Por Alberto Horacio Elsinger
02 Septiembre 2013
COMPATIBLES. El ex Gardel y la iglesia del Carmen compartían cada sábado los fieles: después de la misa, cine.
Dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos; van echando de más a quien un día echaron de menos. Y la historia de los cines de la ciudad de Aguilares se encuadra dentro de esta premisa. Todos saben que existieron pero -al menos en nuestra recorrida por esa ciudad del departamento Río Chico- casi nadie documentó la existencia de ellos. Aún más, hay quienes evocaron sus experiencias en esos ámbitos en penumbras, donde la fantasía de niños, adolescentes y también mayores se mimetizaba o al menos aproximaba a las imágenes que se sucedían en las pantallas.
Cuatro salas
Al parecer, según la tradición oral de la ciudad que alguna vez se popularizó como de las diagonales, funcionaron formalmente cuatro salas con cinco nombres y cuatro propietarios.
El primer biógrafo o cine que habría existido en Aguilares -alcanzó el rango de ciudad el 23 de diciembre de 1915- habría sido el Renzi, en la década del 30. La sala se habría emplazado en un predio de la calle Juan Bautista Alberdi al 800. En la actualidad la propiedad está ocupada por una oficina de la empresa Serra, una juguetería, una regalería y un taller de electricidad del automotor.
"Mis padres me contaron que en donde fue mi primera casa paterna -Alberdi al 800- funcionó un cine. Pero no sabría precisarle cómo era o qué tipo de películas exhibían", dijo el doctor David Sahad, de 82 años.
Pero sí sabe que "Scarface o El precio del poder, con Tony Camonte como Paul Muni; Sombrero de Copa, con Fred Astaire y Ginger Rogers fueron algunas de las películas que se pasaron en una década o década y media que estuvo abierta esa sala".
Cinco nombres Daniel "Lito" Posse, de 69 años, recordó que cuando era niño "ya hacía un tiempo que existía el cine Gardel, ubicado a la par de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, patrona de este municipio. Después de que fuera cerrado lo reabrieron con el nombre de Torres 2". "Otro de los cines aguilarenses -añadió Posse- se encontraba en la intersección de las calles San Martín y Sarmiento, también frente a la plaza 25 de Mayo, donde hoy desarrolla sus actividades una empresa de telefonía celular. Era al aire libre y también pertenecía a la misma firma que administraba el Gardel. Sólo que funcionaba en primavera y verano y sólo con exhibiciones nocturnas".
La cuarta sala ocupaba las instalaciones en las que hoy se encuentran la biblioteca popular Ricardo Rojas y el Centro Cultural de la Universidad Nacional de Tucumán de esta ciudad, que tuvo como primer intendente a don Ramón Simón.
"El más grande de todos fue el Gardel. Tenía capacidad para 400 personas o un poco más, entre la platea y el pullman alto", contó Carlos Escarlata, de 71 años, tesorero del Centro de Socorros Mutuos, la entidad que le alquilaba a las familias Fortino y Frasconá la sala del cine.
"En cambio el Astoria, que se encontraba en Alberdi 1.021, pertenecía a la familia Manrique y era un salón con butacas, pero agregándole sillas en el medio, no superaba los 300 espectadores", enfatizó Armando de Mendoza, un polifacético actor, conductor y especialista en música ciudadana, cuyo nombre real (en su DNI) es Ismael Yusseff, de origen sirio libanés.
Misa y películas
"Si la sala del cine Gardel, y después Torres 2, hablara, los jóvenes actuales se enterarían de tantas cosas hermosas que ocurrieron en su interior. Sin temor a exagerar, puedo decirle que varios matrimonios y hogares de esta ciudad se gestaron en ese cine", dijo en tono evocativo y con un dejo de nostalgia, Ernestina del Valle Aparicio, auxiliar administrativa de la mutual propietaria del local de la otrora sala cinemátográfica.
