11 Agosto 2013
ENTREVISTA EN LA GACETA. Falú responde las preguntas del periodista Dardo Nofal. Fue en la década del 70. LA GACETA / ARCHIVO
"Lo que hay que hacer es producir buena música y buena poesía en vez de gritar cosas obvias y de poca calidad disfrazándolas de protesta", le decía Eduardo Falú a LA GACETA en septiembre de 1974. Era la antesala de una presentación en el célebre Olympia, de París, y Falú sentaba posición: "uno termina por sustraerse de la competencia comercial porque en ella nada se gana, por lo menos en el sentido artístico".
Las convicciones, fuertes y proclamadas, acompañaron a Falú durante 90 años. Su vida se apagó el viernes en Buenos Aires y el entierro se realizó ayer en el cementerio de la Chacarita. La riqueza de su legado, el amor por la poesía que contagiaba en cada charla, la magia de sus dedos deslizándose por las cuerdas... Demasiadas contribuciones a nuestro patrimonio artístico, y entre ellas, el cariño por Tucumán. Cariño por los tucumanos y admiración por los creadores nacidos en esta tierra, en especial por Mercedes Sosa, quien ofreció su voz a las obras del salteño.
En 1971 Falú ofreció en el teatro San Martín el show "El alma de la guitarra". "... Lo que importa es el mensaje transmitido por quienes saben que hay que avivar y recrear la expresión auténtica de nuestro folclore, entre los cuales Eduardo Falú es, sin duda, uno de los más valiosos creadores", consignó la crónica de LA GACETA.
Junto a Jaime Dávalos, Falú integró una dupla prolífica e inspirada. "Tonada del viejo amor", "Zamba de un triste", "Vidala del nombrador", fueron algunas de las composiciones que alumbraron. Cuchi Leguizamón y Manuel Castilla también integraban ese círculo mágico. De Perdiguero, Borelli, León Benarós, Lima Quintana y de su maestro Guastavino -entre muchos otros- se nutrió Falú. Se sentía tan cómodo buceando en esa poesía como tocando en Estados Unidos, la Unión Soviética y Japón, escenarios elegidos para sus giras consagratorias.
LA GACETA del 9 de julio de 1971 celebraba el arribo de Falú y de Ernesto Sábato para interpretar en el teatro Alberdi el "Romance de la muerte de Juan Lavalle", con patrocinio de la UNT. La obra combinó los textos de Sábato -extraídos de "Sobre héroes y tumbas"- con la música de Falú. Casi tres décadas después ambos regresaron a la provincia y brindaron el romance en un escenario montado en la plaza Independencia. Fue la calurosa noche del 21 de octubre de 2000.
"Sabemos que se conquista un pueblo reemplazando su cultura, y sin disparar un solo tiro", les advirtió Falú a quienes colmaron el Alberdi la noche del 23 de julio de 2005. Fue tan nutrida la concurrencia que numerosos espectadores que no habían conseguido entradas se quedaron escuchando desde el hall. La UNT le otorgó la distinción a la "Personalidad destacada de la cultura".
Es que en la geografía del NOA, tan compacta y rica a la vez, un pedacito del enorme talento de Falú también llevó el sello tucumano.
Las convicciones, fuertes y proclamadas, acompañaron a Falú durante 90 años. Su vida se apagó el viernes en Buenos Aires y el entierro se realizó ayer en el cementerio de la Chacarita. La riqueza de su legado, el amor por la poesía que contagiaba en cada charla, la magia de sus dedos deslizándose por las cuerdas... Demasiadas contribuciones a nuestro patrimonio artístico, y entre ellas, el cariño por Tucumán. Cariño por los tucumanos y admiración por los creadores nacidos en esta tierra, en especial por Mercedes Sosa, quien ofreció su voz a las obras del salteño.
En 1971 Falú ofreció en el teatro San Martín el show "El alma de la guitarra". "... Lo que importa es el mensaje transmitido por quienes saben que hay que avivar y recrear la expresión auténtica de nuestro folclore, entre los cuales Eduardo Falú es, sin duda, uno de los más valiosos creadores", consignó la crónica de LA GACETA.
Junto a Jaime Dávalos, Falú integró una dupla prolífica e inspirada. "Tonada del viejo amor", "Zamba de un triste", "Vidala del nombrador", fueron algunas de las composiciones que alumbraron. Cuchi Leguizamón y Manuel Castilla también integraban ese círculo mágico. De Perdiguero, Borelli, León Benarós, Lima Quintana y de su maestro Guastavino -entre muchos otros- se nutrió Falú. Se sentía tan cómodo buceando en esa poesía como tocando en Estados Unidos, la Unión Soviética y Japón, escenarios elegidos para sus giras consagratorias.
LA GACETA del 9 de julio de 1971 celebraba el arribo de Falú y de Ernesto Sábato para interpretar en el teatro Alberdi el "Romance de la muerte de Juan Lavalle", con patrocinio de la UNT. La obra combinó los textos de Sábato -extraídos de "Sobre héroes y tumbas"- con la música de Falú. Casi tres décadas después ambos regresaron a la provincia y brindaron el romance en un escenario montado en la plaza Independencia. Fue la calurosa noche del 21 de octubre de 2000.
"Sabemos que se conquista un pueblo reemplazando su cultura, y sin disparar un solo tiro", les advirtió Falú a quienes colmaron el Alberdi la noche del 23 de julio de 2005. Fue tan nutrida la concurrencia que numerosos espectadores que no habían conseguido entradas se quedaron escuchando desde el hall. La UNT le otorgó la distinción a la "Personalidad destacada de la cultura".
Es que en la geografía del NOA, tan compacta y rica a la vez, un pedacito del enorme talento de Falú también llevó el sello tucumano.
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