Tranquilo
Alperovich puede estar tranquilo: si en Tucumán estallan los saqueos, tendrá ayuda nacional porque es un socio político del cristinismo. Alperovich puede estar tranquilo: el Tribunal de Cuentas dijo que todo está en orden con la rendición de cuentas de los gastos de la Convención Constituyente. Alperovich puede estar tranquilo: su esposa, Beatriz Rojkés -según dijo- hace un gran trabajo en el Congreso, por lo tanto sería ratificada en la presidencia subrogante del Senado en febrero. Alperovich puede estar tranquilo: después de decir que quien se vaya del cristinismo se irá también del alperovichismo, no hubo ningún atrevido que saltara el cerco. Alperovich puede estar tranquilo: el respaldo de Cristina a Manzur, manteniéndolo en el gabinete nacional, oxigena al vicegobernador de licencia como su posible sucesor en 2015. Alperovich puede estar tranquilo: Tucumán no está entre las provincias de mayor presión impositiva sobre sus contribuyentes -al decir del ministro de Economía-, por lo que los vecinos no protestarán cuando suba el impuesto inmobiliario. Alperovich puede estar tranquilo: la Presidenta no vetó a Zamora cuando puso a su esposa, Claudia Ledesma Abdala, como candidata a gobernadora para sucederlo; por lo que él estaría habilitado a imitar al santiagueño para garantizar la continuidad del “modelo”. Alperovich puede estar tranquilo: casi la mitad de los tucumanos que votaron avalan su gestión, lo que le garantiza una victoria en dos años al candidato que señale.

Si el gobernador lo cree, allá él. Nada es seguro después del 27 de octubre; ni creíble, como la apertura al diálogo que ensaya el cristinismo a través del jefe de Gabinete. Algo así como una lavada de cara frente a los nuevos tiempos que se avecinan; quedó claro con el conflicto cordobés: ni el teléfono le atendieron a De la Sota. En cambio, el tucumano es un amigo del Gobierno nacional, si va con un problema se lo resolverán. Sin embargo, tiene que reconfirmar que es socio político del modelo. ¿Cómo lo hace? Amenazando por el bolsillo. El famoso apriete, que le llaman. “Espero que Alperovich no caiga en esas malas prácticas”, dijo Sergio Massa al respecto. Ingenuo. El mandatario debe mostrarse leal y actuar en consecuencia, y a cualquier precio y de la forma que sea. Claro, hay que analizar qué es políticamente correcto o incorrecto, y aquí nos metemos en el plano de los intereses, que no son los mismos para el jefe del PE que para el ex intendente de Tigre. Massa está mirando la presidencia en 2015 y Alperovich su sucesión; uno apuesta a su futuro y el otro ya le está temiendo al “pasado” en el que se convertirá en 21 meses más.

¿Cómo querrá Alperovich que lo recuerden?, o ¿cómo cree que se recordará su gestión? Legalmente inobjetable, todo aprobado, visto bueno de la Legislatura y acordadas favorables del Tribunal de Cuentas. Obras por doquier, más que Gelsi en cantidad. Miles de tucumanos beneficiados. Por todo esto, Alperovich puede estar tranquilo. ¿Puede? En esos 10 años de administración, se “vendió” -o trató de imponerse como un slogan de campaña- que esta gestión es la mejor de los últimos 30 años, o la mejor de este tiempo de la democracia, que las anteriores fracasaron. Y el que viene siempre mira hacia atrás con ojos críticos para señalar errores y marcar diferencias. ¿Tiene flancos Alperovich? Crímenes impunes con complicidades de gente que actuó bajo su gobierno, corrupción en recursos destinados a obras públicas, crecimiento del narcotráfico y el consumo de la droga, bolsoneo institucionalizado en cada elección. O sea, para el aplauso o para los silbidos, depende del que lo suceda, si es amigo o enemigo, porque querrá escribir otra historia. O mejor dicho, un nuevo relato, distinto.

Comentarios