27 Octubre 2013
PROTOCOLO POLICIAL. El cajón de Víctor Barraza estuvo cubierto por la bandera argentina y los atributos de la fuerza mientras se rezó una oración y se leyó una carta en su honor. Luego le entregaron la enseña patria a su esposa. LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARAOZ
La tensión que generó el doble homicidio de Víctor Barraza y de Manuel Gerardo Uro fue transformándose en dolor y lágrimas con el paso de las horas. Desde la madrugada de ayer, los familiares y amigos de las víctimas dieron inicio a la ceremonia de despedida. Al comisario Barraza lo velaron en su casa de San Andrés, mientras que al prosecretario de la Fiscalía de Instrucción de la VI° Nominación, "Lalo" Uro, le dieron el último adiós en una sala velatoria de barrio Norte.
Barraza tenía 40 años y era una de las pocas autoridades policiales que no fueron removidas de su cargo durante los últimos 10 años. El comisario, que era jefe de la sección Delitos contra las Personas, había conocido al amor de su vida en su ambiente laboral. La médica de Policía Nancy Carrizo lo enamoró y Barraza se casó con ella hace un año y medio. Sus compañeros de trabajo recordaban que Barraza deseaba tener hijos, por lo que hace poco tiempo habían iniciado un tratamiento médico junto a su esposa para poder concebir.
Todo el tiempo la doctora Carrizo se mantuvo firme al lado del cajón, embargada por el llanto, en el cementerio "El Paraíso" de Cevil Pozo,donde fue sepultado Barraza.
El cortejo fúnebre partió de San Andrés aturdido por los aplausos que homenajeaban a Barraza. Una fila eterna de autos y motos lo siguió hasta el cementerio, poco antes de caer el sol. El protocolo policial le aportó formalidad a la ceremonia, pero sin reducir la congoja de las personas que lo apreciaban.
El comisario Antonio Quinteros, jefe de la Dirección General de Investigacion de la que dependía Barraza, se paró frente al ataúd y leyó una carta en nombre del Ministerio de Seguridad Ciudadana. El ministro Jorge Gassenbauer y el jefe de Policía, Jorge Racedo, escuchaban esas palabras de despedida a un costado. Después dos policías recogieron la bandera argentina que cubría el cajón y la pusieron sobre las manos temblorosas de la doctora Carrizo.
"Una pérdida irreparable"
Al mismo tiempo, una esposa y cuatro hijos lloraban la pérdida de "Lalo" Uro. "Es algo inexplicable y sin sentido que haya perdido la vida un funcionario judicial excelente, trabajador, siempre disponible para dar solución a la gente, que atendía excelentemente a todo el mundo, tanto imputados como víctimas y abogados... no se merecía este final", lamentó el ministro Fiscal Luis De Mitri durante el velatorio. "Vine a darle mi afectiva solidaridad a su familia, sobre todo a su esposa que está destrozada", agregó conmovido.
Entre otros funcionarios, también se acercó el fiscal de Cámara Carlos Sale, quien lo recordó como "un excelente empleado judicial". Sale recordó con nostalgia las diferentes oportunidades en las que le tocó compartir alguna medida judicial con Uro. "Era una persona bondadosa, de mucha confianza y muy honesta. Es una pérdida irreparable para el Poder Judicial", expresó. "Lalo" fue sepultado en Yerba Buena, hacia donde también se dirigió una larga caravana de ojos tristes.
Barraza tenía 40 años y era una de las pocas autoridades policiales que no fueron removidas de su cargo durante los últimos 10 años. El comisario, que era jefe de la sección Delitos contra las Personas, había conocido al amor de su vida en su ambiente laboral. La médica de Policía Nancy Carrizo lo enamoró y Barraza se casó con ella hace un año y medio. Sus compañeros de trabajo recordaban que Barraza deseaba tener hijos, por lo que hace poco tiempo habían iniciado un tratamiento médico junto a su esposa para poder concebir.
Todo el tiempo la doctora Carrizo se mantuvo firme al lado del cajón, embargada por el llanto, en el cementerio "El Paraíso" de Cevil Pozo,donde fue sepultado Barraza.
El cortejo fúnebre partió de San Andrés aturdido por los aplausos que homenajeaban a Barraza. Una fila eterna de autos y motos lo siguió hasta el cementerio, poco antes de caer el sol. El protocolo policial le aportó formalidad a la ceremonia, pero sin reducir la congoja de las personas que lo apreciaban.
El comisario Antonio Quinteros, jefe de la Dirección General de Investigacion de la que dependía Barraza, se paró frente al ataúd y leyó una carta en nombre del Ministerio de Seguridad Ciudadana. El ministro Jorge Gassenbauer y el jefe de Policía, Jorge Racedo, escuchaban esas palabras de despedida a un costado. Después dos policías recogieron la bandera argentina que cubría el cajón y la pusieron sobre las manos temblorosas de la doctora Carrizo.
"Una pérdida irreparable"
Al mismo tiempo, una esposa y cuatro hijos lloraban la pérdida de "Lalo" Uro. "Es algo inexplicable y sin sentido que haya perdido la vida un funcionario judicial excelente, trabajador, siempre disponible para dar solución a la gente, que atendía excelentemente a todo el mundo, tanto imputados como víctimas y abogados... no se merecía este final", lamentó el ministro Fiscal Luis De Mitri durante el velatorio. "Vine a darle mi afectiva solidaridad a su familia, sobre todo a su esposa que está destrozada", agregó conmovido.
Entre otros funcionarios, también se acercó el fiscal de Cámara Carlos Sale, quien lo recordó como "un excelente empleado judicial". Sale recordó con nostalgia las diferentes oportunidades en las que le tocó compartir alguna medida judicial con Uro. "Era una persona bondadosa, de mucha confianza y muy honesta. Es una pérdida irreparable para el Poder Judicial", expresó. "Lalo" fue sepultado en Yerba Buena, hacia donde también se dirigió una larga caravana de ojos tristes.
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