Hugo E. Grimaldi - Columnista de DyN
BUENOS AIRES.- El flamígero discurso que la presidenta de la Nación elaboró 72 horas después del resultado del domingo pasado, que reforzó luego con 23 tuits convenientemente recargados, dispara media docena de reflexiones sobre lo que le espera a los argentinos durante los dos meses y medio que faltan hasta que se lleven a cabo las verdaderas elecciones legislativas.
Cuando la lógica política indicaba que Cristina Fernández de Kirchner iba a intentar achicar los daños, su particular lógica política de tensar la cuerda al máximo la llevó a seguir minando el terreno de campaña y, sobre todo, a minárselo a quienes deberán salir a seducir votantes.
Pero no sólo lo hizo con una verborragia punzante, a veces dirigida a demostrar lo indemostrable, sino que apeló a figuras confusas, elementos contradictorios, omisiones flagrantes y muchos ninguneos que, por irritantes, cualquier analista de opinión pública hubiese calificado de "piantavotos".
Bien difícil se le hará, ahora, al talante dialoguista de Daniel Scioli y de Martín Insaurralde explicar ante aquellos a quienes hay que convencer, algunas de estas siguientes frases:
- "Queremos discutirlo en la mesa grande, con los verdaderos jugadores, no con el banco de suplentes que me ponen en las listas". Pese a que las detesta, la Presidenta planteó hablar con las corporaciones, ya que ella no es "ningún suplente", dijo. Excluyó a los partidos políticos y al campo, y reiteró su vocación de cargarse la campaña al hombro y de pagar los platos rotos si las cosas vienen mal.
- "Había una ley, ley de intangibilidad de los depósitos -la votaron todos- que aseguraba que daban un peso por un dólar". Confusión presidencial con la ley de Convertibilidad.
- "Desde el 25 mayo de 1810 hasta el 17 julio de 1977 en este país se compraban las casas con pesos, con australes, con pesos Ley 18.188 pero con moneda argentina". Cristina omitió decir que antes de eso hubo un "rodrigazo", como secuela de la política de "inflación cero" de José Ber Gelbard y que ese episodio tan violento de transferencia de riqueza enseñó a los argentinos a defenderse del Estado.
- "Ya sabemos que hay pequeños grupos de interés que evidentemente nunca les toca y siempre quieren más, siempre van por más. Nos acusan a nosotros de ir por todo, los que quieren ir por todo y por todos son ellos". Quien disparó la frase "vamos por todo" fue la propia Presidenta el 20 de junio de 2012, en Rosario.
- "El otro día escuchaba que hay dinero barato en el mundo para endeudarse. Endeudarse para qué". Alusión referida a la colocación de deuda de Uruguay de U$S 2.000l millones al 4,5% anual con vencimiento 2024, mientras la Argentina tiene cerrado los mercados internacionales.
- "Cuando tomás una medida en la economía, eso termina repercutiendo en todos los sectores y muchas veces las buenas intenciones terminan en horribles resultados". Probablemente, la Presidenta no se haya referido al Impuesto a las Ganancias que se le cobra a los trabajadores, ni al cepo cambiario, ni al blanqueo de dólares, ni a las mediciones del Indec, ni el déficit energético, ni al financiamiento del déficit con emisión.
Todo el repertorio que Cristina expuso en Tecnópolis y más tarde en Twitter la vuelve a dejar expuesta en demasía, ya que quizás las motivaciones de aquellos que no quieren seguir acompañando sus políticas no están en aquello que hizo mal o bien el kirchnerismo, sino en las formas.
Con esta doble explosión, la Presidenta vuelve a demostrar que es la mejor exponente del estilo kirchnerista que, a esta altura del desgaste de su Gobierno (10 años), la erosiona más ante quienes no la van a votar que lo que le aporta frente a quienes son fieles y que, de todos modos, no cambiarían de parecer.