26 Noviembre 2013
CASA BLANCA. Obama recibió fuerte críticas internas por la aprobación del acuerdo con la república iraní. REUTERS
WASHINGTON.- El acuerdo con Irán no cayó bien entre los estadounidenses. Tras el avance diplomático, Lindsey Graham se despachó sin muchos rodeos: "Esto fue una oportunidad perdida", dijo el senador de Carolina del Sur sobre el acuerdo en torno al programa atómico iraní.
"Los teníamos entre la espada y la pared", comentó el republicano. Pero lo que se resolvió la noche del sábado al domingo en Ginebra le sigue otorgando a Irán "todos los medios" para fabricar armas nucleares, sostuvo.
En Washington las dudas son profundas. Y el hecho de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificara el arreglo de Ginebra rápidamente de posible puntapié inicial para un "acuerdo histórico" no cambia nada. Senadores estadounidenses de ambos partidos querían imponer sanciones más duras a Irán, incluso ya antes de la ronda de conversaciones en Ginebra, en la que se acordó aliviar las sanciones económicas impuestas al país persa a cambio de que éste limite el enriquecimiento de uranio durante seis meses.
Después del arreglo alcanzado entre las partes, los críticos siguen desconfiando. El problema es que el texto consensuado el fin de semana no aporta una respuesta clara a la pregunta de si a Irán se le otorga explícitamente el derecho a enriquecer uranio. Así, queda sin responder uno de los puntos en conflicto de la disputa de los últimos años, comentó la revista "Foreign Policy", que se pregunta: "¿Acaba de otorgarle Estados Unidos a Irán el derecho a enriquecer uranio?". Y es que justo eso es lo que afirmó Mike Rogers, jefe de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes. El secretario de Estado, John Kerry, rechazó esta acusación.
No se olvida la mañana del 4 de noviembre de 1979, cuando estudiantes iraníes ingresaron a la embajada estadounidense en Teherán durante la Revolución Islámica y tomaron como rehenes a 52 estadounidenses. Desde entonces, las relaciones diplomáticas estuvieron congeladas tres décadas. La Guerra del Golfo de ocho años y el amplio embargo comercial contra Irán impuesto en 1995 profundizaron la desconfianza. A más tardar cuando George W. Bush calificó a Irán como parte del "eje del mal", la Revolución Islámica comenzó a ser a los ojos de muchos estadounidenses un temido enemigo. Una y otra vez hasta ahora fue el miedo a que Irán fabricara armas de aniquilación masiva lo que llevó a Washington a la defensiva. Por eso ahora es mayor el temor a que Occidente haya relajado la presión.
El presidente Barack Obama presionó personalmente antes de las conversaciones a algunos políticos para que le dieran una oportunidad al acuerdo. Pero Graham dejó en claro otra vez lo que los críticos quieren: que se paralice definitivamente el enriquecimiento de uranio y no que suspenda temporalmente.
El premier israelí, Benjamin Netanyahu insistió en que el acuerdo debe llevar a desmantelar la capacidad nuclear iraní. Y el grupo Hezbollah lo consideró como una "victoria importante" para Teherán. (Reuters-DPA)
"Los teníamos entre la espada y la pared", comentó el republicano. Pero lo que se resolvió la noche del sábado al domingo en Ginebra le sigue otorgando a Irán "todos los medios" para fabricar armas nucleares, sostuvo.
En Washington las dudas son profundas. Y el hecho de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificara el arreglo de Ginebra rápidamente de posible puntapié inicial para un "acuerdo histórico" no cambia nada. Senadores estadounidenses de ambos partidos querían imponer sanciones más duras a Irán, incluso ya antes de la ronda de conversaciones en Ginebra, en la que se acordó aliviar las sanciones económicas impuestas al país persa a cambio de que éste limite el enriquecimiento de uranio durante seis meses.
Después del arreglo alcanzado entre las partes, los críticos siguen desconfiando. El problema es que el texto consensuado el fin de semana no aporta una respuesta clara a la pregunta de si a Irán se le otorga explícitamente el derecho a enriquecer uranio. Así, queda sin responder uno de los puntos en conflicto de la disputa de los últimos años, comentó la revista "Foreign Policy", que se pregunta: "¿Acaba de otorgarle Estados Unidos a Irán el derecho a enriquecer uranio?". Y es que justo eso es lo que afirmó Mike Rogers, jefe de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes. El secretario de Estado, John Kerry, rechazó esta acusación.
No se olvida la mañana del 4 de noviembre de 1979, cuando estudiantes iraníes ingresaron a la embajada estadounidense en Teherán durante la Revolución Islámica y tomaron como rehenes a 52 estadounidenses. Desde entonces, las relaciones diplomáticas estuvieron congeladas tres décadas. La Guerra del Golfo de ocho años y el amplio embargo comercial contra Irán impuesto en 1995 profundizaron la desconfianza. A más tardar cuando George W. Bush calificó a Irán como parte del "eje del mal", la Revolución Islámica comenzó a ser a los ojos de muchos estadounidenses un temido enemigo. Una y otra vez hasta ahora fue el miedo a que Irán fabricara armas de aniquilación masiva lo que llevó a Washington a la defensiva. Por eso ahora es mayor el temor a que Occidente haya relajado la presión.
El presidente Barack Obama presionó personalmente antes de las conversaciones a algunos políticos para que le dieran una oportunidad al acuerdo. Pero Graham dejó en claro otra vez lo que los críticos quieren: que se paralice definitivamente el enriquecimiento de uranio y no que suspenda temporalmente.
El premier israelí, Benjamin Netanyahu insistió en que el acuerdo debe llevar a desmantelar la capacidad nuclear iraní. Y el grupo Hezbollah lo consideró como una "victoria importante" para Teherán. (Reuters-DPA)
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