13 Agosto 2013
LAS DOS CARAS. Barreiro sonríe y lo dedica; Barone, lo sufre. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
El reloj marcaba 47 minutos, dos más del tiempo reglamentario. Faltaban 60 segundos para que se cumpliera el tiempo adicionado. Parecía que el cero era inquebrantable. Pero, propio de un Martes 13, Deivis Barone, que ahora defiende los colores de San Martín de San Juan, dio un pase largo hacia la izquierda. Guillermo "Bebé" Acosta apareció en escena, guapeó la pelota, y desde la derecha envió un centro a medida para Maximiliano Barreiro, que no perdonó. Agónico, intenso y eufórico. Así fue el grito. Ese que dejó felices y al mismo tiempo sin voz a los "decanos".
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