Un día sin chat, sin llamadas a celulares, sin WhatsApp. En algunos casos, un día sin internet ni teléfonos fijos. Sin compras con tarjeta ni el auxilio de las líneas gratuitas de emergencias. Sin proponernos, los tucumanos retrocedimos varios lustros y aprendimos a sobrevivir un día sin el auxilio de las redes que permiten la comunicación. A partir de las 9 de la mañana de ayer, el panorama presentaba dos opciones: o tomárselo con soda o hacerse malasangre.
Al mediodía, Beatriz Guevara estaba en la puerta del Correo sobre la 25 de Mayo. Había salido temprano, porque necesitaba enviar un telegrama de renuncia, pero dio varias vueltas porque en otras sucursales de Correo Argentino estaban sin sistema. Finalmente, lo envió desde el Correo central, donde explicaron que los trámites se podían realizar sin problemas.
En los negocios, a las 9 de la mañana se acabaron las compras con tarjeta. "Vinieron, eligieron y algunas clientas nos dejaron una seña", explicó Jacqueline Nuñez, cajera de un negocio de ropa de mujer ubicado en galería del Centro. Anahí Orlando, una de las vendedoras, se sentía en la prehistoria sin poder mensajearse con el celular en los ratos muertos en los que no entraba nadie a revolver percheros.
Los que sí la pasaron mal fueron los que necesitaron hacer algún trámite en la Anses. Quienes tenían turno para antes de las 9 estuvieron de suerte, los demás no. "Estamos returnando a todos para que vuelvan otro día", explicó Gastón Robles, gerente.
En la puerta, los policías repetían como robots "estamos sin sistema", "estamos sin sistema" a los que recién llegaban y querían saber si los iban a atender o si podían iniciar un trámite. Olga Castro tenía turno para las 12, porque debía iniciar el trámite para cobrar la Asignación Universal por Hijo. "Me dijeron que esperara un rato para ver si volvía el sistema, pero no quisieron darme un nuevo turno. Para sacar otro voy a tener que esperar un mes", dijo preocupada. Lo mismo le sucedió a Miriam Amaya que debía hacer un reclamo porque le estaban reteniendo la asignación de sus cuatro hijos.
S.O.S.
En el subsuelo de la Casa de Gobierno, las líneas del 103 (Defensa Civil) no sonaban. La mañana se presentaba muy tranquila y los chicos que trabajan en el call center tuvieron tiempo de conversar. "A las 9 dejaron de entrar los llamados y nos pareció muy extraño", reconoció José Contreras, jefe del Centro de Atención Telefónico. Se comunicó con la Central y de ahí les respondieron que el sistema estaba funcionando, pero que no había red de telefonía. Hasta las 13 habían entrado solo 10 llamadas, cuando lo habitual es que en un turno atiendan 300.
En un Pago Fácil ubicado sobre San Martín al 500 cobraron toda la mañana. Según el cajero Carlos Arrieta su sistema dependía de la red de Movistar y por eso funcionaba sin inconvenientes. Un milagro en medio de un clima, para muchos, apocalíptico.
La red de fibra óptica tuvo mala suerte por partida doble
Dos cortes simultáneos en las líneas de fibra óptica en La Cocha y en Frías (Santiago del Estero) fueron los responsables de la hecatombe en las comunicaciones en el norte del país. "Ambos fueron originados por terceros y ajenos a la responsabilidad de la compañía", aclaró Telecom en un comunicado.
"A raíz de los cortes producidos entre las 8.45 y las 9 de hoy (por ayer), se ven afectados algunos servicios de datos móviles, llamadas interurbanas y la red de datos de entidades bancarias en algunas zonas de la región", especifica el comunicado firmado por Pablo Bollati, gerente de Comunicación Institucional de Telecom. También se registraron problemas en las comunicaciones urbanas de telefonía fija y en las llamadas celulares de Personal y Movistar.
Según explicó el directivo, los cortes en la fibra óptica suelen originarse cuando se realizan obras con maquinarias de gran porte. Sin embargo, hasta ayer no habían podido dilucidar quiénes fueron los responsables. "En algún movimiento de suelos las máquinas pueden cortar la fibra y repararla no es tan simple como conectar un cable de cobre. Por eso, no podemos especificar cuándo estará totalmente normalizado el servicio", dijo. El problema fue por partida doble: primero se cortó una línea y luego un circuito alternativo (llamado "anillo de segurización") que garantiza la comunicación en caso de que se corte la línea principal.
Un positivo salto al vacío
Tu día de ayer puede haber sido un caos, como el de cientos de miles de personas en el norte del país. Dos cortes en la fibra óptica nos empujó a reorganizarnos, a insultar en todos los idiomas y quizás también a abrazar nuestros teléfonos celulares y decirle "gracias por existir". Pero también puede haber sido una oportunidad para la reflexión, que no siempre llega sin dolor: ¿me hace falta esto? ¿No me estaré perdiendo muchas cosas por estar tantas horas con los ojos en un pedazo de plástico?
"Un ejemplo -propone la psicóloga Carmina Varela-: estás en un bar, esperando a alguien. ¿Qué hacés en ese tiempo? Vas al celular y buscás el contacto con otros para pasar el tiempo. Pero en ese contacto, perdemos la oportunidad de entrar en contacto con nosotros mismos. Un día sin teléfono, entonces, nos enfrenta a un vacío que todo el tiempo estamos tratando de evitar con diferentes elementos de distracción".
Según Varela, la ansiedad y la incertidumbre frente a algo que no podemos controlar son los sentimientos que puede haber despertado este día de "apagón" celular. "Nos conecta con la frustración, pero también se puede sacar algo positivo de todo esto: nos muestra que nosotros tenemos el poder de elegir cómo vivir nuestras vidas, reflexionar que nos hemos convertido en esclavos de las cosas que en realidad deberían estar a nuestro servicio. Es un contramensaje de lo que estamos viviendo todo el tiempo y la posibilidad de darnos cuenta de que a pesar de todo hemos sobrevivido", definió.