05 Septiembre 2013
LUCHA VECINAL. Tafí Viejo fue sede de una ruidosa marcha que tuvo como destino la puerta de la SAT local. LA GACETA/ FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.
Se cansaron. No aguantaron más y agarraron las cacerolas, las banderas, y se fueron a hacer ruido. Los vecinos de Tafí Viejo aseguran que ya no se puede vivir así, con el agua que apenas asoma una o dos horas por día en sus casas, repartida entre la mañana y la noche. Por eso, un grupo de usuarios se congregó frente a la dependencia de la SAT a exigir una solución. La respuesta de la empresa no hizo sino que se caldearan más los ánimos, por lo que los taficeños decidieron recrudecer la lucha y volver a la calle el viernes por la mañana.
Nora Cordero tiene tres hijos, uno de 13, otra de nueve y el menor de ocho. "El mayor tiene epilepsia, y el menor es alérgico a los ácaros. La indicación médica es que la casa tiene que estar impecable durante todo el día, pero con el 'hilito' que sale no se puede ni llenar el tanque. Las respuestas de la SAT siempre son diferentes, a algunos incluso nos mandan a pagar la boleta, estando al día", dijo la vecina en diálogo con LA GACETA.
La marcha comenzó pasadas las 10 en la esquina de avenida Alem (la principal de esa ciudad) y calle Perú. Desde allí se dirigieron a las oficinas de la SAT (Uttinger 236), a intentar hablar con algún responsable. Pero el plan quedó trunco.
Un equipo de ocho policías con cascos, escopetas, escudos y palos custodiaban la puerta de la empresa mientras un grupo de menos de 50 vecinos cantaban y reclamaban la intervención de la ingeniera Fany Díaz, encargada de la delegación taficeña de la SAT. Sin embargo, el único interlocutor con el que pudieron conversar fue con Miguel Luna, jefe de la comisaría de la zona. Su presencia encendió aún más el enojo: "por favor, comisario, le pedimos que deje de ser el mandadero de la SAT y vaya a atender problemas de su competencia. Cuando reclamábamos por seguridad no aparecía ningún policía; y ahora que reclamamos por el agua nos manda un batallón", le gritaron al comisario con un megáfono.
Entre los reclamos que más se escucharon, además de la falta del líquido en la zona norte de Tafí, fue que a partir de este año los usuarios comenzaron a pagar más. "Hasta diciembre nos hacían un descuento por servicio interrumpido, pero desde enero de este año pagamos sin ningún beneficio y tenemos menos agua que antes", señaló Miguel Zarzosa, vecino de San Lorenzo al 200, quien aseguró, además, que el agua potable se escurre en las calles tafinistas y que, debido a los nuevos countries en la zona, ellos se quedan con menos presión de agua.
El gerente de mantenimiento de red de la SAT, Augusto Guraiib, atribuyó la disminución del servicio a la severa sequía que sufre la provincia. "La zona noroeste de Tafí Viejo se alimenta principalmente de tomas superficiales, pero casi no hay agua en los ríos: en épocas normales se captan 420 m3/h de los cauces, mientras que ahora, con la falta de lluvias, sólo llegamos a 68m3/h", detalló. Esto equivale a una disminución del 84%.
Según el ingeniero, la empresa trabaja en una solución "paliativa". "Estamos en obra para obtener agua de un nuevo pozo y de allí llevarla a las tomas superficiales. Esto no será una solución definitiva, pero ayudará a mejorar la situación. Apuntamos a que, si hoy les damos agua dos horas a la mañana y dos a la noche, con esto se duplique ese tiempo", señaló y agregó que la remedio permanente será el acueducto de Vipos, cuyo proyecto ya está aprobado por el Banco Mundial.
Manantial de reclamos
Así como los pozos comienzan a secarse, los reclamos de los tucumanos brotan como manantial. En la edición de ayer de LA GACETA, cinco cartas al director tapizaron la página de Opinión. Los vecinos señalaron deficiencias en Yerba Buena, Horco Molle, barrios Echeverría y Jardín, zonas aledañas a la Quinta Agronómica y en el área norte de la ciudad.
