16 Agosto 2013
DESTRUCCIÓN. Un empleado retira objetos de unos de los edificios gubernamentales incendiados en El Cairo. REUTERS
EL CAIRO.- Seguidores de los Hermanos Musulmanes atacaron e incendiaron un edificio del Gobierno en El Cairo, mientras grupos de familias intentaban identificar cientos de cuerpos mutilados que yacían en una mezquita de la capital un día después de ser baleados por las fuerzas de seguridad. El Ministerio de Salud de Egipto dijo que 578 personas murieron y miles resultaron heridas en el peor día de violencia en la historia moderna del país árabe más poblado del mundo.
Partidarios de Hermanos Musulmanes señalan que la cifra de muertos es mucho mayor ya que hay cientos de cuerpos aún sin contabilizar por las autoridades. Soldados y la Policía se enfrentaron nuevamente contra manifestantes que reclamaban la restitución del presidente Mohamed Mursi, depuesto el 3 de julio.
La televisión estatal citó al Ministerio del Interior diciendo que las fuerzas de seguridad usarían nuevamente munición real para contrarrestar cualquier ataque contra ellas o edificios públicos.
La comunidad internacional condenó rápidamente al gobierno egipcio respaldado por los militares por ordenar el asalto contra los campamentos de protesta a favor de Mursi el miércoles, seis semanas después de que el Ejército derrocara al primer líder elegido democráticamente en el país. El Departamento de Estado estadounidense aseguró que revisaría la asistencia a Egipto "en todas sus formas" luego de que el presidente Barack Obama canceló ejercicios militares conjuntos previstos para septiembre con el Ejército egipcio al que EEUU financia con U$S 1.300 millones anuales.
"Estados Unidos condena firmemente los pasos que han tomado el gobierno interino y las fuerzas de seguridad de Egipto", dijo Obama desde su casa de vacaciones en la isla de Martha's Vineyard, en Massachusetts. "Deploramos la violencia contra los civiles. Apoyamos los derechos universales esenciales para la dignidad humana, incluyendo el derecho a la protesta pacífica", agregó. Y el secretario de Defensa, Chuck Hagel, advirtió al jefe del Ejército de Egipto que "la violencia y las medidas inadecuadas hacia la reconciliación están poniendo en riesgo elementos importantes de nuestra cooperación en defensa".
Diplomáticos occidentales han revelados que funcionarios de alto rango de Estados unidos y la Unión Europea habían estado en contacto con las autoridades egipcias hasta último momento, pidiéndoles que no ordenaran un desalojo de los campamentos de protesta, donde miles de partidarios de Mursi habían estado manifestándose desde su derrocamiento. Ayer se desarrollaron nuevas protestas y se aguardaban más movilizaciones contra el régimen, pero nada comparado con el baño de sangre del día anterior. En Alejandría, la segunda ciudad más grande, cientos de personas marcharon cantando: "Volveremos por el bien de nuestros mártires".
El portavoz de Hermanos Musulmanes, Gehad El-Haddad, dijo que la ira dentro del movimiento islamita de 85 años de trayectoria y millones de seguidores en todo Egipto, estaba "fuera de control". "Después de los golpes y arrestos y matanzas que estamos enfrentando, las emociones están demasiado elevadas como para ser guiadas por alguien", declaró.
Testigos contaron 228 cuerpos, en su mayoría envueltos en telas blancas, ubicados en filas en el piso de la mezquita de Al-Iman en el noreste de El Cairo, cerca del lugar donde ocurrieron los peores episodios de violencia. Algunos hombres retiraron las telas para mostrar cuerpos carbonizados. Mujeres arrodilladas lloraban sobre los cadáveres. A pesar de las escenas impactantes en las que la televisión mostró a manifestantes desarmados cayendo al piso mientras las fuerzas de seguridad disparaban, muchos egipcios apoyan la represión, lo que muestra cuán profunda se ha vuelto la división en la sociedad.
Las autoridades insisten en que los manifestantes llevaban armas y se tirotearon con la Policía; los periodistas, en cambio, vieron que los seguidores de Mursi sólo portaban palos y piedras. (Reuters)
Partidarios de Hermanos Musulmanes señalan que la cifra de muertos es mucho mayor ya que hay cientos de cuerpos aún sin contabilizar por las autoridades. Soldados y la Policía se enfrentaron nuevamente contra manifestantes que reclamaban la restitución del presidente Mohamed Mursi, depuesto el 3 de julio.
La televisión estatal citó al Ministerio del Interior diciendo que las fuerzas de seguridad usarían nuevamente munición real para contrarrestar cualquier ataque contra ellas o edificios públicos.
La comunidad internacional condenó rápidamente al gobierno egipcio respaldado por los militares por ordenar el asalto contra los campamentos de protesta a favor de Mursi el miércoles, seis semanas después de que el Ejército derrocara al primer líder elegido democráticamente en el país. El Departamento de Estado estadounidense aseguró que revisaría la asistencia a Egipto "en todas sus formas" luego de que el presidente Barack Obama canceló ejercicios militares conjuntos previstos para septiembre con el Ejército egipcio al que EEUU financia con U$S 1.300 millones anuales.
"Estados Unidos condena firmemente los pasos que han tomado el gobierno interino y las fuerzas de seguridad de Egipto", dijo Obama desde su casa de vacaciones en la isla de Martha's Vineyard, en Massachusetts. "Deploramos la violencia contra los civiles. Apoyamos los derechos universales esenciales para la dignidad humana, incluyendo el derecho a la protesta pacífica", agregó. Y el secretario de Defensa, Chuck Hagel, advirtió al jefe del Ejército de Egipto que "la violencia y las medidas inadecuadas hacia la reconciliación están poniendo en riesgo elementos importantes de nuestra cooperación en defensa".
Diplomáticos occidentales han revelados que funcionarios de alto rango de Estados unidos y la Unión Europea habían estado en contacto con las autoridades egipcias hasta último momento, pidiéndoles que no ordenaran un desalojo de los campamentos de protesta, donde miles de partidarios de Mursi habían estado manifestándose desde su derrocamiento. Ayer se desarrollaron nuevas protestas y se aguardaban más movilizaciones contra el régimen, pero nada comparado con el baño de sangre del día anterior. En Alejandría, la segunda ciudad más grande, cientos de personas marcharon cantando: "Volveremos por el bien de nuestros mártires".
El portavoz de Hermanos Musulmanes, Gehad El-Haddad, dijo que la ira dentro del movimiento islamita de 85 años de trayectoria y millones de seguidores en todo Egipto, estaba "fuera de control". "Después de los golpes y arrestos y matanzas que estamos enfrentando, las emociones están demasiado elevadas como para ser guiadas por alguien", declaró.
Testigos contaron 228 cuerpos, en su mayoría envueltos en telas blancas, ubicados en filas en el piso de la mezquita de Al-Iman en el noreste de El Cairo, cerca del lugar donde ocurrieron los peores episodios de violencia. Algunos hombres retiraron las telas para mostrar cuerpos carbonizados. Mujeres arrodilladas lloraban sobre los cadáveres. A pesar de las escenas impactantes en las que la televisión mostró a manifestantes desarmados cayendo al piso mientras las fuerzas de seguridad disparaban, muchos egipcios apoyan la represión, lo que muestra cuán profunda se ha vuelto la división en la sociedad.
Las autoridades insisten en que los manifestantes llevaban armas y se tirotearon con la Policía; los periodistas, en cambio, vieron que los seguidores de Mursi sólo portaban palos y piedras. (Reuters)
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