líder fallecido, rezaban y cantaban en su honor. “Se ha caído un gran árbol. El amor nunca acaba, pero lamentablemente la vida sí”, afirmó Klaas. (DPA)