25 Agosto 2013
BUENOS AIRES.- Militantes, dirigentes políticos, sociales y de organismos de Derechos Humanos realizaron ayer, en el barrio porteño de Caballito, un homenaje a los presos políticos fusilados en la base aeronaval Almirante Zar de Trelew, el 22 de agosto de 1972.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, aseguró que la matanza en Trelew fue "un hecho brutal, un crimen, que dio inicio a lo que (el ex secretario de Derechos Humanos) Eduardo Luis Duhalde llamó `el primer caso de terrorismo de Estado en Argentina".
Tomada recordó, además, la decisión de quien al año siguiente fuera presidente, Héctor Cámpora, de velar los restos mortales de los fusilados en la sede del Partido Justicialista, de avenida La Plata, gesto que valió la irrupción en el lugar de tanquetas de la Policía Federal.
"El velatorio significaba que las luchas de las organizaciones armadas fueran recogidas como parte de la lucha colectiva y como parte de la resistencia del pueblo argentino", expresó.
Asimismo, sostuvo que el "mejor homenaje" para los fusilados es "estar alerta" porque "las fuerzas de la reacción no dudan ni trepidan en utilizar ningún tipo de instrumento para impedir el avance" popular.
"Somos parte de un momento histórico, inédito, no inesperado, porque siempre pensamos que el pueblo iba a recuperar su tiempo histórico y que hoy podemos llamar, la década ganada".
Por su parte, la referente de las Madres de Plaza de Mayo Línea fundadora, Taty Almeyda, leyó, emocionada, un poema escrito por su hijo desaparecido, Alejandro, en memoria de los que fueron asesinados en esa fatídica madrugada del 22 de agosto: "Estas bocas que gritan, seguirán gritando. Estos fusiles que suenan, seguirán sonando, hasta que salpique en el mundo de los sordos, la sangre guerrera de los revolucionarios".
Terrorismo de Estado
En el lugar donde se realizó el velatorio de los militantes se colocó una baldosa conmemorativa que recuerda a los 16 fusilados "por el terrorismo de Estado".
El 22 de agosto de 1972 en horas de la madrugada, 19 presos políticos que habían tomado parte de un operativo de fuga una semana antes del penal de Rawson -sólo seis jefes guerrilleros lograron escapar en avión-, fueron fusilados dentro de la Base Aeronaval Almirante Zar.
De ellos, 16 murieron. Tres sobrevivieron al ser dados por muertos por el personal de la Armada: María Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar, todos desaparecidos posteriormente, durante la última dictadura.
Justamente, ellos fueron quienes dieron testimonio acerca de la dolorosa masacre, en un célebre reportaje que les hizo meses después, dentro de la cárcel de Villa Devoto, el poeta y periodista Francisco "Paco" Urondo -hoy también desaparecido-, quien luego volcó esos testimonios en el libro "La patria fusilada". (Télam)
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, aseguró que la matanza en Trelew fue "un hecho brutal, un crimen, que dio inicio a lo que (el ex secretario de Derechos Humanos) Eduardo Luis Duhalde llamó `el primer caso de terrorismo de Estado en Argentina".
Tomada recordó, además, la decisión de quien al año siguiente fuera presidente, Héctor Cámpora, de velar los restos mortales de los fusilados en la sede del Partido Justicialista, de avenida La Plata, gesto que valió la irrupción en el lugar de tanquetas de la Policía Federal.
"El velatorio significaba que las luchas de las organizaciones armadas fueran recogidas como parte de la lucha colectiva y como parte de la resistencia del pueblo argentino", expresó.
Asimismo, sostuvo que el "mejor homenaje" para los fusilados es "estar alerta" porque "las fuerzas de la reacción no dudan ni trepidan en utilizar ningún tipo de instrumento para impedir el avance" popular.
"Somos parte de un momento histórico, inédito, no inesperado, porque siempre pensamos que el pueblo iba a recuperar su tiempo histórico y que hoy podemos llamar, la década ganada".
Por su parte, la referente de las Madres de Plaza de Mayo Línea fundadora, Taty Almeyda, leyó, emocionada, un poema escrito por su hijo desaparecido, Alejandro, en memoria de los que fueron asesinados en esa fatídica madrugada del 22 de agosto: "Estas bocas que gritan, seguirán gritando. Estos fusiles que suenan, seguirán sonando, hasta que salpique en el mundo de los sordos, la sangre guerrera de los revolucionarios".
Terrorismo de Estado
En el lugar donde se realizó el velatorio de los militantes se colocó una baldosa conmemorativa que recuerda a los 16 fusilados "por el terrorismo de Estado".
El 22 de agosto de 1972 en horas de la madrugada, 19 presos políticos que habían tomado parte de un operativo de fuga una semana antes del penal de Rawson -sólo seis jefes guerrilleros lograron escapar en avión-, fueron fusilados dentro de la Base Aeronaval Almirante Zar.
De ellos, 16 murieron. Tres sobrevivieron al ser dados por muertos por el personal de la Armada: María Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar, todos desaparecidos posteriormente, durante la última dictadura.
Justamente, ellos fueron quienes dieron testimonio acerca de la dolorosa masacre, en un célebre reportaje que les hizo meses después, dentro de la cárcel de Villa Devoto, el poeta y periodista Francisco "Paco" Urondo -hoy también desaparecido-, quien luego volcó esos testimonios en el libro "La patria fusilada". (Télam)
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