Por Gustavo Frías Silva
09 Agosto 2013
Después de las heladas que se dieron a fines julio en la provincia, y que afectaron a la mayoría de los cultivos, se paralizaron algunas actividades hasta tener una evaluación de daños y la certeza sobre qué es lo que queda para reiniciarlas.
En este sentido, nos referimos a la citrícola. Las plantaciones de limón sufrieron las heladas en frutas, hojas y ramas, por lo que la cosecha fue paralizada, hasta dimensionar los daños y evaluar si se puede reiniciar o no la exportación.
A pesar de que ahora se analiza si se sigue y cómo están los mercados internacionales por la fruta que llegó y la que aún se encuentra en tránsito, los involucrados en la actividad no deben perder de vista que los esfuerzos realizados -hasta el momento- no servirán de nada, si no se dedica un mayor esfuerzo a cuidar la actividad del flagelo del HLB.
Esta actividad agroindustrial es la segunda, en lo que respeta a movimientos económicos que forman parte del PBI provincial, por lo que mantenerlo en su lugar y, si se puede, hacerlo crecer, es una necesidad permanente, y debe ser una cuestión de Estado.
Hoy, la actividad citrícola argentina y, por supuesto, la de nuestra región y provincia se ven amenazadas por el HLB, que viene haciendo estragos en las plantaciones citrícolas de diferentes regiones del mundo. Muchas de ellas muy cercanas a nuestro país, como es el caso de Brasil.
Actualmente, se siguen dando resultados positivos en plantas aisladas en la provincia de Misiones, y preocupa mucho que el vector ya esté presente en algunas provincias, pero por suerte a Tucumán no llegó al insecto vector (Diaphorina citri), ni tampoco la bacteria causal de la mortal enfermedad (Candidatus Liberibacter spp.).
Todos los sectores involucrados deben tener presente su peligrosidad y estar atentos.
Gobierno (nacional y provincial), sector productivo, asociaciones e instituciones científicas, directamente involucrados en la atención del problema, están hoy involucrados en el objetivo de encontrar soluciones definitivas y, sobre todo, las medidas preventivas que se puedan identificar y desarrollar para fortalecer la defensa de la actividad citrícola.
Hoy nuestra provincia está calificada como "zona 1", es decir, ausencia del vector y de la bacteria. Esto nos diferencia del resto de las zonas productoras del país, ya que Salta, Jujuy y gran parte del litoral están en "zona 2" -con presencia del vector-, y en el caso concreto de Misiones hay un sector de "zona 3", con presencia de vector y bacteria, y una "zona 4" (departamento General Belgrano) de contingencia, donde se detectaron plantas infectadas que ya han sido erradicadas.
Esto nos muestra que es primordial mantener la provincia en el estatus de "zona 1" y, para ello, los esfuerzos a realizarse deben ser mayores.
La unión hace la fuerza
No es redundante afirmar, que todos los factores que componen esta actividad agroindustrial deben trabajar mancomunadamente para evitar el ingreso de esta temible enfermedad. Para ello, hay que evitar el ingreso y los movimientos a través de las fronteras nacionales, regionales y provinciales, de cualquier material vegetativo, como plantas, ramas, frutos cítricos, o de otra especie que sean hospederos o estén vinculados a esta peligrosa enfermedad. También los materiales de empaque, vehículos o herramientas de cosecha que puedan tener la enfermedad o la presencia de su insecto vector.
Deben reforzarse los controles en los pasos de frontera, principalmente en aquellos que limitan con la provincia, para mantener nuestro status. Los controles en ruta deben ser más efectivos, tanto de camiones como de vehículos particulares, brindando información al respeto. En este sentido, haría falta que, en esos puestos, se ensanchara la cinta asfáltica -con dársena de desvío y control-, y que todos sepan qué es lo que no deben transportar. Debe afianzarse la campaña de concientización que se realiza en el país, pero debe llegar a todos por igual, hasta que la población sepa qué es lo que no debe ingresar por las fronteras a la región o a la provincia. Es necesario que la población conozca, primero, las consecuencias que puede originar la enfermedad en la economía nacional, por lo que se debe sensibilizar, difundir y concientizar sobre su impacto.
Reiteramos el llamado a los ciudadanos -vinculados o no a la producción citrícola- para que eviten traer materiales (frutas y plantas) de otras regiones. No deben faltar folleterías en los accesos camineros y en terminales de ómnibus y aeropuertos de las regiones citrícolas, sobre los mismos aditamentos. Deben sumarse a la campaña las escuelas públicas y privadas, hospitales y lugares de reunión masivos, para que la generación de conciencia llegue a todos. Hoy, la actividad necesita del esfuerzo de todos, por lo que la cuota de responsabilidad -para evitar que el HLB se presente y sus graves consecuencias-, involucra a todos los habitantes de nuestra provincia y región.
