Por Leo Noli
05 Agosto 2013
DUELO DE NÚMEROS 10. Canever, de flojo partido, protege la pelota ante Gabriel Bustos, que trató de conducir al "lobo".
La relación empate-derrota era tema de café desde hace varios años. Para ser precisos, 25. Atlético no tenía mucho por decir después de cada visita o presentación en casa ante un "lobo" jujeño a veces feroz y otras suertudo. Era un hecho que en el diario del lunes la nota lo desnudaba mencionando el casi triunfo o la casi negativa igualdad. Bueno, amigo "decano", brinde porque hubo divorcio en Jujuy. Atlético se cansó de ser el amistoso y permisivo colega y rompió el maleficio: derrotó a Gimnasia por 1 a 0.
El visitante fue picante, atrevido, con y sin la pelota. Se hizo dominador en rodeo ajeno porque encontró la luz al final del túnel. Mereció mejor suerte antes de irse al descanso, sin embargo, el cabezazo de Bruno Bianchi en el palo derecho de Lucas Hoyos impidió el grito de gol al defensor y a los tucumanos. Esa acción era digna de irse directo al mural de los malos recuerdos. No fue así.
En realidad, el punch de Lenci (no le cobraron un penal en el primer tiempo) hacía de bandera ante una máquina todavía en proceso de creación. Y por suerte, si la cosa se ponía fea con Matías Quiroga, Cristian Lucchetti y los cuatro del fondo le cerraban el paso al maligno gigante, que ganó un par, aunque el destino de sus impactos fueron las manos de "Laucha" o la línea de salida visitante.
Y cuando los nervios entraron a participar en el partido, Matías Carabajal entró en sintonía con la suya. Opacó al resto robando y molestando, y Franco Canever, que de nada para abajo había aportado por el carril zurdo, metía el centro con destino de penal. Falta de Marcelo Sanabria a César Montiglio; penal y gol del eterno y Luis Rodríguez. Esa definición al costado derecho de Hoyos fue la firma de un "decano" decidido a cortar una relación de perros y gatos. Atlético nunca se desesperó, aún cuando algún pase fallido le hizo subir la paletilla. Fue más en los 95' y lo hizo saber en el resultado.
El visitante fue picante, atrevido, con y sin la pelota. Se hizo dominador en rodeo ajeno porque encontró la luz al final del túnel. Mereció mejor suerte antes de irse al descanso, sin embargo, el cabezazo de Bruno Bianchi en el palo derecho de Lucas Hoyos impidió el grito de gol al defensor y a los tucumanos. Esa acción era digna de irse directo al mural de los malos recuerdos. No fue así.
En realidad, el punch de Lenci (no le cobraron un penal en el primer tiempo) hacía de bandera ante una máquina todavía en proceso de creación. Y por suerte, si la cosa se ponía fea con Matías Quiroga, Cristian Lucchetti y los cuatro del fondo le cerraban el paso al maligno gigante, que ganó un par, aunque el destino de sus impactos fueron las manos de "Laucha" o la línea de salida visitante.
Y cuando los nervios entraron a participar en el partido, Matías Carabajal entró en sintonía con la suya. Opacó al resto robando y molestando, y Franco Canever, que de nada para abajo había aportado por el carril zurdo, metía el centro con destino de penal. Falta de Marcelo Sanabria a César Montiglio; penal y gol del eterno y Luis Rodríguez. Esa definición al costado derecho de Hoyos fue la firma de un "decano" decidido a cortar una relación de perros y gatos. Atlético nunca se desesperó, aún cuando algún pase fallido le hizo subir la paletilla. Fue más en los 95' y lo hizo saber en el resultado.
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