28 Noviembre 2013
ENTORNO IDEAL. En Escape Imposible hay una previsible escena de pelea entre Schwarzenegger y Stallone.
Nadie puede conocer algo mejor que quien lo diseñó. Pero cuando se trata de algo tan seguro como la mejor prisión del mundo y el objetivo es salir de ella, la cuestión se complica y haber sido su creador no es garantía de nada.
Esta es la base argumental de Escape Imposible, una de las películas que se estrena hoy en Tucumán, y que cuenta con una dupla de musculosos históricos que resisten el retiro voluntario: Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Sus presencias aseguran sobredosis de acción, peleas y una que otra explosión, todo dentro de una trama clásica de prisión que las contienen. El relato se centra en Ray Breslin (Stallone), un experto en seguridad carcelaria que ha diseñado algunos de los centros penitenciarios más importantes, mejor vigilados y dotados de la más alta tecnología (incluyen activaciones de puertas por identificación digital), y los prueba fugándose desde su interior, con un récord de ocho años sin ser detectado.
El desafío esta vez es un prototipo que se llama La tumba, en una de cuyas celdas vidriadas amanece un día, luego de ser secuestrado. Desde su llegada, maquina cómo poder huir para encontrar a la persona que lo encarceló. Rodeado de presos de alta peligrosidad, su socio en el plan es Emil Rottmayer (Schwarzenegger), quien guarda demasiados secretos y, quizás precisamente por eso, el respeto de los otros reclusos. Todo bajo la presión del alcaide de la prisión William Hobbes, que personifica Jim Caviezel.
"El éxito de una fuga depende de tres cosas: conseguir los planos; conocer las rutinas y el apoyo externo o interno", se plantea en el avance del filme. La ausencia de uno de esos puntos o el fracaso en la estrategia tendrán como consecuencia la cárcel de por vida o, directamente, la muerte.
Esta es la base argumental de Escape Imposible, una de las películas que se estrena hoy en Tucumán, y que cuenta con una dupla de musculosos históricos que resisten el retiro voluntario: Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Sus presencias aseguran sobredosis de acción, peleas y una que otra explosión, todo dentro de una trama clásica de prisión que las contienen. El relato se centra en Ray Breslin (Stallone), un experto en seguridad carcelaria que ha diseñado algunos de los centros penitenciarios más importantes, mejor vigilados y dotados de la más alta tecnología (incluyen activaciones de puertas por identificación digital), y los prueba fugándose desde su interior, con un récord de ocho años sin ser detectado.
El desafío esta vez es un prototipo que se llama La tumba, en una de cuyas celdas vidriadas amanece un día, luego de ser secuestrado. Desde su llegada, maquina cómo poder huir para encontrar a la persona que lo encarceló. Rodeado de presos de alta peligrosidad, su socio en el plan es Emil Rottmayer (Schwarzenegger), quien guarda demasiados secretos y, quizás precisamente por eso, el respeto de los otros reclusos. Todo bajo la presión del alcaide de la prisión William Hobbes, que personifica Jim Caviezel.
"El éxito de una fuga depende de tres cosas: conseguir los planos; conocer las rutinas y el apoyo externo o interno", se plantea en el avance del filme. La ausencia de uno de esos puntos o el fracaso en la estrategia tendrán como consecuencia la cárcel de por vida o, directamente, la muerte.
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