26 Noviembre 2013
LA GACETA
El asentamiento Néstor Kirchner, donde vive Barbarita Flores, volvió a sufrir las consecuencias de la pobreza y la precariedad. A la casilla de Yolanda Caballero se le voló el techo completo (foto de arriba a la izquierda) y se mojaron las pocas comodidades que tenían. Sebastián Flores tuvo que pedir un inodoro prestado porque la tormenta le destruyó el baño. Alan Gómez, en tanto, convocó a los miembros de su iglesia para levantar su casa prefabricada, que quedó reducida a un montón de maderas amontonadas. El padre de Barbarita, Manuel Flores, acudió al barrio para asistir a su hijo Juan, cuya casa (pegada a la de Barbarita) quedó destruida. El hombre se mostró desesperanzado: "para qué vamos a seguir mostrando la miseria, si las soluciones nunca llegan. Acá toda la gente necesita, no solamente Barbarita. Con un viaje menos a Dubai o al Caribe se podría ayudar a muchos vecinos acá", se limitó a decir Manuel, aludiendo a los viajes del gobernador José Alperovich y algunos de sus funcionarios.
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