"Entre la segunda mitad de los 70 y la primera del 80, las mujeres de mi generación y otras sólo un poco más mayorcitas veníamos a la misa del sábado, a las 19, en Nuestra Señora del Carmen; y a la salida, íbamos al cine, que está a la par", agregó Valle.
Las películas de Palito Ortega, Sandro, Rafael y otros artistas nacionales y de habla hispana provocaban largas colas en torno al Gardel, que también se caracterizó por las matinés que se desarrollaban los domingos.
"Mientras el cine atraía a mucha gente había funciones nocturnas de lunes a viernes. Familiar y nocturna, los sábados y matiné, familiar y nocturna los domingos. Pero después sólo se programaban sesiones para los fines de semana, hasta que la televisión por cable, el video y la tecnología en sí los hicieron desaparecer", opinó el doctor Sahad.
Lito Posse recordó las siestas domingueras en el Gardel. "La matiné comenzaba a las 14 e incluía dos series o filmes seriados, entre los que se destacaban Dick Tracy, Superman, Fumanchú y Linterna Verde, entre los que en estos momentos vienen a mi memoria; y una película de acción que podía ser de vaqueros o de policías y ladrones", se explayó. En el hall de acceso al cine, cuyo local lo alquilaba la mutual, a la par de la boletería había un quiosco de golosinas. "Uno de los boleteros del Gardel era don Juanito Yáñez. Marcelo Croppe (foto de abajo) y Alfredo Suárez eran porteros y acomodadores. Aún más, el propio Croppe después hacía la limpieza del local. Cuando se convirtió en cine Torres 2, el propietario era don Julio César "Lito" Torres y el operador era un señor de Alberdi", describió el doctor Sahad.
El novelista francés Honorato de Balzac (1799-1850) solía afirmar: "para el hombre, el pasado se asemeja singularmente al porvenir; contar lo que fue es tanto como decir lo que será". Y rescatar la historia reciente es una necesidad ineludible para el futuro.
OTROS RUBROS. - Tanto el Gardel como el Astral albergaron espectáculos teatrales o radioteatrales. Armando de Mendoza (foto, izquierda) actuó en ellos junto o con las compañías que dirigían Mario Vanadía, Jaime Closner, Armando de Oliva, Ricardo Jordán, Alfonso Gómez Delcey. Hoy de Mendoza conduce un programa de tangos que se emite por una FM local de notoria audiencia.
PROPAGANDA.- Alfredo Suárez solía publicitar las películas que se exhibían en el cine Gardel. A través de una bocina instalada sobre el techo del automóvil de la familia Velárdez, "El Mezclao" -como lle decían sus amigos- anunciaba por el micrófono los títulos, géneros y repartos de los filmes.
DESATINO.- Una semana santa, Suárez anunciaba "Las grandes aventuras de Nuestro Señor Jesucristo" en lugar de "Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo". Un comedido pudo arrimarse hasta el vehículo y avisarle. Después no quería ni hablar de la vergüenza que le ocasionó su desatino.
GARGANTA DE ACERO.- Era el apelativo de un señor, de baja estatura, que solía instalarse en las esquinas de Aguilares y a "capella" le hacía propaganda a las carteleras de los cines y también a las casas de comercio que lo contrataban. Era otra manera singular de difusión publicitaria.
ESTIMACIONES.- Sólo el Gardel con techo y su homónimo, al aire libre, con el Astral funcionaron en simultáneo. El Renzi fue el pionero, pertenecía al zar de las salas cinematográfica del noroeste don Guillermo Renzi y habría existido en la década del 30 y parte del 40.
LOS OTROS.- El Gardel cubierto surgió alrededor de los 50 y perduró hasta los 80. Fue reabierto como Torres 2 y existió un poco más de una década; y el Gardel al aire libre cerró antes de los 80, según estimaciones de la tradición oral de los cinéfilos de Aguilares. El Astral perduró hasta 1989, meses antes de que la UNT abriera el Centro Cultural Ricardo Rojas.
