06 Agosto 2013
La basura y la educación deberían estar en veredas opuestas. O en todo caso, la segunda debería servir para que estuviese en el lugar que se le ha destinado, pero en Tucumán todo es posible. Suele suceder todos los años que en entorno del Colegio Nacional "Bartolomé Mitre" cobra protagonismo por ser un reducto de desperdicios y de indigentes.
Muñecas, avenida Sarmiento, Maipú y Santa Fe son las encargadas de abrazar la histórica institución educativa. El aspecto más deplorable lo ofrece el "jardín" ubicado en la avenida. Materia fecal, papeles, bolsas, botellas de plástico y envases de tetrabrik acorralan con frecuencia la estatua del ilustre educador sanjuanino, Domingo Faustino Sarmiento. Esta escena tiene lugar frente al Casino, la ex sede de la Legislatura (podría destinarse a la cultura) y el Teatro San Martín; con frecuencia se convierte en dormitorio de indigentes.
La vicerrectora del turno mañana se queja de la falta de vigilancia y hace notar la presencia de una pareja de mendigos que viven en los jardines. "La señora hace sus necesidades frente a los alumnos, es terrible", le contó a una periodista de nuestro diario. Según la docente, el peor día es el viernes, cuando estudiantes de otros establecimientos se juntan a fumar, a tomar al lado del busto de Sarmiento y dejan todo sucio. Tal vez la obra que recuerda al ex presidente argentino debería emplazarse en un lugar más apropiado e importante, porque donde está, pasa casi inadvertida.
El rector de la institución responsabiliza a la Municipalidad de la limpieza y afirmó que esta sólo se limita a cortar el pasto. Ello fue confirmado por la subdirectora de Espacios Verdes quien agregó: "no hay nadie exclusivamente dedicado a eso, pero lo mantenemos".
El titular del Colegio se queja de que la gente tira bolsas con desperdicios y los perros los desparraman. "La vereda de la Maipú es usada como estacionamiento. Los vehículos rompen el piso y los árboles que plantan los alumnos. ¿Por qué la Municipalidad no viene a poner el cepo?", señala. Los conserjes no tienen la obligación de limpiar el exterior del establecimiento y desde hace años, la entrada es barrida por un hombre que vende golosinas en la vereda. Las rejas que rodeaban el edificio fueron retiradas en la década del 60.
Este es el colegio secundario más antiguo de la provincia. El 9 de diciembre de 1864, el presidente Bartolomé Mitre firmó el decreto por el cual bajo la denominación de Colegio Nacional de Tucumán, se establecía una casa de educación científica preparatoria, en que se cursarían las letras y humanidades, las ciencias morales y las ciencias físicas y exactas. El establecimiento se inauguró el 1 de marzo de 1865, con 61 alumnos externos y 12 internos y su primer rector fue Benjamín Villafañe. La sede ubicada frente a la plaza Urquiza fue inaugurada en 1914.
Todos los años, la basura es motivo no sólo de discordia, sino también de vergüenza para esta antigua institución. Parece inexplicable que con tantos planes sociales vigentes, la Municipalidad no designe a personas para que se ocupen de la limpieza de los predios en forma permanente. ¿Por qué el intendente y el rector no resuelven definitivamente este asunto?
El año que viene el edificio del establecimiento cumplirá un siglo. Sería penoso que el centenario transcurriera sin pena ni gloria y en medio de la basura, que no se halla en la vereda de enfrente, sino pegada a la educación.
Muñecas, avenida Sarmiento, Maipú y Santa Fe son las encargadas de abrazar la histórica institución educativa. El aspecto más deplorable lo ofrece el "jardín" ubicado en la avenida. Materia fecal, papeles, bolsas, botellas de plástico y envases de tetrabrik acorralan con frecuencia la estatua del ilustre educador sanjuanino, Domingo Faustino Sarmiento. Esta escena tiene lugar frente al Casino, la ex sede de la Legislatura (podría destinarse a la cultura) y el Teatro San Martín; con frecuencia se convierte en dormitorio de indigentes.
La vicerrectora del turno mañana se queja de la falta de vigilancia y hace notar la presencia de una pareja de mendigos que viven en los jardines. "La señora hace sus necesidades frente a los alumnos, es terrible", le contó a una periodista de nuestro diario. Según la docente, el peor día es el viernes, cuando estudiantes de otros establecimientos se juntan a fumar, a tomar al lado del busto de Sarmiento y dejan todo sucio. Tal vez la obra que recuerda al ex presidente argentino debería emplazarse en un lugar más apropiado e importante, porque donde está, pasa casi inadvertida.
El rector de la institución responsabiliza a la Municipalidad de la limpieza y afirmó que esta sólo se limita a cortar el pasto. Ello fue confirmado por la subdirectora de Espacios Verdes quien agregó: "no hay nadie exclusivamente dedicado a eso, pero lo mantenemos".
El titular del Colegio se queja de que la gente tira bolsas con desperdicios y los perros los desparraman. "La vereda de la Maipú es usada como estacionamiento. Los vehículos rompen el piso y los árboles que plantan los alumnos. ¿Por qué la Municipalidad no viene a poner el cepo?", señala. Los conserjes no tienen la obligación de limpiar el exterior del establecimiento y desde hace años, la entrada es barrida por un hombre que vende golosinas en la vereda. Las rejas que rodeaban el edificio fueron retiradas en la década del 60.
Este es el colegio secundario más antiguo de la provincia. El 9 de diciembre de 1864, el presidente Bartolomé Mitre firmó el decreto por el cual bajo la denominación de Colegio Nacional de Tucumán, se establecía una casa de educación científica preparatoria, en que se cursarían las letras y humanidades, las ciencias morales y las ciencias físicas y exactas. El establecimiento se inauguró el 1 de marzo de 1865, con 61 alumnos externos y 12 internos y su primer rector fue Benjamín Villafañe. La sede ubicada frente a la plaza Urquiza fue inaugurada en 1914.
Todos los años, la basura es motivo no sólo de discordia, sino también de vergüenza para esta antigua institución. Parece inexplicable que con tantos planes sociales vigentes, la Municipalidad no designe a personas para que se ocupen de la limpieza de los predios en forma permanente. ¿Por qué el intendente y el rector no resuelven definitivamente este asunto?
El año que viene el edificio del establecimiento cumplirá un siglo. Sería penoso que el centenario transcurriera sin pena ni gloria y en medio de la basura, que no se halla en la vereda de enfrente, sino pegada a la educación.
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