Por Juan Manuel Asis
20 Noviembre 2013
La designación de Capitanich como jefe de Gabinete, ¿fue una buena jugada de Cristina? Lo expuesto por oficialistas y opositores -que destacan el perfil político del chaqueño- dicen que sí. Sin embargo, cabe preguntar si cuando lo eligió, ¿pensó en la gestión o en la sucesión?, o ¿en ambas? La salud de la Presidenta obra como un disparador para que Capitanich ocupe un lugar central en la función de Gobierno, relegando incluso al opacado Boudou -uno de los grandes perdedores en estos cambios de gabinete- como el reemplazante en la línea sucesoria. El vice no es opción de recambio. Sí lo es el gobernador chaqueño a partir de su nombramiento. Asumió un gran riesgo si es que aceptó el cargo pensando que puede ser el elegido de Cristina para 2015.
Si su primer gesto apunta en esa dirección, los otros presidenciables -del oficialismo y de la oposición- no le garantizarán un lecho de rosas para cumplir acabadamente con su rol institucional. Ya lo deben estar apuntando; situación que el chaqueño debe haber sopesado. Sin embargo, ser el "segundo" en los papeles le otorga una ventaja considerable al chaqueño sobre el resto de los aspirantes al sillón de Rivadavia. Si los cristinistas puros entienden que la Presidenta "bendijo" al chaqueño hoy mismo saldrán pintar paredes con la leyenda "Capitanich Presidente". Si entienden lo mismo aquellos que ya piensan en 2015, también saldrán con los tachos de pintura a la calle. La pelea por la sucesión, aunque subterránea -porque aún le conviene que se blanqueé a los anotados en la carrera-, puede "ensuciar" la gestión.
Un síntoma de que las aguas se pueden calmar puertas adentro del oficialismo es la decisión de postergar la reunión del PJ nacional para reorganizar su mesa de conducción, que encabeza Scioli y que tiene a Capitanich secundándolo. Hay que repartir y dar de nuevo. Lo que suceda en la interna del PJ puede marcar lo que se vendrá en el plano político a nivel nacional. Sin dudas, Cristina posicionó y catapultó al chaqueño, que no puede dejar pasar la oportunidad de salir airoso del paso y convertirse en el heredero del kirchnerismo. Tiene el guiño de muchos de sus pares peronistas y el visto bueno de algunos opositores para su misión política. Con el tiempo se desentrañará si Cristina lo eligió para iniciar un nuevo modo de gestión, para la transición o para sucederla.
Si su primer gesto apunta en esa dirección, los otros presidenciables -del oficialismo y de la oposición- no le garantizarán un lecho de rosas para cumplir acabadamente con su rol institucional. Ya lo deben estar apuntando; situación que el chaqueño debe haber sopesado. Sin embargo, ser el "segundo" en los papeles le otorga una ventaja considerable al chaqueño sobre el resto de los aspirantes al sillón de Rivadavia. Si los cristinistas puros entienden que la Presidenta "bendijo" al chaqueño hoy mismo saldrán pintar paredes con la leyenda "Capitanich Presidente". Si entienden lo mismo aquellos que ya piensan en 2015, también saldrán con los tachos de pintura a la calle. La pelea por la sucesión, aunque subterránea -porque aún le conviene que se blanqueé a los anotados en la carrera-, puede "ensuciar" la gestión.
Un síntoma de que las aguas se pueden calmar puertas adentro del oficialismo es la decisión de postergar la reunión del PJ nacional para reorganizar su mesa de conducción, que encabeza Scioli y que tiene a Capitanich secundándolo. Hay que repartir y dar de nuevo. Lo que suceda en la interna del PJ puede marcar lo que se vendrá en el plano político a nivel nacional. Sin dudas, Cristina posicionó y catapultó al chaqueño, que no puede dejar pasar la oportunidad de salir airoso del paso y convertirse en el heredero del kirchnerismo. Tiene el guiño de muchos de sus pares peronistas y el visto bueno de algunos opositores para su misión política. Con el tiempo se desentrañará si Cristina lo eligió para iniciar un nuevo modo de gestión, para la transición o para sucederla.
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