14 Noviembre 2013
DISTINCIÓN. Honoria Zelaya de Nader fue aceptada como miembro de número en la Academia, sin necesidad de que su tesis sea aprobada. LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO (ARCHIVO)
Abrevar de las fuentes y no tratar de inventar nada nuevo. Esa es la fórmula que propone Honoria Zelaya de Nader para ayudar a los niños a caminar por el maravilloso mundo de los libros. "La literatura es arte, no dialéctica de la lengua", enfatiza esta docente, investigadora y doctora en letras tucumana. Y con esta frase, medida pero muy directa, critica la manera en la que se aborda la enseñanza de la literatura en las escuelas argentinas.
"Es alarmante comprobar cómo, en las aulas, se usan los libros de literatura para enseñar el abecedario o para el aprestamiento. Y lo cierto es que la literatura es sobre todo disfrute, a través de la lectura y no la tortuosa enseñanza de la gramática por medio de libros de cuentos", declaró. Y agregó: "no hay mayor injusticia social que la de un niño que no tiene un libro de cuentos en sus manos".
La academia
Zelaya de Nader fue admitida recientemente como miembro de número de la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil y hoy será presentada en Buenos Aires, junto al resto de los académicos.
Este acto también incluirá a otra tucumana: la escritora Mónica Cazón presentará su tesis para aspirar a ser incorporada también como miembro de número. Durante el acto, las escritoras Cristina Pizarro, Paulina Uviña y Valeria Badano se referirán a la "Importancia de los estudios críticos en el campo de la Literatura Infantil y Juvenil". En la misma ceremonia se presentará la filial Tucumán de la academia, que estará presidida por Zelaya de Nader y por Cazón como vicepresidenta.
Según Zelaya de Nader, la literatura dedicada a los niños y jóvenes fue considerada, desde sus comienzos, como la Cenicienta de la Literatura. Sin embargo, este género tiene jerarquía propia. "Los que hablan de literatura infantil como una formalización cultural de segunda categoría, nunca tienen en cuenta la identidad de la Literatura como producción estética. Y tampoco reconocen la especificidad de la infancia, una carencia que ha causado mucho daño", señaló.
Es cierto, sin embargo, que el mercado ejerce mucha presión sobre los escritores infantiles. "Las ediciones infantiles y juveniles están sometidas a una fuerte presión económica y, en consecuencia, cabe preguntarse si la producción de libros para chicos no se ha convertido en un hecho económico, en el que el libro tiende a convertirse en un objeto industrial. Una de las consecuencias de ese estado de cosas es la producción de colecciones medidas por los mandatos de los personajes de moda e impuestos por la televisión, en las que pesan los envoltorios y la seducción publicitaria. Pero, claro, estamos hablando de bienes culturales, no de consumismo", declaró.
Cofundadora con María Eugenia Virla del Centro de Investigación e Información de Literatura Infantil y Juvenil de la UNT, Zelaya de Nader escribió una gran cantidad de libros, entre ellos: "En la hamaca tucumana" (poemas), "Papá, ¿para qué sirve la política?" (obra declarada de interés por el Senado de la Nación) y, recientemente, "Un niño como cualquier otro. El Papa Francisco" (relato histórico).
En la actualidad dirige la Escuela para Padres Animadores de Lectura, el Laboratorio de Lectura del Colegio de Graduados en Ciencias Económicas y la Asociación Argentina de Lectura, filial Tucumán.
"Es alarmante comprobar cómo, en las aulas, se usan los libros de literatura para enseñar el abecedario o para el aprestamiento. Y lo cierto es que la literatura es sobre todo disfrute, a través de la lectura y no la tortuosa enseñanza de la gramática por medio de libros de cuentos", declaró. Y agregó: "no hay mayor injusticia social que la de un niño que no tiene un libro de cuentos en sus manos".
La academia
Zelaya de Nader fue admitida recientemente como miembro de número de la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil y hoy será presentada en Buenos Aires, junto al resto de los académicos.
Este acto también incluirá a otra tucumana: la escritora Mónica Cazón presentará su tesis para aspirar a ser incorporada también como miembro de número. Durante el acto, las escritoras Cristina Pizarro, Paulina Uviña y Valeria Badano se referirán a la "Importancia de los estudios críticos en el campo de la Literatura Infantil y Juvenil". En la misma ceremonia se presentará la filial Tucumán de la academia, que estará presidida por Zelaya de Nader y por Cazón como vicepresidenta.
Según Zelaya de Nader, la literatura dedicada a los niños y jóvenes fue considerada, desde sus comienzos, como la Cenicienta de la Literatura. Sin embargo, este género tiene jerarquía propia. "Los que hablan de literatura infantil como una formalización cultural de segunda categoría, nunca tienen en cuenta la identidad de la Literatura como producción estética. Y tampoco reconocen la especificidad de la infancia, una carencia que ha causado mucho daño", señaló.
Es cierto, sin embargo, que el mercado ejerce mucha presión sobre los escritores infantiles. "Las ediciones infantiles y juveniles están sometidas a una fuerte presión económica y, en consecuencia, cabe preguntarse si la producción de libros para chicos no se ha convertido en un hecho económico, en el que el libro tiende a convertirse en un objeto industrial. Una de las consecuencias de ese estado de cosas es la producción de colecciones medidas por los mandatos de los personajes de moda e impuestos por la televisión, en las que pesan los envoltorios y la seducción publicitaria. Pero, claro, estamos hablando de bienes culturales, no de consumismo", declaró.
Cofundadora con María Eugenia Virla del Centro de Investigación e Información de Literatura Infantil y Juvenil de la UNT, Zelaya de Nader escribió una gran cantidad de libros, entre ellos: "En la hamaca tucumana" (poemas), "Papá, ¿para qué sirve la política?" (obra declarada de interés por el Senado de la Nación) y, recientemente, "Un niño como cualquier otro. El Papa Francisco" (relato histórico).
En la actualidad dirige la Escuela para Padres Animadores de Lectura, el Laboratorio de Lectura del Colegio de Graduados en Ciencias Económicas y la Asociación Argentina de Lectura, filial Tucumán.