Por Roberto Espinosa
30 Octubre 2013
La voz ajadamente afectuosa acaricia el corazón del Litoral, despertando un rumor de río, pescador, monte, yerbal.
"El alba pesa en el cuerpo del cosechero dormido y el algodón de sus sueños le va tejiendo el destino... El silencio vibra en la soledad y el latir del monte quiebra la quietud con el canto triste del pobre mensú... Mi pequeño amor, todo vive en ti... el junco y la estrella que muere y en tus ojos negros la noche siembra su eternidad..."
El misionero Ramón Ayala (1928) vio la luz en Garupá, a pocos kilómetros de Posadas. Chamamecero y mentor del ritmo gualambao, es autor de varias de las mejores piezas de nuestra música popular. En "Cosechero", aborda una docena de sus creaciones más conocidas ("El mensú", "Mi pequeño amor", "Canto al río Uruguay", "Posadeña linda", "Alma de lapacho"), y un estreno ("El señor de los campos". Lo acompañan Juan Núñez (bandoneón), Marcos Núñez (guitarra), Facundo Guevara (percusión) y Juan Pablo Navarro (contrabajo).
Y aunque los años le han quitado lozanía a su voz, su canto sigue siendo melodioso, expresivo, decidor. "Vengo de otra tierra, de otros caminos, de otro lugar, a buscar tu lumbre, tus ojos claros, tu palpitar", dice este maestro que moja su alma en los misterios del Paraná y el Uruguay.
"El alba pesa en el cuerpo del cosechero dormido y el algodón de sus sueños le va tejiendo el destino... El silencio vibra en la soledad y el latir del monte quiebra la quietud con el canto triste del pobre mensú... Mi pequeño amor, todo vive en ti... el junco y la estrella que muere y en tus ojos negros la noche siembra su eternidad..."
El misionero Ramón Ayala (1928) vio la luz en Garupá, a pocos kilómetros de Posadas. Chamamecero y mentor del ritmo gualambao, es autor de varias de las mejores piezas de nuestra música popular. En "Cosechero", aborda una docena de sus creaciones más conocidas ("El mensú", "Mi pequeño amor", "Canto al río Uruguay", "Posadeña linda", "Alma de lapacho"), y un estreno ("El señor de los campos". Lo acompañan Juan Núñez (bandoneón), Marcos Núñez (guitarra), Facundo Guevara (percusión) y Juan Pablo Navarro (contrabajo).
Y aunque los años le han quitado lozanía a su voz, su canto sigue siendo melodioso, expresivo, decidor. "Vengo de otra tierra, de otros caminos, de otro lugar, a buscar tu lumbre, tus ojos claros, tu palpitar", dice este maestro que moja su alma en los misterios del Paraná y el Uruguay.
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