Reírse de otro tucumano ayuda a aceptarse

Reírse de otro tucumano ayuda a aceptarse

Tras el éxito de Manyines y del "oficial Gordillo" parece que el humor tucumano se ha redefinido ¿Qué es lo que ahora nos causa gracia? ¿Hasta qué punto la tonada es cómica? ¿Sabemos reírnos de nosotros mismos? A estas y a otras preguntas las responden expertos en arrancar carcajadas: Pablo Latapié, Capuchón González, Guido Guerrero, Juani Bornoz y Manuel Villarubia Norri.

CUATRO PARA REÍR. Bornoz, Latapié, Villarrubia Norri y Guerrero analizaron el humor tucumano; González no pudo participar porque estaba de gira.
 LA GACETA / FOTOS DE INéS QUINTEROS ORIO CUATRO PARA REÍR. Bornoz, Latapié, Villarrubia Norri y Guerrero analizaron el humor tucumano; González no pudo participar porque estaba de gira. LA GACETA / FOTOS DE INéS QUINTEROS ORIO
28 Septiembre 2013

La tarde se ha puesto ventosa. Entonces la vecina corre preocupada hasta la soga en la que cuelga la ropa todavía mojada, infla los pulmones y les grita fuerte a sus hijas:

- ¡Eh! ¡Levanten rápido la ropa que el viento norte sopla de cualquier lado!

Si esto ocurriera en un set de grabación, frente a cámaras y a un equipo de producción, de inmediato se escucharían risas grabadas. Pero es exactamente al revés. La señora que lanza esa contradicción al aire no lo hace obedeciendo a un libreto sino que inspira, sin saberlo, un guión. Lo desconoce, pero a unos pasos de su casa, un hombre ha visto y escuchado la escena, y la ha memorizado completa. Ese hombre es humorista, su nombre artístico es "Capuchón" y en su próximo show va a pararse en medio del escenario y a reproducir la historia como un cuento más entre todos los otros.

Sucede que ahora, más que antes, más que nunca, lo que hace reír a los tucumanos son los tucumanos mismos: las cosas que decimos, cómo las decimos, en qué situaciones y a quienes, y cómo reaccionamos frente a ellas. Cinco humoristas y actores que se dedican al humor y fueron consultados por LA GACETA, coincidieron en que el público se ha ido concentrando cada vez más en sus pares, en las peculiaridades de quien tiene al lado. Lejos del humor político, del teatro de revista, de los chistes verdes y ya más naturalizada la moda del stand up, los entrevistados señalaron que el tucumano va a un show esperando encontrarse con un espejo de su comunidad, de sus errores y sus virtudes, de su acento y su contexto. "Últimamente nos hemos concentrado mucho en la forma de hablar. Yo, particularmente, tomo ejemplos de la vida cotidiana, de las cosas que expresa la gente que me rodea día a día. Como el que dice 'subir para arriba' o 'bajar para abajo'. O como la vecina del viento norte", se ríe Manuel Roberto González, más conocido como "Capuchón" (él no pudo participar de la producción de fotos porque estaba de gira en Salta).

No es ajeno lo que explica el humorista. Basta caminar por las peatonales céntricas cualquier tarde de estas para observar cómo en todos los puestos ambulantes, donde antes el Pollito Pío era el rey, ahora el oficial Gordillo ha tomado la voz cantante. Y precisamente Miguel Martín, el actor que encarna al polesía, es el más nombrado por los entrevistados (junto con los Manyines) a la hora de encontrar un origen y un referente de este boom del ser tucumano como sujeto de humor. Pablo Latapié, otro de los integrantes de Manyines, sostuvo que la costumbre de reírse del par ya está muy instalada, aunque destacó que esto no implica que hayamos aprendido a reírnos de nosotros mismos. "El tucumano se ríe de otro tucumano: de la forma tajante de hablar y comportarse, de su modo de relacionarse, pero siempre de otro. Reírse de uno mismo significa que hay problemas propios que uno pudo resolver para recién tomar distancia. Por ejemplo, si estás atravesando un desamor y te toca hacer un monólogo, la señal de que lo superaste es que incorpores ese desamor como uno de los temas. Pero hay un montón de cuestiones idiosincrásicas que los tucumanos no tenemos resueltas como sociedad: no nos reímos, por ejemplo, de que somos un pueblo ultraconservador. No nos reímos de que hay funcionarios corruptos o que nos roban".

¿Qué nos causa gracia entonces? ¿Cuáles son los temas intocables? ¿Hasta dónde es viable explotar la tonada local como objeto humorístico? González, Latapié, Guido Guerrero, Manuel Villarubia Norri y Juani Bornoz contestan todo esto en una producción... ¡pa matase de risa!


