03 Septiembre 2013
Sin ella no se puede vivir. Es parte constituyente de los organismos vivos. Desde hace más de una década que en los foros internacionales se ha pronosticado que hacia 2025, sobrevendrá una crisis mundial por la escasez del líquido elemento. No hace falta, por cierto, esperar 12 años para que esta realidad se pose en Tucumán. Desde hace años, en los meses de pocas lluvias o de sequía, varios sectores del Gran San Miguel de Tucumán experimentan la desdicha de tener que vivir sin agua o con poca presión. Ellos sucede en algunos barrios de la capital, de Yerba Buena, Tafí Viejo, Alderetes y en la villa de San Javier. Lo contradictorio es que hay zonas donde se registran en forma permanente pérdidas del líquido.
En la "Ciudad Jardín", los barrios Horco Molle, Telefónico, Batalla de Tucumán y las adyacencias del parque Percy Hill padecen esta situación. Generalmente, tienen agua entre la medianoche y las ocho de la mañana. Ello ha obligado a muchos hogares a cambiar hábitos, como lavar la ropa o bañarse a la madrugada, munirse de bidones y armar en el patio, en algunos casos, piletas que han llenado para emplear el líquido en lavar los pisos o en el baño. Los que pueden se van a casas de parientes para poder ducharse.
Según un directivo de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), esta realidad se produce porque los pozos bajaron su rendimiento, pese a que se realizaron trabajos de repotenciación. Explicó que los niveles siguen bajos, como consecuencia de la prolongada sequía que sufre la provincia y ello ocasiona que las napas no se recarguen. Las áreas afectadas tienen baja presión durante el día y mejoran durante la noche. Dijo que para paliar esta situación se construirán nuevos pozos en la primera quincena de septiembre.
Un ingeniero, ex director de la Dipos, afirmó que el problema que afecta no sólo a Yerba Buena sino también a la provincia, es que no se planificó una actualización de las instalaciones. "Las obras que brindan el servicio de agua duran entre 20 y 25 años. Estamos funcionando con cañerías, bombas y tanques pensados en la década del 70".
La falta de agua y de presión, y el desperdicio de líquido potable en las calles se agravan a medida que transcurren los años. Las promesas de obras datan de tiempo atrás. En agosto de 2011, el titular de la SAT dijo que tenían un proyecto para construir un nuevo acueducto en Anfama para reemplazar el que funciona desde hace 60 años. De ese modo, San Javier iba a dejar de padecer su crónico déficit. "Se trata de una obra de $110 millones que ya fue aprobada y es posible que el año que viene (2012) sea licitada", dijo en la ocasión. También afirmó que se había presentado un proyecto para construir un nuevo acueducto de Vipos que constituiría la solución para los problemas de provisión en el piedemonte, desde Raco a Yerba Buena. Pero hasta ahora esos anuncios no se han concretado en obras.
Los expertos han pronosticado períodos prolongados de sequía para los próximos años. Ello significa que se debe trabajar con visión de futuro y no en función de parches que tarde o temprano se abren y el problema reaparece. El Estado debería destinar una parte importante de su presupuesto para concretar soluciones. Creemos que se debería dar prioridad a este tipo de obras de infraestructura que, aunque parezcan inútiles para cosechar votos, son fundamentales para mejorar la vida de miles de tucumanos.
En la "Ciudad Jardín", los barrios Horco Molle, Telefónico, Batalla de Tucumán y las adyacencias del parque Percy Hill padecen esta situación. Generalmente, tienen agua entre la medianoche y las ocho de la mañana. Ello ha obligado a muchos hogares a cambiar hábitos, como lavar la ropa o bañarse a la madrugada, munirse de bidones y armar en el patio, en algunos casos, piletas que han llenado para emplear el líquido en lavar los pisos o en el baño. Los que pueden se van a casas de parientes para poder ducharse.
Según un directivo de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), esta realidad se produce porque los pozos bajaron su rendimiento, pese a que se realizaron trabajos de repotenciación. Explicó que los niveles siguen bajos, como consecuencia de la prolongada sequía que sufre la provincia y ello ocasiona que las napas no se recarguen. Las áreas afectadas tienen baja presión durante el día y mejoran durante la noche. Dijo que para paliar esta situación se construirán nuevos pozos en la primera quincena de septiembre.
Un ingeniero, ex director de la Dipos, afirmó que el problema que afecta no sólo a Yerba Buena sino también a la provincia, es que no se planificó una actualización de las instalaciones. "Las obras que brindan el servicio de agua duran entre 20 y 25 años. Estamos funcionando con cañerías, bombas y tanques pensados en la década del 70".
La falta de agua y de presión, y el desperdicio de líquido potable en las calles se agravan a medida que transcurren los años. Las promesas de obras datan de tiempo atrás. En agosto de 2011, el titular de la SAT dijo que tenían un proyecto para construir un nuevo acueducto en Anfama para reemplazar el que funciona desde hace 60 años. De ese modo, San Javier iba a dejar de padecer su crónico déficit. "Se trata de una obra de $110 millones que ya fue aprobada y es posible que el año que viene (2012) sea licitada", dijo en la ocasión. También afirmó que se había presentado un proyecto para construir un nuevo acueducto de Vipos que constituiría la solución para los problemas de provisión en el piedemonte, desde Raco a Yerba Buena. Pero hasta ahora esos anuncios no se han concretado en obras.
Los expertos han pronosticado períodos prolongados de sequía para los próximos años. Ello significa que se debe trabajar con visión de futuro y no en función de parches que tarde o temprano se abren y el problema reaparece. El Estado debería destinar una parte importante de su presupuesto para concretar soluciones. Creemos que se debería dar prioridad a este tipo de obras de infraestructura que, aunque parezcan inútiles para cosechar votos, son fundamentales para mejorar la vida de miles de tucumanos.
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