OPERADOR.- "Tripilla" Barros (foto izquierda) fue uno de los maquinistas /operadores del cine Gardel. Manejaba los equipos de exhibición que se habían instalado en la cabina del cine cuyo local era contiguo al de la iglesia de la patrona de esta ciudad del sur tucumano.
Cuatro salas
Al parecer, según la tradición oral de la ciudad que alguna vez se popularizó como de las diagonales, funcionaron formalmente cuatro salas con cinco nombres y cuatro propietarios.
El primer biógrafo o cine que habría existido en Aguilares -alcanzó el rango de ciudad el 23 de diciembre de 1915- habría sido el Renzi, en la década del 30. La sala se habría emplazado en un predio de la calle Juan Bautista Alberdi al 800. En la actualidad la propiedad está ocupada por una oficina de la empresa Serra, una juguetería, una regalería y un taller de electricidad del automotor.
"Mis padres me contaron que en donde fue mi primera casa paterna -Alberdi al 800- funcionó un cine. Pero no sabría precisarle cómo era o qué tipo de películas exhibían", dijo el doctor David Sahad, de 82 años.
Pero sí sabe que "Scarface o El precio del poder, con Tony Camonte como Paul Muni; Sombrero de Copa, con Fred Astaire y Ginger Rogers fueron algunas de las películas que se pasaron en una década o década y media que estuvo abierta esa sala".
Cinco nombres Daniel "Lito" Posse, de 69 años, recordó que cuando era niño "ya hacía un tiempo que existía el cine Gardel, ubicado a la par de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, patrona de este municipio. Después de que fuera cerrado lo reabrieron con el nombre de Torres 2". "Otro de los cines aguilarenses -añadió Posse- se encontraba en la intersección de las calles San Martín y Sarmiento, también frente a la plaza 25 de Mayo, donde hoy desarrolla sus actividades una empresa de telefonía celular. Era al aire libre y también pertenecía a la misma firma que administraba el Gardel. Sólo que funcionaba en primavera y verano y sólo con exhibiciones nocturnas".
La cuarta sala ocupaba las instalaciones en las que hoy se encuentran la biblioteca popular Ricardo Rojas y el Centro Cultural de la Universidad Nacional de Tucumán de esta ciudad, que tuvo como primer intendente a don Ramón Simón.
"El más grande de todos fue el Gardel. Tenía capacidad para 400 personas o un poco más, entre la platea y el pullman alto", contó Carlos Escarlata, de 71 años, tesorero del Centro de Socorros Mutuos, la entidad que le alquilaba a las familias Fortino y Frasconá la sala del cine.
"En cambio el Astoria, que se encontraba en Alberdi 1.021, pertenecía a la familia Manrique y era un salón con butacas, pero agregándole sillas en el medio, no superaba los 300 espectadores", enfatizó Armando de Mendoza, un polifacético actor, conductor y especialista en música ciudadana, cuyo nombre real (en su DNI) es Ismael Yusseff, de origen sirio libanés.
Misa y películas
"Si la sala del cine Gardel, y después Torres 2, hablara, los jóvenes actuales se enterarían de tantas cosas hermosas que ocurrieron en su interior. Sin temor a exagerar, puedo decirle que varios matrimonios y hogares de esta ciudad se gestaron en ese cine", dijo en tono evocativo y con un dejo de nostalgia, Ernestina del Valle Aparicio, auxiliar administrativa de la mutual propietaria del local de la otrora sala cinemátográfica.
"Entre la segunda mitad de los 70 y la primera del 80, las mujeres de mi generación y otras sólo un poco más mayorcitas veníamos a la misa del sábado, a las 19, en Nuestra Señora del Carmen; y a la salida, íbamos al cine, que está a la par", agregó Valle.
