22 Noviembre 2013
UNO MÁS. Los chicos de la escuela secundaria de la Banda del Río Salí reconocieron que son frecuentes los episodios de violencia entre compañeros. LA GACETA / FOTO DE JOSE INESTA
"Eran amigas", coinciden sus compañeros de sexto año. "Andaban siempre juntas", aseguran. Sin embargo, ayer por la mañana la ex amigas se enfrentaron violentamente en el patio de la escuela secundaria "Cruz Alta" de la Banda del Río Salí. Eran cerca de las ocho de la mañana y, por lo que cuentan los alumnos, una de ellas ya le había jurado a la otra que esa mañana la enfrentaría.
El detonante de esta confusa historia habría sido un mensaje que otra compañera, una tercera que no participó de la pelea, escribió en su muro de Facebook insultando a la madre de A.C. (no se identifican los nombres porque son menores de edad). Lo que más indignó a A.C. - relatan los compañeros- es que su amiga M.H. se sumó a las críticas, en lugar de defender a su madre. "Ella leyó los comentarios de M. y por eso estaba enojada". No se sabe bien qué es lo que decían esos mensajes porque los chicos no se acordaban.
Cuando ya estaban en el curso, a punto de comenzar la clase de Proyecto, A.C. salió al patio para toparse con M.H. que recién llegaba a la escuela. "Cuando escuchamos los gritos salimos y ya se estaban pegando. Se tiraban de los pelos y se cortaron con unas trinchetas", relató Cecilia, que además de compañera es prima de M.
Pero eso no quedó ahí. A la pelea entre las menores se les sumaron las madres. Todas a las piñas, mientras algunos preceptores y chicos intentaban separarlas. "Las madres las alentaban para que se siguieran golpeando", relató una de las chicas. Cuando la pelea ya llevaba varios minutos, irrumpió un hombre que fue identificado por los alumnos como el tío de A.C., de unos 35 años, vestido de negro y con un arma en la cintura. Según contaron, sería un guardia de seguridad que en lugar de frenar la pelea comenzó a amenazar con el arma a la familia de la otra estudiante. "Empujó a una maestra y lanzaba manotazos para todas partes", coincidieron los relatos de los chicos. Según Cecilia, ella "ligó" un culatazo en la cabeza cuando intervino para defender a su prima.
Silencio del director
En tanto, el director de la escuela, Alfredo Castro, no estaba en el establecimiento cuando sucedía todo esto. Al parecer llegó un par de horas después. Cuando LA GACETA quiso consultarle sobre la situación se negó a hacer declaraciones. Ninguno de los preceptores y docentes que hablaron quisieron identificarse. Cerca de las 11.30 de la mañana llegó personal de la comisaría de la Banda del Río Salí para tomarle declaración al director. El comisario, Jorge Rodríguez, explicó que nadie se acercó a hacer la denuncia, y que en consecuencia estaban actuando de oficio. Pasado el mediodía, la secretaria de Educación, Silvia Ojeda, e integrantes del gabinete psicopedagógico se reunieron con los docentes.
En la puerta de la escuela, ya más tranquilos, varios alumnos reconocieron que estas peleas son muy frecuentes, aunque nunca así de violentas. Por lo general, ejemplificaron, empiezan afuera, en la red social o en el barrio. Pero se arreglan a las piñas adentro de la escuela.
Según fuentes policiales, las jóvenes fueron atendidas por médicos y dadas de alta porque sólo sufrieron heridas superficiales.
Los relatos que permitieron armar esta historia dejaron en evidencia que el enfrentamiento era conocido por las familias de ambas alumnas. "Cuando el adulto se pone en posición activa y no pone frenos, también esconde un conflicto de los adultos", señala la psicopedagoga Silvia Bono, especialista en el tema de violencia escolar. No sólo se ha perdido el respeto hacia el adulto, señala Bono, en el caso de que una menor insulte a la madre de la otra, sino que la violencia se ha disparado hacia todas partes. "Ya no es un problema de a dos en una escuela. Es una violencia que se convirtió en objeto y que no hace distinciones", advierte. Pronto, los casos de enfrentamientos entre menores, donde también participan adultos, se convertirán en algo frecuente. "Los adultos son los nuevos protagonistas de la violencia escolar", alerta.