JUANI BORNOZ
Es importante no exagerar

En sus shows, Bornoz da vida a distintos prototipos de mujeres, como la cantante tropical que repite estrofas hasta el cansancio o la conductora de un talk show televisivo. Según él, su premisa es que la gente se ría de sí misma y que eso constituya un mecanismo de defensa ante lo que realmente le angustia. "Vistos desde el lado del humor, los problemas se hacen más livianos. Yo llevé muchos temas conflictivos al escenario y los traté con tanta soltura que la gente comenzó a verlos más simples. Eso sí: cuido que la recreación de ciertas realidades dolorosas no se transformen en una burla", explica. El humorista coincide en que hay una tendencia en tratar al ser tucumano como sujeto de humor y lo comparó con el cordobés, que también se satiriza a sí mismo. "Pero hay límites. Cuando se imita nuestra tonada, muchas veces se es exagerado. En cambio, el cordobés es más exacto. La exageración puede transformar a la broma en algo trillado".

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MANUEL GONZÁLEZ
Ciertos temas intocables

González se dedica al humor hace 25 años, "15 de manera profesional y 10 pagando derecho de piso", explica "Capuchón", como es más conocido. "Saco mis monólogos de lo cotidiano: de lo que sucede en las familias, en los matrimonios, de la inocencia de los niños... Busco el cuento universal, que se entienda no sólo en Tucumán sino en todas las provincias a las que llevo el show. A otros temas los voy encontrando de acuerdo con la reacción del público; siempre estoy atento a lo que dicen y a lo que puede causarles gracia". El humorista indica que las 'cargadas' respecto del acento tucumano sí están dentro de su repertorio aunque, tras el suceso de Manyines, intenta no apelar tanto a ellas, para no repetir. "Hay otros temas que son definitivamente intocables, como los defectos humanos, la política y la religión. Tampoco la grosería es indispensable para provocar la carcajada. Dejando de lado eso, todo lo demás sirve para el humor".

GUIDO GUERRERO
Ya no se rechaza la tonada

"Lo maravilloso del tucumano es que es capaz de reírse de sí", dispara Guerrero, un actor todoterreno que ha realizado muchos trabajos de humor. "Nos reímos de nuestra cotidianidad: de la que vende porta CDs en la peatonal, de los tacheros, de los policías... Eso es lo valioso que tenemos como sociedad. No tenemos la mirada puesta en otros lugares sino que le damos una vuelta cómica a nuestra realidad para digerirla o sobrellevarla. Es la manera que tenemos de hacer catarsis, ¿no?", sonríe. Uno de los efectos más destacables de esto, según el actor, es que, a diferencia de hace unos años, el tucumano ya no rechaza su forma de hablar, sino que se hace cargo de ella. "Cuanto más tucumano sos, más gracioso parecés, no importa el contexto económico y social al que se pertenezca. Nos hemos adueñado tanto de esa forma que la veo particularmente naturalizada en las redes sociales, donde escribimos como hablamos. ¡Somos geniales!"

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PABLO LATAPIÉ 
Un humor que une clases

Pablo Latapié insiste en que el tucumano aún no ha aprendido a reírse de él mismo, sino que prefiere trasladar esa carga al otro. Y lo grafica con una anécdota: "una vez fuimos con los Manyines a hacer un espectáculo en el interior de la provincia y entre el público había varios gauchos. Gauchos en serio, a caballo. Fue la peor actuación de nuestra historia porque todos los sketches en que usábamos el lunfardo a ellos les parecían naturales y nos les causaba gracia. De hecho, al terminar, uno de ellos me encaró y me dijo 'compadre, muy lindos los chistes, pero no entiendo porqué hablan así'. Y ahí nos cayó la ficha de que esos sketches eran para un público que toma distancia de eso, como el que va a vernos al teatro", reflexionó. Según el actor, uno de los logros de este humor es haber unido clases sociales. "Gracias a esto, el que vive en Barrio Norte habla igual del que vive en 11 de Marzo".

MANUEL VILLARUBIA
Queremos vernos reflejados 

Manuel Villarrubia Norri es un actor volcado al humor a través de un sinfín de personajes que -a excepción de las imitaciones de famosos, que tienen libreto propio- están unidos por un hilo común: usan gags de lo cotidiano para desestructurar y hacer reír a su público. "Sobre todo, suelo enfocarme en los temas de autosuperación personal. En los espectáculos, la gente busca verse, obtener un espejo de sí misma, aunque puesto en la palabra del otro. Es increíble cómo uno se reconstruye a partir del humor y, gracias a él, logra resolver ciertas situaciones", analizó. El actor señaló también que los tucumanos no solemos adherir al humor político, algo que sí es común, por ejemplo, en Buenos Aires. "El humor político no está bien ni mal, pero nosotros buscamos otras cosas cuando vamos al teatro, queremos un cambio de aire. El público de esta provincia pretende verse reflejado aunque después no se haga cargo, pero sí presta su complicidad".

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