Las películas de Palito Ortega, Sandro, Rafael y otros artistas nacionales y de habla hispana provocaban largas colas en torno al Gardel, que también se caracterizó por las matinés que se desarrollaban los domingos.
"Mientras el cine atraía a mucha gente había funciones nocturnas de lunes a viernes. Familiar y nocturna, los sábados y matiné, familiar y nocturna los domingos. Pero después sólo se programaban sesiones para los fines de semana, hasta que la televisión por cable, el video y la tecnología en sí los hicieron desaparecer", opinó el doctor Sahad.
Lito Posse recordó las siestas domingueras en el Gardel. "La matiné comenzaba a las 14 e incluía dos series o filmes seriados, entre los que se destacaban Dick Tracy, Superman, Fumanchú y Linterna Verde, entre los que en estos momentos vienen a mi memoria; y una película de acción que podía ser de vaqueros o de policías y ladrones", se explayó. En el hall de acceso al cine, cuyo local lo alquilaba la mutual, a la par de la boletería había un quiosco de golosinas. "Uno de los boleteros del Gardel era don Juanito Yáñez. Marcelo Croppe (foto de abajo) y Alfredo Suárez eran porteros y acomodadores. Aún más, el propio Croppe después hacía la limpieza del local. Cuando se convirtió en cine Torres 2, el propietario era don Julio César "Lito" Torres y el operador era un señor de Alberdi", describió el doctor Sahad.
El novelista francés Honorato de Balzac (1799-1850) solía afirmar: "para el hombre, el pasado se asemeja singularmente al porvenir; contar lo que fue es tanto como decir lo que será". Y rescatar la historia reciente es una necesidad ineludible para el futuro.
OTROS RUBROS. - Tanto el Gardel como el Astral albergaron espectáculos teatrales o radioteatrales. Armando de Mendoza (foto, izquierda) actuó en ellos junto o con las compañías que dirigían Mario Vanadía, Jaime Closner, Armando de Oliva, Ricardo Jordán, Alfonso Gómez Delcey. Hoy de Mendoza conduce un programa de tangos que se emite por una FM local de notoria audiencia.
PROPAGANDA.- Alfredo Suárez solía publicitar las películas que se exhibían en el cine Gardel. A través de una bocina instalada sobre el techo del automóvil de la familia Velárdez, "El Mezclao" -como lle decían sus amigos- anunciaba por el micrófono los títulos, géneros y repartos de los filmes.
DESATINO.- Una semana santa, Suárez anunciaba "Las grandes aventuras de Nuestro Señor Jesucristo" en lugar de "Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo". Un comedido pudo arrimarse hasta el vehículo y avisarle. Después no quería ni hablar de la vergüenza que le ocasionó su desatino.
GARGANTA DE ACERO.- Era el apelativo de un señor, de baja estatura, que solía instalarse en las esquinas de Aguilares y a "capella" le hacía propaganda a las carteleras de los cines y también a las casas de comercio que lo contrataban. Era otra manera singular de difusión publicitaria.
ESTIMACIONES.- Sólo el Gardel con techo y su homónimo, al aire libre, con el Astral funcionaron en simultáneo. El Renzi fue el pionero, pertenecía al zar de las salas cinematográfica del noroeste don Guillermo Renzi y habría existido en la década del 30 y parte del 40.
LOS OTROS.- El Gardel cubierto surgió alrededor de los 50 y perduró hasta los 80. Fue reabierto como Torres 2 y existió un poco más de una década; y el Gardel al aire libre cerró antes de los 80, según estimaciones de la tradición oral de los cinéfilos de Aguilares. El Astral perduró hasta 1989, meses antes de que la UNT abriera el Centro Cultural Ricardo Rojas.
OPERADOR.- "Tripilla" Barros (foto izquierda) fue uno de los maquinistas /operadores del cine Gardel. Manejaba los equipos de exhibición que se habían instalado en la cabina del cine cuyo local era contiguo al de la iglesia de la patrona de esta ciudad del sur tucumano.
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