17 Septiembre 2013
Walter Schmidt - Columnista de DyN
BUENOS AIRES.- Cristina Fernández y Daniel Scioli parecen destinados a compartir el mismo tren y el mismo asiento, al menos hasta la noche del 27 de octubre, con la misma meta: revertir el 74% de votos opositores que reflejaron las primarias de agosto.
Una derrota alarmante no le conviene ni a la Presidenta ni al gobernador. Cristina percibe que su poder del "54%" puede licuarse, si el tropezón de las PASO se convierte en caída en octubre. Scioli alimenta su aspiración presidencial 2015, pero no le sirve que el Frente para la Victoria haga una elección desastrosa, porque lo salpicaría.
En ese contexto se enmarcan las medidas anunciadas en los últimos días. La catarata de votos opositores obligó a la Presidenta a intentar suavizar las críticas que provienen de la clase media, el segmento que más denostó el kirchnerismo.
Llama la atención la situación pre-anárquica en el PJ, como la propuesta del candidato "K", Martín Insaurralde, de baja de la edad de imputabilidad, y que alfiles presidenciales aseguraran que "nunca" votarían un proyecto de ese tipo. Suena extraño. Es que ya se olfatea la crisis de liderazgo que se viene, a partir de la no re-reelección. Scioli, Sergio Urribarri, Juan Manuel Urtubey, Jorge Capitanich, Julián Domínguez y Florencio Randazzo ya se anotaron para ocupar los sillones que quedarán vacantes en la Casa Rosada y en La Plata. Pero el proyecto de relanzar al peronismo, no como la columna vertebral del FpV sino como el PJ, podría chocar con sus aspiraciones y alimentar su descomposición. Salvo que al día siguiente de las elecciones, salgan a hundir el barco que los mantuvo a flote estos 10 últimos años.
NOTICIAS RELACIONADAS
Lo más popular
