08 Septiembre 2013
Juan Minetti viene alertando sobre la profundización del proceso de desertificación en la región. "La situación es bastante delicada y pareciera que la situación de sequía se va agravando", dice el doctor en Ciencias Meteorológicas. Los datos le van dando la razón. "Esta suerte isla en la que estamos, cercada por el desierto de Atacama y la región semiárida chaqueña, está siendo estrangulada y crece el índice de sequía", indica. Y da pruebas acerca de los daños que causó:
• La pérdida de tamaño del limón. "No hubo un riego adecuado y, por lo tanto, afectó la producción que, a su vez, cortó la exportación", relata.
• Según el experto, en el sector cañero, la sequía fue acompañada con temperaturas altas en el inicio del invierno y, luego, rebotó, con heladas sobre fines de julio y parte de agosto. "Terminó secando el cañaveral, con peligro permanente de incendio, y dejar al resto de la primavera como un combustible fantástico para la quema", señala.
• Entre octubre y noviembre, indica, habrá necesidad de agua para la brotación de la caña de azúcar, que estará afectada por las condiciones climáticas de arrastre. "Creo que las principales precipitaciones caerán hacia fines de octubre y luego vuelve la seca.
• Otro problema en ciernes puede ser la afectación para la producción de arándanos, que ya viene con inconvenientes por las heladas.
El déficit
Según el director del Laboratorio Climatológico Sudamericano, la situación también puede llegar a afectar al agua potable porque -a su criterio- es posible que las lluvias que se precisan para que el dique El Cadillal mejore su caudal no sean las suficientes con las que caen, habitualmente, en diciembre de cada año. "El suelo ha perdido humedad y es posible que el ingreso real de agua al embalse no sean producto de las primeras lluvias intensas, sino las que pueden llegar a caer en febrero", estima. Más aún, con las restricciones al uso del agua se han desnudado otras cuestiones, como por ejemplo, el corte del caudal mínimo ecológico que requiere el río Salí, con el fin de mantener las especies. "No es descabellado pensar que vamos a ver en los próximos meses más peces muertos en los ríos", alerta.
En una visión macro, Minetti afirma que la sequía también ha tomado la pampa húmeda, con lo que la producción cerealera argentina puede caer catastróficamente, como sucedió en 2008. "Que la principal fuente de recursos agrícolas sea afectada, significa que la economía nacional tendrá problemas. "Lo dije antes: la sequía iba a ser el telón de Aquiles de este gobierno y de los que vienen", finaliza.
• La pérdida de tamaño del limón. "No hubo un riego adecuado y, por lo tanto, afectó la producción que, a su vez, cortó la exportación", relata.
• Según el experto, en el sector cañero, la sequía fue acompañada con temperaturas altas en el inicio del invierno y, luego, rebotó, con heladas sobre fines de julio y parte de agosto. "Terminó secando el cañaveral, con peligro permanente de incendio, y dejar al resto de la primavera como un combustible fantástico para la quema", señala.
• Entre octubre y noviembre, indica, habrá necesidad de agua para la brotación de la caña de azúcar, que estará afectada por las condiciones climáticas de arrastre. "Creo que las principales precipitaciones caerán hacia fines de octubre y luego vuelve la seca.
• Otro problema en ciernes puede ser la afectación para la producción de arándanos, que ya viene con inconvenientes por las heladas.
El déficit
Según el director del Laboratorio Climatológico Sudamericano, la situación también puede llegar a afectar al agua potable porque -a su criterio- es posible que las lluvias que se precisan para que el dique El Cadillal mejore su caudal no sean las suficientes con las que caen, habitualmente, en diciembre de cada año. "El suelo ha perdido humedad y es posible que el ingreso real de agua al embalse no sean producto de las primeras lluvias intensas, sino las que pueden llegar a caer en febrero", estima. Más aún, con las restricciones al uso del agua se han desnudado otras cuestiones, como por ejemplo, el corte del caudal mínimo ecológico que requiere el río Salí, con el fin de mantener las especies. "No es descabellado pensar que vamos a ver en los próximos meses más peces muertos en los ríos", alerta.
En una visión macro, Minetti afirma que la sequía también ha tomado la pampa húmeda, con lo que la producción cerealera argentina puede caer catastróficamente, como sucedió en 2008. "Que la principal fuente de recursos agrícolas sea afectada, significa que la economía nacional tendrá problemas. "Lo dije antes: la sequía iba a ser el telón de Aquiles de este gobierno y de los que vienen", finaliza.
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