En este sentido, nos referimos a la citrícola. Las plantaciones de limón sufrieron las heladas en frutas, hojas y ramas, por lo que la cosecha fue paralizada, hasta dimensionar los daños y evaluar si se puede reiniciar o no la exportación.
A pesar de que ahora se analiza si se sigue y cómo están los mercados internacionales por la fruta que llegó y la que aún se encuentra en tránsito, los involucrados en la actividad no deben perder de vista que los esfuerzos realizados -hasta el momento- no servirán de nada, si no se dedica un mayor esfuerzo a cuidar la actividad del flagelo del HLB.
Esta actividad agroindustrial es la segunda, en lo que respeta a movimientos económicos que forman parte del PBI provincial, por lo que mantenerlo en su lugar y, si se puede, hacerlo crecer, es una necesidad permanente, y debe ser una cuestión de Estado.
Hoy, la actividad citrícola argentina y, por supuesto, la de nuestra región y provincia se ven amenazadas por el HLB, que viene haciendo estragos en las plantaciones citrícolas de diferentes regiones del mundo. Muchas de ellas muy cercanas a nuestro país, como es el caso de Brasil.
Actualmente, se siguen dando resultados positivos en plantas aisladas en la provincia de Misiones, y preocupa mucho que el vector ya esté presente en algunas provincias, pero por suerte a Tucumán no llegó al insecto vector (Diaphorina citri), ni tampoco la bacteria causal de la mortal enfermedad (Candidatus Liberibacter spp.).
Todos los sectores involucrados deben tener presente su peligrosidad y estar atentos.
Gobierno (nacional y provincial), sector productivo, asociaciones e instituciones científicas, directamente involucrados en la atención del problema, están hoy involucrados en el objetivo de encontrar soluciones definitivas y, sobre todo, las medidas preventivas que se puedan identificar y desarrollar para fortalecer la defensa de la actividad citrícola.
Hoy nuestra provincia está calificada como "zona 1", es decir, ausencia del vector y de la bacteria. Esto nos diferencia del resto de las zonas productoras del país, ya que Salta, Jujuy y gran parte del litoral están en "zona 2" -con presencia del vector-, y en el caso concreto de Misiones hay un sector de "zona 3", con presencia de vector y bacteria, y una "zona 4" (departamento General Belgrano) de contingencia, donde se detectaron plantas infectadas que ya han sido erradicadas.
Esto nos muestra que es primordial mantener la provincia en el estatus de "zona 1" y, para ello, los esfuerzos a realizarse deben ser mayores.
La unión hace la fuerza
No es redundante afirmar, que todos los factores que componen esta actividad agroindustrial deben trabajar mancomunadamente para evitar el ingreso de esta temible enfermedad. Para ello, hay que evitar el ingreso y los movimientos a través de las fronteras nacionales, regionales y provinciales, de cualquier material vegetativo, como plantas, ramas, frutos cítricos, o de otra especie que sean hospederos o estén vinculados a esta peligrosa enfermedad. También los materiales de empaque, vehículos o herramientas de cosecha que puedan tener la enfermedad o la presencia de su insecto vector.
Deben reforzarse los controles en los pasos de frontera, principalmente en aquellos que limitan con la provincia, para mantener nuestro status. Los controles en ruta deben ser más efectivos, tanto de camiones como de vehículos particulares, brindando información al respeto. En este sentido, haría falta que, en esos puestos, se ensanchara la cinta asfáltica -con dársena de desvío y control-, y que todos sepan qué es lo que no deben transportar. Debe afianzarse la campaña de concientización que se realiza en el país, pero debe llegar a todos por igual, hasta que la población sepa qué es lo que no debe ingresar por las fronteras a la región o a la provincia. Es necesario que la población conozca, primero, las consecuencias que puede originar la enfermedad en la economía nacional, por lo que se debe sensibilizar, difundir y concientizar sobre su impacto.
Reiteramos el llamado a los ciudadanos -vinculados o no a la producción citrícola- para que eviten traer materiales (frutas y plantas) de otras regiones. No deben faltar folleterías en los accesos camineros y en terminales de ómnibus y aeropuertos de las regiones citrícolas, sobre los mismos aditamentos. Deben sumarse a la campaña las escuelas públicas y privadas, hospitales y lugares de reunión masivos, para que la generación de conciencia llegue a todos. Hoy, la actividad necesita del esfuerzo de todos, por lo que la cuota de responsabilidad -para evitar que el HLB se presente y sus graves consecuencias-, involucra a todos los habitantes de nuestra provincia y región.