Cartas de lectores
12 Agosto 2013

Voto obligatorio y voto optativo

Puede que sea ingenuidad, ignorancia o falta de imaginación; pero no entiendo eso del voto obligatorio. Te dicen que es un derecho, un deber, un acto de responsabilidad, una forma de participar, etcétera; pero a nadie escuché -al menos yo- decir por qué es obligatorio. Hace unos años, en una incipiente democracia, el Partido Humanista levantó la consigna por el voto optativo. Tampoco decían por qué era obligatorio; sí por qué pensaban que debía ser optativo. Hoy llaman a los jóvenes a votar de forma optativa, lo cual me parece bien, pero tampoco les explican por qué cuando sean "mayores" serán sancionados si no lo hacen. El voto obligatorio me parece a mí -que nunca escuché una explicación- una contradicción con la libertad de expresión, con el voto joven optativo, con el trabajo que eligió el político y con la necesidad de que la gente entienda que la libertad se construye en sociedad; es decir, una contradicción con la Democracia en sí misma. Lo que más quiero es que la gente elija en Democracia, sabiendo que la democracia es horizontal y no vertical, o sea impuesta. Pareciera que la Democracia debe enseñarse a palos y no por conciencia social. Perdón por mi ignorancia, pero también es un derecho.

Pablo Moreno

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Derroche de agua

Nos enseñan por todos los medios cómo debemos cuidar el uso del agua, para no desperdiciarla o malgastarla. Todo esto está perfecto y correcto. Pero me pregunto por qué la autoridad no combate los lavaderos clandestinos de autos/camiones/motos. Estos están diseminados por toda la ciudad y van en continuo crecimiento. Pero la solución es fácil: con multar al dueño del vehículo resolvemos el problema del derroche de agua y desterramos esta actividad ilegal de los lava-autos. Las herramientas y leyes necesarias para resolver problemas están al alcance de las correspondientes autoridades. ¿Por qué no las hacen cumplir?

María Eugenia Medina

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Los monos, según Lugones

En el inicio de su cuento titulado "Yzur", Leopoldo Lugones, dice: "Compré el mono en el remate de un circo que había quebrado. La primera vez que se me ocurrió tentar la experiencia a cuyo relato están dedicadas estas líneas fue una tarde, leyendo no sé dónde, que los naturales de Java atribuían la falta de lenguaje articulado en los monos a la abstención, no a la incapacidad. 'No hablan, decían, para que no los hagan trabajar'. Semejante idea, nada profunda al principio, acabó por preocuparme hasta convertirse en este postulado antropológico: los monos fueron hombres que por una u otra razón dejaron de hablar. El hecho produjo la atrofia de sus órganos de fonación y de los centros cerebrales del lenguaje; debilitó casi hasta suprimirla la relación entre unos y otros, fijando el idioma de la especie en el grito inarticulado, y el humano primitivo descendió a ser animal". ¡Vaya ocurrencia la de Lugones! ¿De dónde habrá sacado esta ingeniosidad, si el cuento se escribió en 1906? Es cierto que los monos tienen un parecido extraordinario con los humanos; tan parecidos son que, se me ocurre, si pudieran acceder a la justicia, en muchos casos exigirían que en su defensa se cambie el postulado antropológico aludido, por otro que diga: "los hombres son unos monos que no quieren trabajar, y que apenas mejoraron un poco su forma de hablar, ya no hay quien los haga callar". Y si la justicia actuara en consecuencia, creo que sería innegablemente justa, favoreciéndolos en sus reclamos, evidencias plenas mediante. Por lo tanto ¡habrá que tener cuidado! Más aún, si después de leer esta carta, sus abogados defensores le agregan a su reclamo, lo que a continuación en el mismo cuento, expresa Lugones: "Felizmente, los monos tienen, entre sus muchas condiciones, el gusto por aprender, como lo demuestra su tendencia imitativa; la memoria feliz, la reflexión que llega hasta una profunda facultad de disimulo, y la atención comparativamente más desarrollada que en el niño. Es, pues, un sujeto pedagógico de los más favorables".

Daniel E. Chavez

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UN VECINO EJEMPLAR

En Lavalle y Jujuy, hace 20 años funcionaba una librería y mercería llamada "La Campanita", que atendía Don Manuel, ex empleado del Banco Credicoop. Agobiado por los excesivos alquileres, alguien le aconsejó que se instalara en su domicilio, justo enfrente del colegio San Cayetano; sacrificó su garaje, empezó y no para de trabajar hasta hoy. Sus 82 años, su lucidez mental, su experiencia y simpatía marchan a la par. Si lo quieren conocer a Don Manuel, sólo tienen que abrir los ojos y lo verán desde la terminal nueva, barriendo su vereda o conversando con algún vecino en avenida Pedro M. Aráoz y Brígido Terán; no lee LA GACETA; se la devora letra por letra; muy temprano ya tiene la noticia y el comentario fresco. Este buen "Turquito" me comentó que, ya cansado de que lo llamen algunos en forma burlesca "Don Campanita", hizo borrar el nombre, hasta que nos acostumbramos a llamarlo "Don Manuel", el hombre que vio pasar por su negocio maestras, alumnos, profesores y madres de varias generaciones. Su buen trato y respeto siempre están presentes, elemento más que suficiente para que lo consideremos una persona de bien, digna de ser imitada y de las que quedan pocas. Es una buena especie en extinción.

