Un gran incendio causó gran preocupación en 24 de septiembre al 600. Por más de tres horas, las llamas estuvieron fuero de control dado que los bomberos no tenían agua para trabajar.
La manguera del primer camión de bomberos estaba pinchada y el trabajo de los bomberos se postergó, mientras las llamas se extendían. En busca de apaciguar el fuego, los policías de la Guardia Urbana utilizaron matafuegos y bidones de agua del supermercado Carrefour. A esto se le sumó el miedo de una posible explosión y el tumulto de gente que no se quería alejar, asombrada por el siniestro.
Aparentemente, el incendio comenzó por un cortocircuito en una casa que está arriba de una mercería y de una juguetería. Las llamas se extendieron después a los otros pisos y a la casa de al lado. En ese momento, y mientras volaban pedazos de mampostería, se decidió desalojar la cuadra y cortar la circulación en las calles de alrededores, en busca de facilitar el trabajo de los bomberos.
Por lo menos seis camiones de bomberos, se acercaron al lugar, pero, no lograban controlar las llamas a falta de agua. En su desesperación, comenzaron a llenar los tanques con bidones de agua de Carrefour. Los vecinos, en estado de pánico, veían como sus pertenencias se prendían fuego. "No me pueden decir que no hay agua", gritó una mujer desesperada.
Aparentemente, había otro incendio en Bolívar y pasaje Santillán. Los bomberos no dan abasto.