Por Roberto Espinosa
11 Septiembre 2013
La semilla que despertó en 1968 en el alma de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés en La Habana se convirtió en un árbol latinoamericano y sus hojas troveras llegaron a Tucumán.
"Traigo el beso imperfecto para amar, beso simple y dispuesto que alcanzar, beso que desde lejos va a llegar, beso torpe, animal, pero beso que al fin llega... las palabras son espejos de mi corazón y mente; por ellas me juego en todo, muero y vivo en lo que toco..."
Volátil, cálida, sin afectación, expresiva, la voz de Flavio Viera asoma la nariz en la música, cronica sueños cotidianos, pinceladas de amor, de realidad. Lo acompañan en "La semilla que hizo el árbol" Emilio Díaz y Leandro Salvatierra (guitarra), Jorge Estrella (bajo), Aldo Parellón (batería), Javier Seco (clarinete) y Javier Gómez (violín), que arropan las canciones de Viera con armonías y arreglos atractivos. Un talento tucumano al servicio de la trova.
"Traigo el beso imperfecto para amar, beso simple y dispuesto que alcanzar, beso que desde lejos va a llegar, beso torpe, animal, pero beso que al fin llega... las palabras son espejos de mi corazón y mente; por ellas me juego en todo, muero y vivo en lo que toco..."
Volátil, cálida, sin afectación, expresiva, la voz de Flavio Viera asoma la nariz en la música, cronica sueños cotidianos, pinceladas de amor, de realidad. Lo acompañan en "La semilla que hizo el árbol" Emilio Díaz y Leandro Salvatierra (guitarra), Jorge Estrella (bajo), Aldo Parellón (batería), Javier Seco (clarinete) y Javier Gómez (violín), que arropan las canciones de Viera con armonías y arreglos atractivos. Un talento tucumano al servicio de la trova.
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