29 Noviembre 2013
Salen del anonimato cuando ocasionan daños o causan alguna desgracia inesperada, pero no tienen la posibilidad de "hacerse cargo" porque no son humanos. Es entonces cuando los funcionarios y la gente repara en ellos, se dan cuenta que a muchos los años les pesan tanto que una tormenta o viento de cierta intensidad los desploma. El domingo pasado, un vendaval impetuoso provocó la caída de medio centenar de árboles en San Miguel de Tucumán y en Yerba Buena. Uno de ellos se desprendió de su raíz en la avenida Avellaneda primera cuadra y mató a un comisario que circulaba en moto. En diciembre pasado, en avenida Sarmiento al 700, un viejo lapacho que se hallaba en la platabanda cayó cuando pasaba un motociclista y lo mató.
En los últimos dos años, los temporales han volteado mucho más de un centenar de ejemplares. Según el subdirector de espacios verdes, no se cayeron sólo se cayeron árboles los adultos, sino también muchos jóvenes" y afirmó que era necesario intensificar el mantenimiento y la detección precoz de los que podrían ser más débiles. El funcionario anunció una campaña de forestación en las avenidas Sarmiento, Belgrano y Ejército del Norte, y la zona del ex aeropuerto, Parque Sur". Se colocarán lapachos amarillos, rosas y fresnos, especies medianas que en unos años reemplazarán a los árboles de gran porte. "La idea es que ocupen el lugar de los eucaliptos, plátanos y álamos, que son muy grandes y más inestables", dijo. Serán cerca de un millar de árboles los que se pondrán.
Varias son las causas por las que los árboles se caen. Hay prácticas corrientes como prenderles fuego, tirarles cemento o podarlos sin criterio, todo lo cual los debilita. "Se cree que la poda no los daña o que luego crecen más fuertes. En realidad la poda es una herida que puede durar años", afirmó en una oportunidad el autor de la Guía de Arbolado de Tucumán.
También se las puede rastrear en las quejas de los vecinos que solicitan los servicios de la Dirección de Parques y Jardines para podar o extraer un árbol que les está ocasionando un daño. Sin embargo, con frecuencia reciben promesas de que se ocuparán del asunto y no las concretan como se lee a menudo en nuestras secciones de Cartas de Lectores o Caminando la Ciudad. Algunos terminan actuando por mano propia, con el riesgo de hacerlo mal o de que los multen. Por otro lado, en las pavimentaciones, construcción de cordones cuneta u otras obras públicas, se mutilan partes de sus raíces con consecuencias nefastas. Pero también es cierto que los árboles ocasionan la rotura de cañerías, de veredas, del tendido eléctrico, sus hojas taponan los desagües de las casas y en ocasiones, son causantes de alergias y plagas. "En realidad, estos daños ocurren por negligencia del hombre que, por desconocimiento, ha plantado en las veredas un árbol de gran envergadura y raíces grandes. Las plagas suceden por falta de mantenimiento", dijeron los autores de la Guía.
La Municipalidad podría encargar un estudio sobre el arbolado urbano al Instituto Lillo y a la Facultad de Agronomía, o solicitar su asesoramiento sobre su mantenimiento y sus enfermedades. Tomando como base esta muy buena Guía que se publicó en 2012, diseñar una normativa sobre qué tipo de ejemplares pueden plantarse en los distintos sectores de la ciudad. Tal vez así, los árboles no provoquen desgracias y puedan morir de pie.
En los últimos dos años, los temporales han volteado mucho más de un centenar de ejemplares. Según el subdirector de espacios verdes, no se cayeron sólo se cayeron árboles los adultos, sino también muchos jóvenes" y afirmó que era necesario intensificar el mantenimiento y la detección precoz de los que podrían ser más débiles. El funcionario anunció una campaña de forestación en las avenidas Sarmiento, Belgrano y Ejército del Norte, y la zona del ex aeropuerto, Parque Sur". Se colocarán lapachos amarillos, rosas y fresnos, especies medianas que en unos años reemplazarán a los árboles de gran porte. "La idea es que ocupen el lugar de los eucaliptos, plátanos y álamos, que son muy grandes y más inestables", dijo. Serán cerca de un millar de árboles los que se pondrán.
Varias son las causas por las que los árboles se caen. Hay prácticas corrientes como prenderles fuego, tirarles cemento o podarlos sin criterio, todo lo cual los debilita. "Se cree que la poda no los daña o que luego crecen más fuertes. En realidad la poda es una herida que puede durar años", afirmó en una oportunidad el autor de la Guía de Arbolado de Tucumán.
También se las puede rastrear en las quejas de los vecinos que solicitan los servicios de la Dirección de Parques y Jardines para podar o extraer un árbol que les está ocasionando un daño. Sin embargo, con frecuencia reciben promesas de que se ocuparán del asunto y no las concretan como se lee a menudo en nuestras secciones de Cartas de Lectores o Caminando la Ciudad. Algunos terminan actuando por mano propia, con el riesgo de hacerlo mal o de que los multen. Por otro lado, en las pavimentaciones, construcción de cordones cuneta u otras obras públicas, se mutilan partes de sus raíces con consecuencias nefastas. Pero también es cierto que los árboles ocasionan la rotura de cañerías, de veredas, del tendido eléctrico, sus hojas taponan los desagües de las casas y en ocasiones, son causantes de alergias y plagas. "En realidad, estos daños ocurren por negligencia del hombre que, por desconocimiento, ha plantado en las veredas un árbol de gran envergadura y raíces grandes. Las plagas suceden por falta de mantenimiento", dijeron los autores de la Guía.
La Municipalidad podría encargar un estudio sobre el arbolado urbano al Instituto Lillo y a la Facultad de Agronomía, o solicitar su asesoramiento sobre su mantenimiento y sus enfermedades. Tomando como base esta muy buena Guía que se publicó en 2012, diseñar una normativa sobre qué tipo de ejemplares pueden plantarse en los distintos sectores de la ciudad. Tal vez así, los árboles no provoquen desgracias y puedan morir de pie.
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