25 Octubre 2013
Alterar nocivamente la pureza o las condiciones normales de una cosa o un medio por agentes químicos o físicos es una costumbre no sólo perniciosa, sino también peligrosa. Si bien era algo que ya se sabía, en estos días, la Organización Mundial de la Salud (OMS) a través de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) informó que la pluición en el aire que respiramos contiene sustancias que provocan cáncer. El informe señala que la 223.000 muertes ocurridas en 2010 en el mundo por cáncer de pulmón se produjeron como consecuencia de la polución del aire. En una oportunidad anterior, se habían clasificado como cancerígenos el humo de los caños de escape de automóviles y los solventes y metales, pero esta es la primera vez que la contaminación del aire es vehículo del cáncer, no sólo de pulmón, sino que también podría serlo de vejiga.
Ya en 2011, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS había clasificado 107 sustancias, mezclas, y situaciones de exposición como carcinógenas para el hombre. La nómina abarcaba todas las formas de amianto, varios productos hallados en el medio como el benceno, el arsénico en el agua, el cadmio, el óxido de etileno y la sílice, radiaciones ionizantes como las emitidas por el radón, las radiaciones ultravioleta, incluidas las cabinas de bronceado, los procesos de producción de aluminio y carbón, las fundiciones de hierro y acero, y la industria de fabricación de caucho.
Los tucumanos no somos ajenos a esta contaminación ambiental; padecemos durante varios meses la polución como consecuencia de la quema de cañaverales y pastizales y de la sequía. Según la neumonóloga Nora Vázquez de Argiró, estudios efectuados por su equipo del Hospital Padilla mostraron que en invierno, la contaminación atmosférica puede llegar a superar el nivel de 700 puntos por la zafra y la sequía, cuando el límite para considerar saludable el aire es de 250, de acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. "Nuestros estudios no han alcanzado aún la profundidad necesaria como para afirmar la relación directa entre contaminación atmosférica y cáncer de pulmón, pero sí hemos detectado en zonas cercanas a los ingenios, como La Trinidad, por ejemplo, que en época de zafra crece el porcentaje de pacientes no fumadores que sufren obstrucciones respiratorias que llegan a ser severas. Y se sabe que los pacientes que sufren enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tienen mayores probabilidades de desarrollar cáncer", sostuvo la especialista.
Hace varias décadas que los tucumanos padecemos la contaminación ambiental, no sólo durante la zafra. El humo de los escapes de ómnibus y otros vehículos, de las fábricas ensucian el aire. Si bien hay una legislación sobre este asunto, el gran problema es su escasa o nula aplicación, lo cual favorece la constante transgresión.
El informe de la OMS y la apreciación de la neumonóloga tucumana están mostrando la necesidad imperiosa de que se diseñe una política de Estado en materia ambiental que proteja principalmente la salud del ciudadano. Esta podría surgir del aporte de los ministerios de Salud y Educación, de la Facultad de Medicina de la UNT e involucrar a todos los sectores que contaminan no sólo el aire. Sin educación, concientización, control, aplicación de la ley, y sin castigo, se seguirá envenenando el aire que respiramos los tucumanos.
Ya en 2011, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS había clasificado 107 sustancias, mezclas, y situaciones de exposición como carcinógenas para el hombre. La nómina abarcaba todas las formas de amianto, varios productos hallados en el medio como el benceno, el arsénico en el agua, el cadmio, el óxido de etileno y la sílice, radiaciones ionizantes como las emitidas por el radón, las radiaciones ultravioleta, incluidas las cabinas de bronceado, los procesos de producción de aluminio y carbón, las fundiciones de hierro y acero, y la industria de fabricación de caucho.
Los tucumanos no somos ajenos a esta contaminación ambiental; padecemos durante varios meses la polución como consecuencia de la quema de cañaverales y pastizales y de la sequía. Según la neumonóloga Nora Vázquez de Argiró, estudios efectuados por su equipo del Hospital Padilla mostraron que en invierno, la contaminación atmosférica puede llegar a superar el nivel de 700 puntos por la zafra y la sequía, cuando el límite para considerar saludable el aire es de 250, de acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. "Nuestros estudios no han alcanzado aún la profundidad necesaria como para afirmar la relación directa entre contaminación atmosférica y cáncer de pulmón, pero sí hemos detectado en zonas cercanas a los ingenios, como La Trinidad, por ejemplo, que en época de zafra crece el porcentaje de pacientes no fumadores que sufren obstrucciones respiratorias que llegan a ser severas. Y se sabe que los pacientes que sufren enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tienen mayores probabilidades de desarrollar cáncer", sostuvo la especialista.
Hace varias décadas que los tucumanos padecemos la contaminación ambiental, no sólo durante la zafra. El humo de los escapes de ómnibus y otros vehículos, de las fábricas ensucian el aire. Si bien hay una legislación sobre este asunto, el gran problema es su escasa o nula aplicación, lo cual favorece la constante transgresión.
El informe de la OMS y la apreciación de la neumonóloga tucumana están mostrando la necesidad imperiosa de que se diseñe una política de Estado en materia ambiental que proteja principalmente la salud del ciudadano. Esta podría surgir del aporte de los ministerios de Salud y Educación, de la Facultad de Medicina de la UNT e involucrar a todos los sectores que contaminan no sólo el aire. Sin educación, concientización, control, aplicación de la ley, y sin castigo, se seguirá envenenando el aire que respiramos los tucumanos.
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