Casi todos los reclamos apuntan a la falta de respuestas de la SAT y algunas incluso solicitan la intervención del defensor del pueblo, Hugo Cabral, para solucionar este problema que se siente con firmeza durante estos meses secos. Sin embargo, algunos lectores también se enfocaron en la falta de consciencia de los usuarios y del Estado que, a pesar de la emergencia por falta de agua, continúan regando las veredas y las plazas públicas, como por ejemplo, la Independencia.
La marcha comenzó pasadas las 10 en la esquina de avenida Alem (la principal de esa ciudad) y calle Perú. Desde allí se dirigieron a las oficinas de la SAT (Uttinger 236), a intentar hablar con algún responsable. Pero el plan quedó trunco.
Un equipo de ocho policías con cascos, escopetas, escudos y palos custodiaban la puerta de la empresa mientras un grupo de menos de 50 vecinos cantaban y reclamaban la intervención de la ingeniera Fany Díaz, encargada de la delegación taficeña de la SAT. Sin embargo, el único interlocutor con el que pudieron conversar fue con Miguel Luna, jefe de la comisaría de la zona. Su presencia encendió aún más el enojo: "por favor, comisario, le pedimos que deje de ser el mandadero de la SAT y vaya a atender problemas de su competencia. Cuando reclamábamos por seguridad no aparecía ningún policía; y ahora que reclamamos por el agua nos manda un batallón", le gritaron al comisario con un megáfono.
Entre los reclamos que más se escucharon, además de la falta del líquido en la zona norte de Tafí, fue que a partir de este año los usuarios comenzaron a pagar más. "Hasta diciembre nos hacían un descuento por servicio interrumpido, pero desde enero de este año pagamos sin ningún beneficio y tenemos menos agua que antes", señaló Miguel Zarzosa, vecino de San Lorenzo al 200, quien aseguró, además, que el agua potable se escurre en las calles tafinistas y que, debido a los nuevos countries en la zona, ellos se quedan con menos presión de agua.
El gerente de mantenimiento de red de la SAT, Augusto Guraiib, atribuyó la disminución del servicio a la severa sequía que sufre la provincia. "La zona noroeste de Tafí Viejo se alimenta principalmente de tomas superficiales, pero casi no hay agua en los ríos: en épocas normales se captan 420 m3/h de los cauces, mientras que ahora, con la falta de lluvias, sólo llegamos a 68m3/h", detalló. Esto equivale a una disminución del 84%.
Según el ingeniero, la empresa trabaja en una solución "paliativa". "Estamos en obra para obtener agua de un nuevo pozo y de allí llevarla a las tomas superficiales. Esto no será una solución definitiva, pero ayudará a mejorar la situación. Apuntamos a que, si hoy les damos agua dos horas a la mañana y dos a la noche, con esto se duplique ese tiempo", señaló y agregó que la remedio permanente será el acueducto de Vipos, cuyo proyecto ya está aprobado por el Banco Mundial.
Manantial de reclamos
Así como los pozos comienzan a secarse, los reclamos de los tucumanos brotan como manantial. En la edición de ayer de LA GACETA, cinco cartas al director tapizaron la página de Opinión. Los vecinos señalaron deficiencias en Yerba Buena, Horco Molle, barrios Echeverría y Jardín, zonas aledañas a la Quinta Agronómica y en el área norte de la ciudad.
Casi todos los reclamos apuntan a la falta de respuestas de la SAT y algunas incluso solicitan la intervención del defensor del pueblo, Hugo Cabral, para solucionar este problema que se siente con firmeza durante estos meses secos. Sin embargo, algunos lectores también se enfocaron en la falta de consciencia de los usuarios y del Estado que, a pesar de la emergencia por falta de agua, continúan regando las veredas y las plazas públicas, como por ejemplo, la Independencia.
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