La posición pasiva de las autoridades del colegio no sólo llama la atención, sino que causa alarma. "Un director no puede llegar horas después. Su obligación es estar en el establecimiento desde que los alumnos llegan hasta que se van", añade Bono.
Para solucionar la violencia hay formas, pero deben ser buscadas. Como explica la especialista, no hay que descansar hasta que se encuentre una solución. "No hay que esperar a que se convierta en una guerra".
El detonante de esta confusa historia habría sido un mensaje que otra compañera, una tercera que no participó de la pelea, escribió en su muro de Facebook insultando a la madre de A.C. (no se identifican los nombres porque son menores de edad). Lo que más indignó a A.C. - relatan los compañeros- es que su amiga M.H. se sumó a las críticas, en lugar de defender a su madre. "Ella leyó los comentarios de M. y por eso estaba enojada". No se sabe bien qué es lo que decían esos mensajes porque los chicos no se acordaban.
Cuando ya estaban en el curso, a punto de comenzar la clase de Proyecto, A.C. salió al patio para toparse con M.H. que recién llegaba a la escuela. "Cuando escuchamos los gritos salimos y ya se estaban pegando. Se tiraban de los pelos y se cortaron con unas trinchetas", relató Cecilia, que además de compañera es prima de M.
Pero eso no quedó ahí. A la pelea entre las menores se les sumaron las madres. Todas a las piñas, mientras algunos preceptores y chicos intentaban separarlas. "Las madres las alentaban para que se siguieran golpeando", relató una de las chicas. Cuando la pelea ya llevaba varios minutos, irrumpió un hombre que fue identificado por los alumnos como el tío de A.C., de unos 35 años, vestido de negro y con un arma en la cintura. Según contaron, sería un guardia de seguridad que en lugar de frenar la pelea comenzó a amenazar con el arma a la familia de la otra estudiante. "Empujó a una maestra y lanzaba manotazos para todas partes", coincidieron los relatos de los chicos. Según Cecilia, ella "ligó" un culatazo en la cabeza cuando intervino para defender a su prima.
Silencio del director
En tanto, el director de la escuela, Alfredo Castro, no estaba en el establecimiento cuando sucedía todo esto. Al parecer llegó un par de horas después. Cuando LA GACETA quiso consultarle sobre la situación se negó a hacer declaraciones. Ninguno de los preceptores y docentes que hablaron quisieron identificarse. Cerca de las 11.30 de la mañana llegó personal de la comisaría de la Banda del Río Salí para tomarle declaración al director. El comisario, Jorge Rodríguez, explicó que nadie se acercó a hacer la denuncia, y que en consecuencia estaban actuando de oficio. Pasado el mediodía, la secretaria de Educación, Silvia Ojeda, e integrantes del gabinete psicopedagógico se reunieron con los docentes.
En la puerta de la escuela, ya más tranquilos, varios alumnos reconocieron que estas peleas son muy frecuentes, aunque nunca así de violentas. Por lo general, ejemplificaron, empiezan afuera, en la red social o en el barrio. Pero se arreglan a las piñas adentro de la escuela.
Según fuentes policiales, las jóvenes fueron atendidas por médicos y dadas de alta porque sólo sufrieron heridas superficiales.
Los relatos que permitieron armar esta historia dejaron en evidencia que el enfrentamiento era conocido por las familias de ambas alumnas. "Cuando el adulto se pone en posición activa y no pone frenos, también esconde un conflicto de los adultos", señala la psicopedagoga Silvia Bono, especialista en el tema de violencia escolar. No sólo se ha perdido el respeto hacia el adulto, señala Bono, en el caso de que una menor insulte a la madre de la otra, sino que la violencia se ha disparado hacia todas partes. "Ya no es un problema de a dos en una escuela. Es una violencia que se convirtió en objeto y que no hace distinciones", advierte. Pronto, los casos de enfrentamientos entre menores, donde también participan adultos, se convertirán en algo frecuente. "Los adultos son los nuevos protagonistas de la violencia escolar", alerta.
La posición pasiva de las autoridades del colegio no sólo llama la atención, sino que causa alarma. "Un director no puede llegar horas después. Su obligación es estar en el establecimiento desde que los alumnos llegan hasta que se van", añade Bono.
Para solucionar la violencia hay formas, pero deben ser buscadas. Como explica la especialista, no hay que descansar hasta que se encuentre una solución. "No hay que esperar a que se convierta en una guerra".
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