18 Septiembre 2013
SANTIAGO DEL ESTERO.- A Juan Guzmán lo mató su perro. De una perdigonada. Con su propia escopeta. El episodio, que no por insólito es menos trágico, ocurrió en el paraje El Desierto, distante a unos 70 kilómetros de Campo Gallo, en Santiago del Estero, ayer por la mañana.
Guzmán, un peón rural de 29 años, salió del casco de la estancia "La Bicha", donde trabajaba, hacia la camioneta, donde dormía el perro, sobre una escopeta calibre 16. Cuando abrió violentamente la puerta, en animal se asustó y -con una de las patas- accionó accidentalmente el gatillo. El disparo aterrizó en la cabeza del joven, que murió instantáneamente, según publicó "Nuevo Diario", de esa provincia.
Los familiares escucharon el disparo y corrieron a ver qué pasaba. El cuerpo de Guzmán ya estaba sin vida, en medio de un charco de sangre, la escopeta aún caliente, y el perro en las inmediaciones. “En mi carrera de policía, es la primera vez que observo un hecho de esta naturaleza”, dijo unos de los uniformados que participó de la investigación posterior.
Guzmán, un peón rural de 29 años, salió del casco de la estancia "La Bicha", donde trabajaba, hacia la camioneta, donde dormía el perro, sobre una escopeta calibre 16. Cuando abrió violentamente la puerta, en animal se asustó y -con una de las patas- accionó accidentalmente el gatillo. El disparo aterrizó en la cabeza del joven, que murió instantáneamente, según publicó "Nuevo Diario", de esa provincia.
Los familiares escucharon el disparo y corrieron a ver qué pasaba. El cuerpo de Guzmán ya estaba sin vida, en medio de un charco de sangre, la escopeta aún caliente, y el perro en las inmediaciones. “En mi carrera de policía, es la primera vez que observo un hecho de esta naturaleza”, dijo unos de los uniformados que participó de la investigación posterior.
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