Soberbia nacional

Hace 20 años (el jueves se cumple el aniversario redondo), Faustino Asprilla, todavía afectado porque su madre había muerto de cáncer unos meses antes, y recuperándose como pudo de los 38 grados de fiebre que tuvo por la mañana, salió al estadio Monumental de River hablando con su teléfono satelital al Valle del Cauca, suroccidente de Colombia.

En Italia, donde Parma le pagaba 120.000 dólares mensuales, "Tino" había aprendido que la salida previa al campo era un buen método para molestar a los hinchas argentinos. Gustavo Mascardi, su agente argentino, representante también de varios jugadores de la Selección, le indicó qué números debía discar y "Tino", en medio de los silbidos e insultos de los hinchas, llamó a su amigo Fernando Galvis, alias "Espanto", que años después se suicidó de un balazo en la sien.

- ¡Alo! Quihubo 'Espanto' ¿Sabes de dónde te estoy llamando?- ¿Fausto, sos vos o es Caremonja mamando gallo? - ¡Soy yo, Fausto, ome'! Háceme conversa para sacarle la putería a estos argentinos. Se va a caer este estadio, papi. ¿No me estás viendo en tele?

- Ja, ja, ja, ja, vos sos mucho malparido, Fausto. Ahí estás pintado…

"Caremonja" era Víctor Manuel Osorio, publicista famoso en Colombia, amigo de la infancia del "Tino", y también de noches agitadas en Italia. Fue él quien contó la anécdota, y contó también que cuatro meses después del 5-0 del 5 de setiembre de 1993 en el Monumental, Asprilla, en pleno viaje de Buenaventura hasta Tulúa, se pasó en una curva a 140 kilómetros por hora en el Mercedes 500 que le había regalado Parma y cayó al río Cauca y que un árbol de guayaba lo salvó de morir ahogado.

"Caremonja" se ganó siempre unos buenos pesos como gran imitador de Asprilla. Imitó a su amigo, por ejemplo, en el programa de humor político "Los Rencauchados". "Caremonja" también actúa en "La Selección: la serie", una comedia de 65 capítulos que la Cadena Caracol estrenó en julio pasado. Pero el personaje de Asprilla es personificado en la tira por el actor Omar Murillo.

Asprilla-Murillo Sale al Monumental con el celular, efectivamente, y los hinchas lo insultan. Responde mostrándoles dos dedos. Son los dos goles que, minutos después, anotó a Sergio Goycochea en el 5-0 del Monumental, el triunfo más recordado en la historia del fútbol colombiano, la derrota acaso más sonada en la historia del fútbol argentino.

La comedia de Caracol sobre la historia de aquella gran selección colombiana de fútbol hermoso y dineros sucios del narcotráfico, incluye los personajes del arquero René "Loco" Higuita (lo personifica el actor Jhon Alex Castillo), quien llegó a estar encarcelado tras mediar en un secuestro, Carlos "Pibe" Valderrama (Edgar Vittorino), el gran número 10 de los pelos enrulados y Freddy Rincón (Antonio Jiménez), que hace unos días sobrevivió a un duro accidente de auto. Higuita, en rigor, vio el partido del Monumental en la Cárcel Nacional Modelo, de Bogotá. El arquero de Colombia esa tarde fue Oscar Córdoba. Pero el ex Boca no quiso participar de la serie. No le gustó el argumento. A los hinchas argentinos seguramente tampoco.

"Los colombianos nunca ganaron nada". ¿Cómo olvidar la célebre frase que pronunció Oscar Ruggeri unos días antes del partido? No la olvidaron los colombianos. Un empate les bastaba para clasificarse al Mundial. Pero el triunfo serviría para dejar afuera de la Copa de Estados Unidos 94 "a los antipáticos argentinos", como escribió el 5 de setiembre El Espacio "el diario del pueblo colombiano", como se autotitulaba.

La frase no le gustó tampoco al liberal César Gaviria, presidente de Colombia en ese momento, que no viajó al partido porque los propios jugadores le pidieron que permaneciera en el país. En la Argentina, donde Carlos Menem buscaba la reelección, el presidente visitó a la Selección dos días antes del partido a la concentración de Ezeiza. Almorzó con el DT Alfio Basile y con Julio Grondona, presidente de la AFA -antes, entonces y para siempre-. Menem tampoco fue al partido. Temía silbidos.

La selección de Basile venía de ganar las Copas América de Chile 91 (en gran forma) y Ecuador 93 (jugando mal). Y una gran serie invicta de 33 partidos la había cortado justamente Colombia en la ida de las eliminatorias. Fue 2-1 y pudo ser baile bajo un calor infernal en Barranquilla. El equipo siguió irregular. Una semana antes del 5-0 empató sin goles en el Monumental contra Paraguay y quedó obligada al triunfo contra Colombia para no quedar afuera de Estados Unidos.

La Selección decidió no hablar con Víctor Hugo Morales, cuyas críticas al rendimiento del equipo irritaban a Basile. Los jugadores, cansados después de 80 días de concentración (las eliminatorias se jugaban antes de corrido, en un mes y medio), daban señales de saturación. "Basile no sabe nada", provocaba José Luis Chilavert, capitán de Paraguay, que debía ganarle a Perú y aguardaba la derrota argentina para ir al Mundial.

Paraguay, efectivamente, era gran candidato a ganarle a Perú en Asunción. Pero Argentina -se decía- no podía perder ante Colombia en River. "No volvamos loca a la gente diciendo que Colombia toca bien. No agrandemos las cosas. Yo -afirmaba Ruggeri- jugué dos finales mundiales y, que recuerde, en ninguna estuvo Colombia". "Pocos podían admitir que ese equipo colombiano era mejor", confesaría años después Sergio Goycochea.

"Usted pibe". Así comenzó su recordada arenga a Goycochea el ex goleador José Sanfilippo en el programa de TV de Bernardo Neustadt, Tiempo Nuevo, por Telefé, apenas dos días después del 5-0. "Usted pibe, recibió en los dos partidos contra Colombia cuatro goles en el mismo lugar". Carlos Bilardo, furioso, con Goycochea enmudecido ante el ataque impiadoso de un ex colega, llamó al programa desde su casa. "¡Quién es Sanfilippo para dar consejos!". Un día antes, "El Gráfico", publicó en la tapa completamente negra de su número 3.857 la palabra, única, "Vergüenza", en letras amarillas. En el Monumental, la gente había despedido con aplausos a Colombia.

Y bajo el grito de guerra "Maradooo…Maradooo", con Diego en las tribunas, convocado finalmente de emergencia para el repechaje contra Australia que dio el boleto al Mundial. Se llegó al repechaje sólo porque Perú, increíblemente, le empató 2-2 a Paraguay en Asunción. Caso contrario, Argentina habría quedado eliminada. Habría sido aún más aleccionador para una soberbia que dañó muchas veces al fútbol argentino.

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Y que siguió inclusive en el Mundial de Estados Unidos. Cuando no se escucharon algunas alarmas y, finalmente, estalló el doping de Diego en pleno torneo. Algún día, tal vez podamos conocer la trama completa de esta otra historia.

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