"Las chicas pelean mucho más que los chicos"

"Las chicas pelean mucho más que los chicos"

Los adolescentes sostienen que las peleas se pactan en Facebook. Especialistas advierten que los docentes están desbordados y que los padres enseñan conductas violentas. Un código de convivencia.

23 Noviembre 2013

¿Qué pasa con los adultos? Es la primera pregunta que se dispara cuando aparecen casos como el de la escuela de la Banda del Río Salí. El jueves, dos alumnas se enfrentaron a las piñas y se sumaron las madres y otros parientes. La pelea ya había sido concertada por Facebook. Las familias de estas menores de edad sabían que había problemas entre ellas. Decidieron intervenir, pero en lugar de calmar los ánimos y conciliar, repartieron piñas e insultos en el patio de la escuela secundaria Cruz Alta. Todo esto, según el relato de testigos.

"Hay dos principios de autoridad que están rotos: el de la escuela y el de la familia. Imaginate que acompañan al hijo a pelear, en lugar de propiciar que la escuela sea un espacio de paz y de estudio", reflexiona Josefina Ferrer, de la Comisión de Padres de Familia. Por otra parte, están las autoridades y el plantel docente, que muchas veces en lugar de buscar soluciones les traspasan el conflicto a los padres para que se arreglen entre ellos, según Ferrer. Ella cita el último caso en el que intervino, cuando la mamá de un niño de jardín de Infantes fue golpeada por otra a la salida de la escuela. "Un compañerito había golpeado a una nena con la mochila. La docente, en lugar de conciliar, le dijo a la madre del agresor que la mamá de la víctima estaba muy enojada", relata. Conclusión: la madre del alumno decidió enfrentar a la otra y terminaron a la piñas.

Las lecturas son varias ya que la violencia crece y apunta en todas las direcciones. "La conducta agresiva es multidimensional", analiza Betina Lacunza, psicóloga de niños y adolescentes e investigadora asistente del Conicet.

Eso significa que involucra la familia, la escuela, los medios de comunicación, la cultura... "Esa mamá que irrumpe en la escuela tiene un comportamiento agresivo que trasmite a los hijos", añade. Ellos van a aprender eso porque todo comportamiento social se aprende y los padres son la primera escuela.

De repente, el establecimiento escolar se convierte en el ring donde se resuelven violentamente los conflictos. Y eso sucede porque afuera también los chicos ven que se pretenden solucionar las cosas de esa manera. "Pueden existir muchas políticas adentro de la escuela, pero si no hay una red que articule la familia con el establecimiento educativo no sirve de nada", reflexiona.

Con códigos

Es tan grave el tema que Ferrer opina: "La convivencia pacífica en la escuela debería ser una asignatura". Pero además, deberían elaborarse códigos que hablen sobre cómo abordar la conflictividad social y que estén elaborados por docentes, padres y alumnos.

"El programa de mediación escolar propuesto por el Ministerio de Educación fue un fracaso porque se le pedía a los docentes que actúen como mediadores, cuando ellos deben enseñar. Las autoridades deben actuar", dice Ferrer.

Es por eso que el caso de la escuela bandeña no le llama la atención. "No es la primera vez que hay padres y familiares involucrados en hechos de violencia escolar", explica. Pero advierte que hay que actuar antes de que se produzcan estos altercados. "El problema es que son instituciones abarrotadas de casos y no dan abasto. Tampoco perfeccionar al docente para que solucione los conflictos es lo correcto. Ellos tienen que informarle al director lo que sucede y desde la escuela informar al gabinete psicopedagógico".

Más humanidad

LA GACETA publicó en 2011 los inconvenientes que se producían en la escuela Belgrano N°259, de La Ciudadela. Se había denunciado que los chicos saqueaban el mobiliario. Pero además, los policías de la zona añadieron que todos los días controlaban la calle a la hora de la salida. Ellos explicaron que muchas veces debían calmar a los padres, ya que usaban la vereda para ajustar cuentas pendientes con otros padres o con compañeros de sus hijos. María de los Ángeles Pizarro fue directora suplente de ese establecimiento mientras saltaron a la luz aquellos casos de violencia. "Había un grupo de chicos que era conflictivo. Muchos de ellos tenían a su papá o mamá presos. Cuando conocés lo que les pasa podés entender más", explica. Mientras estuvo a cargo trabajó con el grupo y abrió el diálogo.

"Hay que conversar y mostrarles que otra realidad es posible. Por lo general se sienten desvalorizados y discriminados. Los directores deben abandonar un poco las tareas administrativas para enfocarse en las relaciones humanas".

Hoy, Pizarro está a cargo de la escuela N°37 de Colalao del Valle. "Aquí no sucede eso. Creo que muchas veces los medios e Internet muestran casos que después ejercen un efecto multiplicador".

"La convivencia pacífica debería ser una asignatura"

Según los chicos no es frecuente que los padres se metan en las peleas de los hijos y terminen a las piñas. Sin embargo, algunos dicen haber vivido casos como el de la escuela de Banda del Río Salí. "Hay una chica del otro curso que les tiraba la bronca a todas, las empuja y las mira feo. Una vez, otra chica la empujó a ella en una caravana del colegio y se largaron a pelear. La que siempre provocaba se cayó y se lastimó la cara, porque, encima, había estado tomando", contó Paula, de 17 años, del Instituto San Martín. En este caso los padres de una de las chicas sí se metieron, pero no en la pelea: "Los llamaron a los padres de la otra chica y le dijeron que las cosas no iban a quedar así, que no la dejen a su hija sola en la calle. Los amenazaron, directamente", agregó.

"Las chicas pelean mucho más que los chicos ahora. Con 13 años ya andan peleando", reconocieron Dangelo, Nicolás e Ignacio, de octavo año del colegio Carlos Pellegrini. Muchas veces son peleas arregladas de antemano en Facebook. "En algunos casos, las amigas de la que está perdiendo las separan, pero sólo cuando la cosa está mal. Si no, se quedan haciendo barra", dijeron.

"La verdad es que no se entiende que peleen tanto. Siendo mujeres deberían resolver las cosas hablando. Pero ninguna habla; van a la pelea y listo", lamentó Nicolás, de sexto año del Instituto 9 de Julio.

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