Por Jorge Figueroa
19 Agosto 2013
Aunque sea reiterado, al Ente Cultural le sigue resultando exitoso comenzar con una ópera de gran despliegue en el Teatro San Martín, y terminar en la ex Estación Mitre, con los cuerpos estables con un director invitado, en la que desfilan decenas y decenas de artistas.
En verdad, en la grilla sobresale la participación de Gustavo Santaolalla y del brasileño Hermeto Pascoal, pero el resto de los artistas son casi "número puesto" en el Septiembre Musical; y recorren con frecuencia los escenarios tucumanos, como Maximiliano Guerra, Juan Falú, Pedro Aznar, Bruno Gelber, Anacrusa y Adrián Iaies, entre otros. Muy previsible, para el 21, agendaron a cuatro bandas de rock locales en el parque Avellaneda. Y nunca falta la colaboración de productores privados que, como ahora, participan en adhesión: el cubano Pablo Milanés cantará el 23 en el club Floresta.
Respecto de los Ballet Estable y Contemporáneo, harán una puesta conjunta de "La Consagración de la Primavera", una pieza que forma parte del repertorio de estos cuerpos.
Ante este panorama, se volverá a escuchar la queja de los artistas locales que, prácticamente, son ninguneados por las autoridades de Cultura (salvo excepciones); por su ausencia, nuevamente protestarán los rockeros y para qué hablar de los poperos; excepto Lucho Hoyos y un par de grupos, el folclore tucumano tampoco figura. Hay actividades agendadas, pero en escenarios y en horarios poco privilegiados, poco atractivos para decirlo de algún modo.
Desde hace años que esta programación se reitera, con más o menos figuras nacionales e internacionales, muchas de las cuales son promocionadas desde la Secretaría de Cultura de la Nación, lo que vale decir, que no le cuesta un peso al Ente Cultural. Y cuando se tratan de artistas internacionales, generalmente están en gira por el país, por lo que sólo se corre con el gasto de la "bajada a Tucumán".
Creado en 1960, por el entonces Consejo de Difusión Cultural (fundado por Julio Ardiles Gray) se lo bautizó de ese modo, recordando al "Mayio Musicale Fiorentino", de Italia.
Desde entonces, con interrupciones y sufriendo avatares políticos de distinto tipo, se llega este año a la 53 edición.
Parece formar parte de la naturaleza humana aquello de que cuando una receta funciona bien, debe repetirse una y otra vez. El sentido común indica que no debe cambiarse.
Pero no todos opinan así; están aquellos, que por ejemplo, sostienen que en la variedad está la riqueza y el gusto; que desean probar, o experimentar, otros platos apetitosos.
Oportunidad
Tal vez sea el momento para comenzar a considerar estas situaciones.
Por un lado, ¿no se reconoce siempre, en los discursos oficiales, el talento y la capacidad de nuestros músicos? ¿Se sabe efectivamente cuántos grupos folclóricos, rockeros y pop, por hablar sólo de esos géneros, existen en la provincia? Y entonces, ¿por qué no se les otorga la visibilidad que corresponde, que se merecen, y que, obviamente, nos prestigiaría?
Por el otro, la comunidad artística y no artística tucumana, debe tener la oportunidad de conocer y poder disfrutar, o no, de otros artistas que, en gran número, existen en el país y en el mundo.
En verdad, en la grilla sobresale la participación de Gustavo Santaolalla y del brasileño Hermeto Pascoal, pero el resto de los artistas son casi "número puesto" en el Septiembre Musical; y recorren con frecuencia los escenarios tucumanos, como Maximiliano Guerra, Juan Falú, Pedro Aznar, Bruno Gelber, Anacrusa y Adrián Iaies, entre otros. Muy previsible, para el 21, agendaron a cuatro bandas de rock locales en el parque Avellaneda. Y nunca falta la colaboración de productores privados que, como ahora, participan en adhesión: el cubano Pablo Milanés cantará el 23 en el club Floresta.
Respecto de los Ballet Estable y Contemporáneo, harán una puesta conjunta de "La Consagración de la Primavera", una pieza que forma parte del repertorio de estos cuerpos.
Ante este panorama, se volverá a escuchar la queja de los artistas locales que, prácticamente, son ninguneados por las autoridades de Cultura (salvo excepciones); por su ausencia, nuevamente protestarán los rockeros y para qué hablar de los poperos; excepto Lucho Hoyos y un par de grupos, el folclore tucumano tampoco figura. Hay actividades agendadas, pero en escenarios y en horarios poco privilegiados, poco atractivos para decirlo de algún modo.
Desde hace años que esta programación se reitera, con más o menos figuras nacionales e internacionales, muchas de las cuales son promocionadas desde la Secretaría de Cultura de la Nación, lo que vale decir, que no le cuesta un peso al Ente Cultural. Y cuando se tratan de artistas internacionales, generalmente están en gira por el país, por lo que sólo se corre con el gasto de la "bajada a Tucumán".
Creado en 1960, por el entonces Consejo de Difusión Cultural (fundado por Julio Ardiles Gray) se lo bautizó de ese modo, recordando al "Mayio Musicale Fiorentino", de Italia.
Desde entonces, con interrupciones y sufriendo avatares políticos de distinto tipo, se llega este año a la 53 edición.
Parece formar parte de la naturaleza humana aquello de que cuando una receta funciona bien, debe repetirse una y otra vez. El sentido común indica que no debe cambiarse.
Pero no todos opinan así; están aquellos, que por ejemplo, sostienen que en la variedad está la riqueza y el gusto; que desean probar, o experimentar, otros platos apetitosos.
Oportunidad
Tal vez sea el momento para comenzar a considerar estas situaciones.
Por un lado, ¿no se reconoce siempre, en los discursos oficiales, el talento y la capacidad de nuestros músicos? ¿Se sabe efectivamente cuántos grupos folclóricos, rockeros y pop, por hablar sólo de esos géneros, existen en la provincia? Y entonces, ¿por qué no se les otorga la visibilidad que corresponde, que se merecen, y que, obviamente, nos prestigiaría?
Por el otro, la comunidad artística y no artística tucumana, debe tener la oportunidad de conocer y poder disfrutar, o no, de otros artistas que, en gran número, existen en el país y en el mundo.
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