16 Septiembre 2013
Quedaron enamorados de la vida del Cura Brochero y varios ya lo toman como ejemplo de vida seguir. Entusiastas, llenos de energía y ávidos por encarnar el nuevo modelo de Iglesia que pide el Papa Francisco, los jóvenes del Seminario Mayor de Tucumán sueñan con poder vivir su ministerio cerca del pueblo, con sencillez y buena predisposición para acompañar a la gente no sólo en lo espiritual, sino también en sus necesidades concretas.
Los seminaristas de Tucumán (son 68 de distintas diócesis) estuvieron en la ceremonia de beatificación del Cura Brochero. "La vida del nuevo beato es para nuestra formación como un soplo del Espíritu, por su ejemplo de sencillez y de fortaleza de buen pastor. Pero no solo es un ejemplo para los sacerdotes, sino también para cualquier cristiano", opinó Eduardo López.
"A mí, el Cura Brochero me inspira mucho, porque su vida fue un don para su pueblo, porque no solo se dedico a curar el alma, a dar sacramentos y a predicar, sino que también se preocupó por la realidad de su pueblo, por los caminos, por la promoción humana, por los enfermos...", afirmó el joven Luis Fleming. Leandro Guillen no duda que la vida del beato entusiasma a los jóvenes para seguir el sacerdocio. "Nos permite descubrir la importancia del otro como don, es decir, que en la otra persona también está Cristo y esto nos lleva a comprometer la vida por el bien del otro, a buscar lo mejor para los demás y a no quedarnos encerrados en nosotros mismos", manifestó. Roberto Ochoa es de la prelatura de Cafayate, pero nació en Santa María, Catamarca. "Yo creo que hay otros 'brocheros' por ahí, quizás no con el mismo estilo, pero sí con el mismo espíritu, que es el de imitar a Cristo. Y si… tenemos que ser cada vez más, no tener miedo a acercarnos a los leprosos", arengó.
El padre Leonardo Valoy, director espiritual del Seminario Mayor, reforzó las impresiones de los alumnos con un comentario que escuchó del rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), el padre Víctor Fernández. "Nos comentó que conversando hace muy poco con el Papa, le confió que Brochero encarna el modelo de sacerdote que él está proponiendo para la Iglesia en todo el mundo. Un sacerdote que va a buscar al último laico, al olvidado y que además se preocupa por la promoción integral de la persona", contó el padre Valoy.
Los seminaristas de Tucumán (son 68 de distintas diócesis) estuvieron en la ceremonia de beatificación del Cura Brochero. "La vida del nuevo beato es para nuestra formación como un soplo del Espíritu, por su ejemplo de sencillez y de fortaleza de buen pastor. Pero no solo es un ejemplo para los sacerdotes, sino también para cualquier cristiano", opinó Eduardo López.
"A mí, el Cura Brochero me inspira mucho, porque su vida fue un don para su pueblo, porque no solo se dedico a curar el alma, a dar sacramentos y a predicar, sino que también se preocupó por la realidad de su pueblo, por los caminos, por la promoción humana, por los enfermos...", afirmó el joven Luis Fleming. Leandro Guillen no duda que la vida del beato entusiasma a los jóvenes para seguir el sacerdocio. "Nos permite descubrir la importancia del otro como don, es decir, que en la otra persona también está Cristo y esto nos lleva a comprometer la vida por el bien del otro, a buscar lo mejor para los demás y a no quedarnos encerrados en nosotros mismos", manifestó. Roberto Ochoa es de la prelatura de Cafayate, pero nació en Santa María, Catamarca. "Yo creo que hay otros 'brocheros' por ahí, quizás no con el mismo estilo, pero sí con el mismo espíritu, que es el de imitar a Cristo. Y si… tenemos que ser cada vez más, no tener miedo a acercarnos a los leprosos", arengó.
El padre Leonardo Valoy, director espiritual del Seminario Mayor, reforzó las impresiones de los alumnos con un comentario que escuchó del rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), el padre Víctor Fernández. "Nos comentó que conversando hace muy poco con el Papa, le confió que Brochero encarna el modelo de sacerdote que él está proponiendo para la Iglesia en todo el mundo. Un sacerdote que va a buscar al último laico, al olvidado y que además se preocupa por la promoción integral de la persona", contó el padre Valoy.