
Rincones y tesoros del otro lado del telón
¿Cómo son los camarines que albergan a los artistas? ¿Dónde se depositan los vestuarios y escenografías de las obras? ¿Qué hay debajo del escenario? LA GACETA recorrió las salas del Alberdi y del San Martín a las que el público generalmente no tiene acceso.
TEATRO SAN MARTÍN. El vestuario, una de sus joyas
LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARáOZ

El primero de los secretos que se necesita saber acerca de un teatro es que el telón es reversible. Esto quiere decir que, así como descubre un espectáculo para su frente, esconde otro a sus espaldas. Este último es un espectáculo más silencioso, de escenografía estable, pero con protagonistas cambiantes; con funciones diarias, aunque reservadas al público. Un show vedado a los ojos de la gente que, incluso pagando la entrada más cara, sólo puede llegar hasta la platea. Un más allá del manso escenario que recibe a los espectadores. Un universo oculto que hace posible el universo visible y que, a la vez, es su contracara.
¿Cómo es el cuarto en el que los artistas aguardan a que comience su show? ¿Por qué puerta entran cuando no quieren cruzarse con la multitud? ¿Qué significa exactamente estar tras bambalinas y qué espacio ocupan? ¿Adónde llevan las angostas escaleras ubicadas al fondo de cada piso? ¿Y las puertas camufladas al costado de los palcos? ¿Qué sucede debajo del escenario? ¿Dónde se guardan los vestidos y los muebles de las obras que van pasando por esas tablas? Para responder a estas preguntas hay que franquear las salas a las que habitualmente accedemos cuando a vamos a ver una obra e internarse en el patio desconocido de los coliseos locales.
Vestuarios de antaño
Junto con algunos de sus empleados, LA GACETA se adentró en ese lado b de los teatros Alberdi y San Martín. "Generalmente los técnicos de cada espectáculo llegan antes que los artistas. Su trabajo es el de reconocer el escenario y definir las dimensiones de todos los espacios para ajustar la escenografía y otras cuestiones técnicas. En cambio, no todos los músicos, actores o bailarines recorren las salas antes de la función y directamente pasan a los camarines", explica Raúl Aguirre, uno de los técnicos del Alberdi mientras bordea el escenario. "Pero ojo -aclara-. Muchos de los famosos trabajan al lado de la gente que los acompaña: Daddy Brieva o Julio Chávez, por ejemplo, tiran cables si tienen que hacerlo. Aníbal Pachano le sostenía la escalera a su técnica. Y la última vez que vino Juan Carlos Baglietto, hizo pasar al público porque el show estaba muy demorado y, mientras acomodaba las guitarras y lo necesario para actuar, iba hablando con la gente y explicándoles porqué la función se había postergado. Esos detalles hacen más grande al artista".
Uno de los cuartos más imponentes del San Martín, en tanto, es aquel en que se guardan los vestuarios de las obras de producción propia, ubicado en el cuarto piso, al lado de la galería. "Aún guardamos la ropa de las primeras funciones que se representaron en el teatro, hace más de 80 años. Algunas prendas se reforman para hacer nuevas, pero hay otras que son intocables por su valor y antigüedad", explica Ana Arellano, una de las empleadas del taller.
Para conocer el resto de los rincones escondidos, mirá la producción fotográfica en esta página.
TEATRO ALBERDI
El refugio del artista antes de salir a escena
De cada lado del escenario hay cinco camarines unificados por un salón general. Cada uno tiene baño privado y grandes espejos iluminados frente a los cuales el artista puede arreglarse.
La fosa es parte del submundo de la platea
La fosa -donde a veces se ubican las orquestas- funciona también como depósito. Para acceder a ella hay que bajar una angostísima escalera de chapa y atravesar el subsuelo.
Las huellas de las obras que pasaron
El subsuelo está ubicado justo debajo del escenario y allí se archivan ciertas piezas de las escenografías de obras pasadas. También hay cartelería vieja, faroles de utilería y sillas de hierro.
La puerta alternativa para los famosos
Mientras el público entra por los accesos de la calle Crisóstomo Álvarez, los artistas lo hacen por una pequeña abertura por la Jujuy. Algunos lo hacen segundos antes de iniciarse el show.

El puente pasadizo
El puente pasadizo está a la altura del tercer piso del teatro Alberdi. En general, tiene fines técnicos, como un mejor manejo de las luces o para colgar las telas que luego usan los acróbatas. Pero también los integrantes de algunas compañías lo usan para pasar de un ala a otra de la sala.
TEATRO SAN MARTÍN
Camarines frescos, íntimos y alfombrados
En el primer piso se encuentran los cuartos destinados a los artistas de primera línea. Además del catering a pedido, los cuartos cuentan con sillones, aire acondicionado y alfombra roja.
Una sala elegante y para funciones exclusivas
El foyer, en el primer piso, es una de los espacios más apacibles. Tiene capacidad para unas 100 personas y allí se realizan conciertos comúnmente destinados al entorno del artista.
Los talleres, el lugar más activo
En el subsuelo del San Martín se encuentran los talleres de utilería, luminotecnia, zapatería y escenotecnia. En ellos se fabrica todo lo que se ve en las obras de producción propia.
Papeles antiguos para recordar la historia
En el primer piso se encuentra el Centro de Documentación, donde se archivan textos que cuentan la historia del teatro, y programas de obras pasadas y todos los del Septiembre Musical.
El vestuario, una de sus joyas
Al lado de las galerías, una sala inmensa alberga el taller de costura del teatro San Martín. Allí también se guarda el vestuario de la mayoría de las obras de producción propia que han pasado por ahí. Hay dos cuartos como este y otro en el que se archivan sombreros y accesorios.








