Hasta ahora, sólo el 20% de los pasajeros usa la tarjeta

Hasta ahora, sólo el 20% de los pasajeros usa la tarjeta

El nuevo sistema de pago cumplió un mes de funcionamiento.

TODAVÍA PREFIEREN EL COSPEL. Un pasajero le paga al colectivero el viaje con un cospel a pesar de que, en primer plano, aparece la máquina registradora de la tarjeta. LA GACETA / FOTO DE ANALIA JARAMILLO
27 Septiembre 2013
El plástico nuevo o la ficha vieja y conocida. Este es el dilema ante el que se encuentran los usuarios de varias líneas urbanas del transporte público de pasajeros al momento de seleccionar el medio de pago de los viajes. A poco más de un mes del arranque de la Tarjeta Ciudadana, el cospel todavía seduce a cerca del 80% de los pasajeros, según calculan en las empresas de transporte.

Los colectiveros parecen estar esperanzados; algunos comerciantes, desilusionados; otros quiosqueros, expectantes; los pasajeros, bastante apáticos; los propietarios de las líneas, algo incómodos, y los funcionarios, conformes. A esta conclusión se llega después de escucharlos. Es que, como ocurre con las situaciones nuevas, es difícil contentar a todos.

La Tarjeta Ciudadana debutó el 24 de agosto en las líneas 1, 10, 17 y 18. A lo largo de las semanas siguientes se sumaron también la 12, la 9, la 6, la 3 y la 4 (desde mañana funcionará en la 5). Además, se pusieron en circulación 150.000 tarjetas del tipo recargable nominal, es decir, que contienen los datos de su propietario y pueden ser usadas con saldo negativo. Para obtenerlas, los pasajeros deben presentar el DNI en los comercios habilitados para su venta y realizarles una carga mínima de $ 12 (equivalente a cuatro viajes). Más adelante también saldrán a la venta las recargables no nominales y las descartables.

El objetivo de la Municipalidad es que las cinco líneas que faltan (son 14 las urbanas) se incorporen al sistema en los próximos días e incrementar la cantidad de puntos de venta de las tarjetas. En este momento hay alrededor de 90 puestos de venta en funcionamiento, según datos municipales y de las empresas. Y la intención es superar los 300 antes de diciembre, cuando el cospel deje de circular. Hasta entonces, convivirán los dos sistemas. Después, sólo se usará el plástico.

Desencantado
Entre los comerciantes se percibe cierto malestar. Incluso, hay algunos que han decidido no seguir vendiendo la tarjeta. "No trabajamos más con ese sistema. No funcionó, porque yo abro el local a las 6.30 y la gente de la empresa llega a las 11.30 a habilitar el sistema. Entonces, los clientes se enojaban y dejamos de venderlas a las tres semanas de tenerlas. Me voy a seguir dedicando a vender lo mismo, pero sin cospeles ni tarjetas", contó el empleado de un quiosco de Salta al 200, uno de los primeros en vender el plástico.

También están aquellos que se pusieron a hacer números y se desencantaron. "Nadie nos explicó bien cómo funciona el sistema: cómo se paga, si hay un mínimo de compra. Sólo vino una promotora para decirnos que nos iba a agregar en una lista para que podamos estar habilitados para vender la tarjeta. De todas formas, no nos interesa. Vamos a ganar menos que con el cospel. Cada 100 cospeles que vendemos (son $294) ganamos como $6. Pero, por lo que entendemos, con la tarjeta tendremos que invertir unos $300 y sólo ganaremos $3", analizó Fernando Eugenio Cristóbal.

Del otro lado, están aquellos que quieren sumarse, pero no saben cómo. "Vinieron muchos clientes a pedir la tarjeta, pero no las tenemos. Nos prometieron que nos iban a habilitar. Nosotros sí las queremos", aseguró Juan Martín Soria, quien trabaja en Córdoba al 400.

Los pasajeros se muestran convencidos de que el nuevo sistema es mejor que el cospel. Sin embargo, algunos aseguran que aún no compraron el plástico, porque no saben dónde lo venden. "No la tengo, porque no la consigo", aseguró Mabel Décima, usuaria de la línea 6. "Sí la quiero, porque me parece más cómoda que el cospel. Pero todavía no la compré. No sé dónde la venden. Alguna vez leí una lista en un colectivo en donde figuraban las bocas de expendio. Pero me olvidé", agregó Jimena Barrera, pasajera de las líneas 3 y 12.

Por su parte, los colectiveros están esperanzados: sostienen que la Tarjeta reducirá los problemas de inseguridad. "Pienso que es el futuro. Hasta ahora está todo tranquilo, porque muy pocos tienen la tarjeta. Cuando definitivamente se instale se acabarán los asaltos. Eso es muy bueno para nosotros, los choferes", aseguró Claudio Córdoba, quien trabaja en la línea 12.

Lejos de la masividad Luis García, titular de la línea 1 y vicepresidente de la Asociación de Empresarios del Transporte Automotor de Tucumán (Aetat), se mostró prudente y advirtió que hacen falta más bocas de expendio. "El sistema es bueno, pero hasta ahora la gente no se ha volcado a su uso masivo. Hasta el momento, el 20% del pasaje se paga con la tarjeta ciudadana. El resto creo que no la usa por una cuestión de reticencia al cambio. Y también porque quizás no están habilitadas las suficientes bocas de expendio. Hoy, más o menos, hay 80. Creo que no son suficientes, porque la gente va a dos o tres kioscos y no la encuentra", afirmó el empresario.

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