28 Octubre 2013
DESPEDIDA. De Mitri estuvo en el velorio del prosecretario "Lalo" Uro. LA GACETA / FOTO DE INéS QUINTEROS ORIO
El trágico allanamiento del viernes a la tarde, en el que fueron asesinados el comisario Víctor Barraza y el prosecretario judicial Manuel "Lalo" Uro, marcará un antes y un después en la manera de realizar los procedimientos ordenados por un juez. Lo aseguran tanto en la Policía como en la Justicia, donde el doble crimen cometido por Daniel Sirnio Romanazzi golpeó duramente.
"Esto va a ser un toque de atención para futuros procedimientos judiciales. Hay que pensar en alguna modificación, porque la gente del Poder Judicial que va a hacer una medida dispuesta por un juez, que va sin armas, sólo en cumplimiento del deber, no puede terminar de esta manera", afirmó el ministro Fiscal Luis De Mitri, durante el velorio de Uro.
Policías de la división Delitos contra las Personas (cuyo jefe era Barraza) y de la Fiscalía de Instrucción de la VI° Nominación (en la que trabajaba Uro), fueron el viernes a la tarde a una casa ubicada en Crisóstomo Alvarez 2.487 para secuestrar armas.
Sirnio Romanazzi, el dueño, se opuso al procedimiento y demanddó la presencia de su abogada Silvana Sánchez Tardán. Por pedido de la letrada (siguiendo lo instruido por su cliente), el Grupo CERO quedó afuera de la vivienda.
El propietario del domicilio, que estaba acusado por una violación, se resistió a que revisaran las habitaciones, forcejeó con los policías y Sánchez Tardán se interpuso para que no lo redujeran. Esto fue aprovechado por Sirnio Romanazzi, que corrió hacia una pieza y salió con dos armas, disparando contra Uro y Barraza. Luego se quitó la vida.
"Esto debe ser un antes y un después. Tiene que quedar claro cómo debe actuar la Policía, que tiene que resguardar el lugar y reducir a los que se oponen, diga lo que diga la abogada defensora. No podemos permitir que vuelva a pasar", manifestó el comisario Antonio Quinteros, jefe del departamento de Investigaciones Judiciales y Científicas, de quien depende la división para la que trabajaba Barraza.
El rol de la abogada
Las miradas se posaron ahora en la abogada. Sánchez Tardán, quien fue internada luego de presenciar el crimen por una crisis de nervios. En la Policía afirman que la actitud de la letrada posibilitó que Sirnio Romanazzi no fuera reducido por los efectivos.
El viernes a la noche, la mujer intentó retirarse del hospital Padilla. Pero el comisario Luis Núñez, jefe de la Dirección General de Investigaciones, se interpuso en su camino y le informó que había quedado aprehendida, por disposición del fiscal Carlos Albaca.
Durante la madrugada, la abogada fue trasladada a un sanatorio privado, donde permanece con custodia policial. Con el correr de las horas, su aprehensión se transformó en detención, acusada en principio de presunta obstrucción de justicia.
Pero fuentes de la investigación comentaron que el fiscal podría considerarla sospechosa de participación necesaria en el doble crimen, ya que si ella no hubiera interferido cuando estaban por reducir a Sirnio Romanazzi, el doble crimen no se hubiera producido.
"Esto va a ser un toque de atención para futuros procedimientos judiciales. Hay que pensar en alguna modificación, porque la gente del Poder Judicial que va a hacer una medida dispuesta por un juez, que va sin armas, sólo en cumplimiento del deber, no puede terminar de esta manera", afirmó el ministro Fiscal Luis De Mitri, durante el velorio de Uro.
Policías de la división Delitos contra las Personas (cuyo jefe era Barraza) y de la Fiscalía de Instrucción de la VI° Nominación (en la que trabajaba Uro), fueron el viernes a la tarde a una casa ubicada en Crisóstomo Alvarez 2.487 para secuestrar armas.
Sirnio Romanazzi, el dueño, se opuso al procedimiento y demanddó la presencia de su abogada Silvana Sánchez Tardán. Por pedido de la letrada (siguiendo lo instruido por su cliente), el Grupo CERO quedó afuera de la vivienda.
El propietario del domicilio, que estaba acusado por una violación, se resistió a que revisaran las habitaciones, forcejeó con los policías y Sánchez Tardán se interpuso para que no lo redujeran. Esto fue aprovechado por Sirnio Romanazzi, que corrió hacia una pieza y salió con dos armas, disparando contra Uro y Barraza. Luego se quitó la vida.
"Esto debe ser un antes y un después. Tiene que quedar claro cómo debe actuar la Policía, que tiene que resguardar el lugar y reducir a los que se oponen, diga lo que diga la abogada defensora. No podemos permitir que vuelva a pasar", manifestó el comisario Antonio Quinteros, jefe del departamento de Investigaciones Judiciales y Científicas, de quien depende la división para la que trabajaba Barraza.
El rol de la abogada
Las miradas se posaron ahora en la abogada. Sánchez Tardán, quien fue internada luego de presenciar el crimen por una crisis de nervios. En la Policía afirman que la actitud de la letrada posibilitó que Sirnio Romanazzi no fuera reducido por los efectivos.
El viernes a la noche, la mujer intentó retirarse del hospital Padilla. Pero el comisario Luis Núñez, jefe de la Dirección General de Investigaciones, se interpuso en su camino y le informó que había quedado aprehendida, por disposición del fiscal Carlos Albaca.
Durante la madrugada, la abogada fue trasladada a un sanatorio privado, donde permanece con custodia policial. Con el correr de las horas, su aprehensión se transformó en detención, acusada en principio de presunta obstrucción de justicia.
Pero fuentes de la investigación comentaron que el fiscal podría considerarla sospechosa de participación necesaria en el doble crimen, ya que si ella no hubiera interferido cuando estaban por reducir a Sirnio Romanazzi, el doble crimen no se hubiera producido.
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