Por Guillermo Monti
30 Agosto 2013
Tiene mucha razón Gustavo Ahualli, el barítono tucumano que vive en Estados Unidos y volvió a la provincia para protagonizar "Nabucco", ópera que mañana le subirá el telón al Septiembre Musical. Subraya Ahualli que son contadas las ciudades de América Latina que cuentan con un festival de esta envergadura. Nos invita a reflexionar y a valorar el Septiembre, a enorgullecernos por su vigencia -ya pasaron 52 ediciones- y a disfrutar los shows. Es un activo de Tucumán.
Programar el Septiembre suele ser un quebradero de cabezas. Lo saben en el Ente de Cultura; conformar a todo el mundo es imposible. El repaso por géneros indica un notorio déficit en lo referido a la música rock (despiezada en una multitud de subgéneros que abarcan desde el pop y la electrónica hasta el metal) y al folclore. Puede obedecer a gustos y a contactos arraigados en el corazón del Ente, o la orientación de las políticas culturales. En uno u otro caso hay un generoso segmento de público que se quedará con las ganas.
La celebración de Verdi con su emblemático "Nabucco" y de Stravinsky con "La consagración de la primavera" desafía a los cuerpos estables, les fija metas de excelencia. El homenaje de Gustavo Santaolalla a Leda Valladares, con inevitable forma de copla, cambió de día: se realizará el viernes 13, a las 10 de la mañana, en el anfiteatro de El Cadillal. Santaolalla, Hermeto Pascoal y Pablo Milanés magnetizan por lo novedoso de su aterrizaje en la provincia, al igual que Horacio Lavandera y la excelsa Camerata Bariloche (visitante frecuente un par de décadas atrás).
Pedro Aznar, Adrián Iaies, Maximiliano Guerra y Bruno Gelber son números habituales en Tucumán. La calidad de sus propuestas enriquece la cartelera. Suman. Se cae de maduro que hay aceitadas relaciones de por medio y cuentan a su favor con el visto más que bueno de las audiencias.
Es interesante el escenario elegido para el concierto que brindará el domingo a las 11 la Banda Sinfónica: el sector B de Lomas de Tafí. Cuando se habla de apelación a los espacios públicos suele reducirse a la plaza Independencia (donde Maximiliano Guerra y el Ballet del Mercosur bailarán esa noche). Esa saludable invasión de la música a plazas, parques o simples descampados matiza el exceso de formalidad que caracteriza a la difusión de la cultura tucumana. Desacartona, moviliza públicos que no suelen visitar el circuito de los teatros oficiales. Democratiza el hecho cultural.
Como se preveía, la obra del ex cine Plaza sigue demorada y el sueño de reinaugurarlo -ya con el nombre de "Mercedes Sosa"- se posterga. Vale apuntar que el plazo está largamente vencido, ya que se había establecido a fines del año pasado. Las demoras se multiplican, varias impensadas, como haberse topado con una construcción de adobe en la salida de los artistas, sobre 25 de Mayo al 100 (junto a la Caja Popular de Ahorros). Hubo que rearmar esa estructura. Hay un anhelo/promesa de traer a Les Luthiers para la reapertura. Veremos.
Sin el ex Plaza disponible, el Septiembre se focalizará en sus habituales hogares: el San Martín y la sala Caviglia. Milanés tendrá que luchar con el tinglado de Floresta, terror de los sonidistas más experimentados. A propósito de ese concierto, programado para el 27, el precio de las entradas irá de $150 a $450, y sólo habrá 2.000 localidades en venta.
No se nota la debida sinergia entre los Entes, el de Cultura y el de Turismo, para "vender" el Septiembre fronteras afuera. Es cierto que le falta difusión nacional. ¿Por qué no televisar algún show por la TV Pública? ¿Y si a partir del año que viene se lo transmite a todo el país, vía TV digital o Internet? El festival cuenta con la suficiente espalda como para convertirse en una suerte de Cosquín del norte. O mucho más. A la distancia, Gustavo Ahualli lo ve con nitidez.
Programar el Septiembre suele ser un quebradero de cabezas. Lo saben en el Ente de Cultura; conformar a todo el mundo es imposible. El repaso por géneros indica un notorio déficit en lo referido a la música rock (despiezada en una multitud de subgéneros que abarcan desde el pop y la electrónica hasta el metal) y al folclore. Puede obedecer a gustos y a contactos arraigados en el corazón del Ente, o la orientación de las políticas culturales. En uno u otro caso hay un generoso segmento de público que se quedará con las ganas.
La celebración de Verdi con su emblemático "Nabucco" y de Stravinsky con "La consagración de la primavera" desafía a los cuerpos estables, les fija metas de excelencia. El homenaje de Gustavo Santaolalla a Leda Valladares, con inevitable forma de copla, cambió de día: se realizará el viernes 13, a las 10 de la mañana, en el anfiteatro de El Cadillal. Santaolalla, Hermeto Pascoal y Pablo Milanés magnetizan por lo novedoso de su aterrizaje en la provincia, al igual que Horacio Lavandera y la excelsa Camerata Bariloche (visitante frecuente un par de décadas atrás).
Pedro Aznar, Adrián Iaies, Maximiliano Guerra y Bruno Gelber son números habituales en Tucumán. La calidad de sus propuestas enriquece la cartelera. Suman. Se cae de maduro que hay aceitadas relaciones de por medio y cuentan a su favor con el visto más que bueno de las audiencias.
Es interesante el escenario elegido para el concierto que brindará el domingo a las 11 la Banda Sinfónica: el sector B de Lomas de Tafí. Cuando se habla de apelación a los espacios públicos suele reducirse a la plaza Independencia (donde Maximiliano Guerra y el Ballet del Mercosur bailarán esa noche). Esa saludable invasión de la música a plazas, parques o simples descampados matiza el exceso de formalidad que caracteriza a la difusión de la cultura tucumana. Desacartona, moviliza públicos que no suelen visitar el circuito de los teatros oficiales. Democratiza el hecho cultural.
Como se preveía, la obra del ex cine Plaza sigue demorada y el sueño de reinaugurarlo -ya con el nombre de "Mercedes Sosa"- se posterga. Vale apuntar que el plazo está largamente vencido, ya que se había establecido a fines del año pasado. Las demoras se multiplican, varias impensadas, como haberse topado con una construcción de adobe en la salida de los artistas, sobre 25 de Mayo al 100 (junto a la Caja Popular de Ahorros). Hubo que rearmar esa estructura. Hay un anhelo/promesa de traer a Les Luthiers para la reapertura. Veremos.
Sin el ex Plaza disponible, el Septiembre se focalizará en sus habituales hogares: el San Martín y la sala Caviglia. Milanés tendrá que luchar con el tinglado de Floresta, terror de los sonidistas más experimentados. A propósito de ese concierto, programado para el 27, el precio de las entradas irá de $150 a $450, y sólo habrá 2.000 localidades en venta.
No se nota la debida sinergia entre los Entes, el de Cultura y el de Turismo, para "vender" el Septiembre fronteras afuera. Es cierto que le falta difusión nacional. ¿Por qué no televisar algún show por la TV Pública? ¿Y si a partir del año que viene se lo transmite a todo el país, vía TV digital o Internet? El festival cuenta con la suficiente espalda como para convertirse en una suerte de Cosquín del norte. O mucho más. A la distancia, Gustavo Ahualli lo ve con nitidez.
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