Suena el timbre y con paso pesado y cara triste un niño abre la puerta. Esta vez, la visita del veterinario no es un buena noticia. El pichicho, ese amigo que desde hace casi 20 años es un miembro más de la familia, está muy enfermo y llegó la hora de frenar tanto sufrimiento. Ellos llegan cargados con un maletín de primeros auxilios, una sonda y un suero. Aunque a otros les suene un poco raro, los veterinarios Milton de los Ríos y Sebastián Segura cuentan que entre los llamados para asistir a domicilios las eutanasias son de lo más frecuentes. En este caso, al perro (mezcla de caschi y siberiano) lograron extenderle la vida un par de años porque le extirparon un tumor maligno. Pero la enfermedad avanzó y ahora el perrito ya no puede más.
"Es triste, pero así es nuestro trabajo. Un día podemos hacer esto y al rato ayudar en una parición o hacer una cesárea", cuentan. De hecho, después de esa visita les toca volver a la veterinaria y buscar un gatito que fue castrado para llevarlo de nuevo a su hogar. Dulces y amargos, así son los días.
El servicio a domicilio ya no es una excepción, reconocen los veterinarios. "Las mascotas se multiplicaron y cada vez más gente llama para pedir visitas", comenta el veterinario Eugenio Blanco. Las razones pueden ser muchas, pero por lo general se trata de dueños de perros grandes que no pueden trasladarlos en auto, que tienen varias mascotas y quieren que las revisen a todas, propietarios de animales que sufrieron algún accidente o que fueron operados y deben realizar controles. "Tratamos de brindar todos los servicios y si no podemos hacerlo en el domicilio los traemos a la veterinaria para una ecografía, un electrocardiograma o una radiografía", señala. En el centro, lo que más se atienden son perros chicos y gatos. En Yerba Buena, en cambio, los ovejeros alemanes siguen siendo la raza predominante. Le siguen los boxer y cada vez menos los rottweiler, explica el veterinario Joaquín López Isla. Cuando él comenzó hace ocho años se dedicaba casi exclusivamente a hacer visitas a domicilio. Ahora prefiere buscar los perros y atenderlos en la comodidad de su veterinaria. "Por lo general nos llaman porque son perros grandes y malos que si se encuentran con otro en la veterinaria se pelean. Los dormimos y los traemos", añade. A veces la visita sólo sirve para diagnosticar, pero luego hay que hacer estudios y tratamientos en el consultorio.
Los servicios
Por supuesto que la visita es más cara que una consulta en el local. Si en promedio una consulta en la veterinaria cuesta entre $60 y $80, en un domicilio puede costar entre $100 y $120, dependiendo de la distancia.
"Algunos sacan cálculos y les conviene esto, porque un viaje en taxi ida y vuelta sería más caro", reconoce Juan José Ávila, veterinario. A la consulta hay que sumarle los gastos de medicamentos o insumos que el veterinario necesite. Si hay dos mascotas en la casa el mismo precio de la consulta incluye a los dos.
En la veterinaria de Milton de los Ríos prestan un servicio de urgencia la 24 horas, sábados, domingos y feriados. Durante esos días, lo más frecuente son las llamadas por accidentes. Por lo general, estas urgencias deben resolverse en el consultorio. "Somos cuidadosos en ir a ciertos lugares. Un par de veces nos tocaron situaciones feas o peligrosas", explica.
Las bromas y los pedidos insólitos también se dan. De los Ríos y Segura cuentan que a veces llaman dueños que piden que maten a los perros porque ya no los quieren tener. Obviamente, ese no es un servicio veterinario. "Hay gente desalmada", remarcan. También les pasó que alguna dama que se hizo pasar por "cachorrita" y les consultó si pueden visitarla. Cuando se acuerdan de aquello se ríen. Esas cosas también pasan.
Unos 200 jóvenes se inscribieron este año
Las visitas a domicilio son una buena manera de comenzar para quienes recién se reciben de veterinarios. La carrera universitaria que se dicta en la facultad de Agronomía y Zootecnia de la UNT se inauguró en 2003, dura cinco años y un cuatrimestre, y hasta el momento hay unos 15 egresados.
"Los chicos salen preparados sobre todo para atender a pequeños animales, que es la demanda mayor", explicó el secretario Académico, Carlos Arnaldo Latina, ingeniero Agrónomo. Desde que abrió cada vez más jóvenes eligen dedicarse al cuidado de los animales, especialmente las mujeres. Este año ingresaron unos 200 chicos que se suman a los 400 que ya están cursando. El título es de Médico veterinario y existe la posibilidad de seguir distintas orientaciones: clínica animal, salud pública y producción animal. "Es una actividad muy linda, pero debe ser personalizada para garantizar la calidad", explicó.
Desde que comienzan a estudiar los chicos aprovechan para hacer sus primeras armas cuidando y rescatando animales vagabundos. "Desde que abrió la carrera la facultad se llenó de perritos que los chicos traen", comenta y se ríe el secretario.
En dos semanas comenzará a funcionar un hospital ambulatorio en la sede de El Manantial. Por el momento se atenderá de 9 a 13 y habrá consultorios externos, quirófano y un lugar para realizar análisis. "Este es el primer paso para un futuro hospital con guardias y más completo", adelantó. Los estudiantes irán rotando y la atención no será gratuita porque se requieren insumos. Además significaría una competencia desigual para el resto de las veterinarias.