"Me da muchísimo gusto por México. Ahora estamos muy bocabajeados, muy divididos. El país está sin fe en sí mismo y un premio así, sobre todo si lleva el nombre de Cervantes, levanta el ánimo". Esa fue una de las primeras reacciones -recogida por el diario español El País- de la mexicana Elena Poniatowska, luego de conocer ayer que se había convertido en la cuarta mujer en ser distinguida con el Premio Cervantes, considerado el Nobel de la literatura en español.
La escritora y periodista, de 81 años, contó a los medios que la llamada telefónica con que le informaron que había resultado elegida la sacó de la cama muy temprano, y que en principio pensó que la llamaban por un texto que había escrito sobre la muerte de Doris Lessing. La noticia la puso feliz. "Mi hijo Felipe dice que me lo merezco porque soy una chingona (muy buena)", se rió Poniatowska ante los micrófonos de El País, que la entrevistó en su casa del sur de la Ciudad de México.
Una sorpresa
El fallo fue anunciado en Madrid por el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, y supuso una sorpresa, ya que los nombres que se barajaban como favoritos eran los del argentino Ricardo Piglia y el nicaragüense Sergio Ramírez, según la agencia DPA. "(La de Poniatowska) es una de las voces más poderosas de la literatura en español en estos días -destacó el jurado-. Su brillante trayectoria literaria, su dedicación ejemplar al periodismo y su firme compromiso con la historia contemporánea la hicieron merecedora de la distinción".
El premio, de 125.000 euros (casi U$S 170.000), lo concede anualmente y desde 1975 el Ministerio de Cultura de España como reconocimiento a un autor cuya obra en su conjunto haya contribuido a enriquecer el legado literario en español. Un idioma que Poniatowska -nacida en París, hija de una mexicana y un príncipe polaco- no hablaba cuando llegó de niña a México, huyendo de la guerra en Europa.
Ha escrito más de 40 obras, entre novelas, cuentos, entrevistas y biografías, que han sido traducidas a una decena de idiomas. Entre ellas están "Hasta no verte, Jesús mío" o "La noche de Tlatelolco", sobre los hechos sangrientos en la manifestación de estudiantes del 2 de octubre de 1968, en la plaza de ese nombre. En su dilatada carrera se ha alzado con numerosos galardones de prestigio, como el Alfaguara (2001) y el Rómulo Gallegos (2007). A su dedicación a las letras se unen su faceta de intelectual y activista de izquierdas.
En esta edición del Cervantes, el jurado presidido por el director de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blecua, volvió a cumplir con la regla no escrita de alternar españoles y latinoamericanos como ganadores, después de que el año pasado el premiado fuera José Manuel Caballero Bonald.
Poniatowska recibirá el premio de manos del rey Juan Carlos el próximo 23 de abril, fecha de la muerte de Miguel de Cervantes, en Henares, la localidad en la que nació el autor de "El Quijote".
PUNTO DE VISTA
Una intelectual solidaria
Carmen Perrilli - Doctora en Letras - Autora de "Catálogo de Ángeles Mexicanos - Elena Poniatowska"
Elena Poniatowska, una de las grandes escritoras latinoamericanas del siglo XX, se ha colocado siempre en el lugar intelectual solidario. Su escritura es una escritura obsesionada por hilvanar tradiciones familiares y nacionales. Sus genealogías ovillan un dominio narrativo que construye ficciones y crónicas en diálogo constante. Los relatos inscriben al sujeto/autor, en una serie de imágenes, moldeadas como personaje/persona que va desde el yo al otro. Poéticas de la subjetividad en las que intervienen miradas políticas que relacionan novela familiar y memoria colectiva; relato oral e historia escrita, buscando anudar diferencias e identidades. Su literatura única, marcada por la necesidad de documentar, se ubica entre el periodismo y la ficción. Por un lado están sus relatos autobiográficos como "La Flor de Lis" y "La piel del cielo", sus historias de vida de artistas: la biografía de Tina Modotti, de Leonora Carrington, y de Quiela Beloff. En el otro extremo documenta la vida de los "nadies". Una novela mayúscula es "Hasta no verte Jesús mío", basada en el testimonio de una soldadera. Ha renovado el periodismo latinoamericano, introduciendo su propia subjetividad, y con ella la mirada de la mujer, en el relato de los hechos. Entre sus libros de crónicas se destaca "La noche de Tlatelolco", una crónica coral acerca del 68 mexicano. También ha narrado el temblor en "Nada, nadie: las voces del temblor". Incansable, sus reportajes se han reunido en la serie "Todo México". Continúa el gesto didáctico y documental de los muralistas e intenta una historia de las mujeres. Como Tina Modotti, la admirada fotógrafa, su origen extranjero (a la que se agrega su condición noble) la sitúa entre culturas. Su palabra teje un mural de México marcado por la necesidad de pertenencia.