Elina Marchese - Asociación "Estrellas Amarillas"
Como sociedad seguimos sin dimensionar el riesgo que sufrimos cuando estamos dentro de un vehículo. En vez de pensar en los operativos de alcoholemia como algo que nos protege, lo que se busca es zafar. Nos pasamos escuchando cómo hacer para evitar los pocos controles que existen, y no pensamos en el daño que podría generarse uno mismo o al tercero. No hemos avanzado nada en estos años, no sólo en cuanto al control del Estado, sino como sociedad. La gente no toma conciencia del potencial daño que puede generar al conducir ebrio.
Esto se puede lograr, en primer lugar, si la norma se aplica, se controla, y las sanciones se cumplen. Eso es responsabilidad 100% del Estado y de la Justicia, pero estamos lejos de entender como sociedad que este sistema está para protegernos. Muchos adolescentes no salen en el auto porque los padres no se los prestan, pero se suben al de un amigo al que si le permitieron conducir. Tenemos que comprometernos todos, incluidos los padres. Pero estas situaciones no sólo involucran a adolescentes de 17 años, sino que lo vemos también en los adultos. Está viralizado en toda nuestra sociedad el hecho de no cumplir las reglas. Eso sólo se cambia con educación.