Por Juan Manuel Asis
01 Diciembre 2013
Para los peronistas llegó el tiempo del "apriete" para encolumnar y el de arriesgarse a saltar el cerco. Puede haber caminos intermedios; hoy mandan esos extremos. Es que la "no reelección" de 2015 pone fecha de cierre a una etapa de liderazgos y abre la puerta a las nuevas oportunidades políticas. En esa línea, en la Nación ya se habla de sciolismo y massismo; y se hablará de "capitanichismo", "zaninismo" y otras rarezas kirchneristas. En Tucumán se seguirán estos "ismos", según el apriete o el riesgo. El alperovichismo es de la primera escuela, graduado en el "modelo" de De Vido, quien no tiene pruritos a la hora de negar recursos nacionales para obras a los que no apoyen al Gobierno nacional. ¿Ideología? Nada. Los "salteadores de cercos", en cambio, olfatean los tiempos de cambios y deciden jugársela, sufriendo las consecuencias de sus decisiones rupturistas. Sergio Mansilla, como intendente de Aguilares, fue el primero en jugársela públicamente por Alperovich. Hoy es senador y mañana, tal vez, candidato a vicegobernador. Ahora algunos se animan a abandonar la vereda del kirchnerismo, que es lo mismo que decirle no al alperovichismo. Algo duro y difícil de digerir para Alperovich, que sólo sabe de gestos de genuflexión. El mandatario debe temer que esto sea contagioso. Su remedio para impedirlo, hoy, es el apriete.
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