Francisco Amable Díaz

Pedro G. Sal 1.180 - Barrio 20 de Junio

San Miguel de Tucumán


San Pedro de Colalao

A tan sólo 95 km. de San Miguel de Tucumán se encuentra esta hermosa villa, que tiene todo lo necesario para ser un importante centro turÍstico: bellos paisajes, benéfico clima, una ruta tranquila y bien señalizada y esfuerzo permanente de los comerciantes por mejorar los servicios. Todo convoca a una estadía placentera a quienes llegan en auto. Ahora bien, no se nos ocurra ascender a un ómnibus de la única empresa que presta servicio; sus unidades, en su gran mayoría, se encuentran en deplorable estado; el pasado jueves debí viajar y allí comenzó mi padecimiento: los asientos rotos, sus respaldos caídos, los vidrios de las ventanas se golpeaban tanto entre sí que parecía que iban a caer encima de uno. Ya en la terminal misma subieron pasajeros que tuvieron que ir de pie por falta de asientos; ni qué decir de los que ascendían en todo el recorrido; la incomodidad, el fastidio de unos y otros... en el cruce de un camino estuvimos largo tiempo esperando, nadie sabía qué pasaba; al llegar otro colectivo, ambos choferes tranquilamente charlaron y luego, sin explicaciones, continuó el viaje, que duró dos horas y 15 minutos. ¿Así queremos fomentar el turismo? ¿Quién controla las unidades que no cuentan con las garantías necesarias para asegurar un viaje tranquilo y seguro? ¿No sería beneficiosa la entrada de otra empresa de transporte? ¿O debemos seguir cautivos de una línea que cuando no es época turística pone en uso unidades como la que me tocó padecer? Espero que de una vez por todas se tomen los recaudos necesarios para mejorar este servicio.

Lucía López

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LOMOS DE BURRO

La Municipalidad de esta capital se convirtió en un "obstaculizador serial". Llenó las calzadas con montañas de hormigón, plástico o cualquier otro material. No responden en formato y dimensiones a reductores de velocidad. No están señalizados y, si lo están, no se entiende la señal o es contraria a las de la ley nacional, que debe cumplir y hacer cumplir. Los únicos beneficiados son los talleres de tren delantero y los motochorros (ante semejantes obstáculos se hace necesario detener la marcha). Las bicicletas y motos los eluden fácilmente. Para las 4x4 ni existen. Otros perjudicados son ambulancias, policía y bomberos. Las bandas transversales de alerta, los prefabricados o sobreelevados nunca deben ser un peligro para la circulación, deben tener criterio de diseño e instalación y sus correspondientes señales. Deben ser provisorios hasta una solución definitiva. Así como están, son criminales. "Viva la Ciudad, destrozando su vehículo". Motochorros y mecánicos, agradecidos.

Héctor Jesús Francisco

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Adicciones

En estos tiempos en los que la juventud está bombardeada por las drogas, el alcohol y otras adicciones que hacen estragos en la salud mental y física de los jóvenes no me puedo explicar cómo el Gobierno, que se hacía cargo de la rehabilitación donde quisiera hacérsela el joven, ahora no lo hace, dejándolos a la deriva sin poder hacer un tratamiento. Pido al Gobierno que tome conciencia de esta "piedra en el camino" que encuentran para su rehabilitación.

Dina Débora Ponce

Mendoza 3.695 Manzana C Casa 16

San Miguel de Tucumán


El payador

El payador santiagueño Lázaro Moreno, en los versos de su chacarera "A don Yuma Gómez" describe a un anciano muy humilde, de Herrera, Santiago del Estero, que "vendiendo queso de cabra, por el pueblo suele andar, pa' hacerse unas moneditas y aguantarle un poco más" y muy de esos tiempos la relación que dice antes de comenzar la segunda parte "como su rancho es tan pobre, nadie le llega a pasear, cerquita de las elecciones, seguro que van a andar".

Oscar B. Castillo

Catamarca 328

Yerba Buena, Tucumán


El padre ilarraz

Sin ánimo de juzgar expresa o tácitamente este caso de pública exposición, sostengo que no es conveniente el retorno del sacerdote Justo Ilarraz a su ex parroquia en Monteros. Tampoco quiero instalar un inútil debate acerca de algo cuya resolución, en definitiva, está en las sabias manos de nuestro benemérito Papa Francisco, cuyas ideas al respecto son harto claras. Hay ya cardenales que han recibido en carne propia justas sanciones, cuanto más podemos esperar de casos como el nuestro. Sólo nos resta aguardar que la Iglesia actúe, y confiamos en sus resoluciones. Está en muy buenas manos, a Dios Gracias. Que Francisco nos dure muchos años, siempre con la misma firmeza con que ha empezado.

Tulio Santiago Ottonello

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