"Un simple descuido, como
arrojar por la ventanilla del auto la colilla de un cigarrillo, es
suficiente para que el cerro San Javier arda otra vez en llamas. Se debe
a que la abundante vegetación de la zona se encuentra sumamente
perjudicada por la sequía que afecta en este momento a la provincia".
Así lo explicó a LA GACETA el jefe de Guardaparques de San Javier, Ramón Imbert.
El experto junto a sus compañeros y las diferentes dotaciones de
bomberos que se sumaron a colaborar, se encuentra trabajando desde el
lunes para impedir el avance del fuego. La tarea es ardua y muchos están
cansados. Sin embargo, no pueden descuidarse ni un segundo.
"Todavía quedaron dos o tres focos pequeños por el sector sur y
hay que seguir trabajando", contó anoche Imbert. Si bien remarcó que la
situación no era preocupante, aclaró que durante la madrugada
permanecería una guardia en la zona. "Tendremos que tratar de
extinguirlo mañana (por hoy) -agregó- porque de noche se hace difícil y
es peligroso".
A las 7 de hoy, bomberos, guardaparques y otros colaboradores
estarán nuevamente en el cerro, listos para continuar con su tarea.
"Hay que ver si las condiciones meteorológicas nos acompañan",
comentó Imbert, con tono de preocupación. Es que si la temperatura
continúa en ascenso y el viento cobra fuerza -explicó- será difícil
acabar con el fuego y evitar que se propague. El jefe de Guardaparques
quiso llevar tranquilidad a las personas que habitan al pie del cerro y
aseguró que las pequeñas llamas que quedan se encuentran en sectores
alejados a las casas.