El divorcio, eje de una división bipolar

El divorcio, eje de una división bipolar

La ley que instituyó la disolución del matrimonio civil agitó la vida política entre 1986 y 1987. Una opción que dividió a los partidos. Riera y el arzobispo Bozzoli, en el palco.

La densidad del debate por la modificación del régimen de matrimonio civil que regía desde 1888, partió de modo bipolar la sociedad, entre 1986 y 1987. El conflicto desbordó las fronteras partidarias, porque estaban implicados valores que trascendían las creencias políticas.

Aquel no fue, desde luego, el único asunto público que acaparó la atención de la sociedad. En julio de 1986, en Tucumán, una profunda crisis azucarera impulsó una masiva concentración en la plaza Independencia, con el auspicio del Frente de Defensa. Esa acción ponía al gobierno de Raúl Alfonsín en el banquillo de los acusados, postura en la que también lo ubicó la creciente protesta sindical. Detrás de esas movidas, jugaba un papel activo el peronismo, derrotado en las elecciones presidenciales de 1983.

Nada simple

El vínculo de Alfonsín con la jerarquía eclesiástica no fue simple. Por el lado de la mayoría de la mayoría de las autoridades de la Iglesia predominaba una posición conservadora desconfiada del laicismo que atribuían al líder radical, a la historia del partido y a varios de sus funcionarios de confianza. Así describen el clima de época Carlos Floria y César García Belsunce (La Argentina política, El Ateneo, Buenos Aires, 2003). Las relaciones entre Alfonsín y la Iglesia no fueron críticas sino incómodas, concluyen. En marzo del 86, el cardenal Raúl Primatesta aseveró que el divorcio no era sólo un problema religioso, sino que afectaba a la institución de la familia. Diversas iniciativas para modificar el estatus legislativo del matrimonio civil tenían estado parlamentario

A la plaza

Ante el inminente debate en Diputados, el Episcopado organizó un acto para el 6 de julio del 86. La Coordinadora Nacional en Defensa de la Familia (Conadefa) justificó la adhesión en que se respaldaba a la familia como fundamento del orden sociopolítico.

El PJ local presidido por Eduardo Posse Cuezzo -en sintonía con el ortodoxo Vicente Leonides Saadi- apoyó la convocatoria. Por decreto, el Poder Ejecutivo, a su vez, adhirió a la cita. Algunos peronistas históricos como Ernesto Andina Lizárraga y Ricardo Portas discreparon con la prédica antidivorcista de Posse Cuezzo.

Al día siguiente, el gobernador Fernando Riera apareció al lado del arzobispo Horacio Bozzoli, ante una multitud reunida en la plaza Independencia.

La familia indisoluble es el fundamento de la sociedad y de la Iglesia, pontificó Bozzoli. A todo esto, la Conadefa publicó una solicitada que reproducía una opinión opositora de Hipólito Yrigoyen al divorcio, que había dado en 1922.

En el Congreso

El 20 de agosto, Diputados aprobó un proyecto de ley que habilitaba el divorcio por 177 votos contra 35. Los tucumanos votaron divididos. Por el sí lo hicieron Federico Austerlitz (PJ), Julio Miranda (PJ), Nicasio Sánchez Toranzo (PJ) y Julio Bulacio (UCR). Fueron negativos los de Antonio Juez Pérez (PJ) y Julio César Romano Norri (UCR). La revisión del proyecto se empantanó en el Senado. Imprevistamente, el 27 de noviembre, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría, declaró inconstitucional el artículo de la ley que prescribía la indisolubilidad del matrimonio civil. Esto obligó a Alfonsín a incluir el tema en sesiones extraordinarias del Congreso, pero el Senado trató la ley el 8 de mayo de 1987. La aprobó con cambios y la devolvió a Diputados. El senador Arturo Jiménez Montilla votó por la negativa, mientras que su par Olijela Rivas no fue a la sesión. Diputados le dio sanción definitiva el 3 de junio. El juez Augusto Avila le dio el divorcio a José Pavón y Graciela Barrionuevo, el 24 de junio, aplicando la nueva ley.

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