29 Julio 2013
NORTEAMÉRICA. Barack Obama. REUTERS
BUENOS AIRES.- Francia, Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sacaron a relucir sorpresivamente internas en su posición política contra los fondos buitre, en una serie de movimientos que exaltó el temor existente de estos actores por que se desate un caos en la finanzas mundiales si se confirma un fallo contra Argentina en la Justicia de EEUU.
Culminó una semana muy caliente en la historia de las finanzas mundiales, que agregó a Europa como protagonista clave en la saga del "juicio del siglo": Francia intercedió ante la Corte Suprema de los EEUU respaldando la posición argentina de que se revise el fallo que resultó favorable de los fondos buitre. Fue tan inédita la iniciativa de cruzar el charco de jurisdicción como lo serían las implicancias de dicho fallo, que harían tambalear el éxito de futuras reestructuraciones de deuda, y hasta el uso de Nueva York como mercado líder financiero internacional, según justificaron en el escrito de 26 páginas, enviado a la CS.
Por otro lado, se hizo pública la realización de una reunión informal entre los directores del FMI, tras la cual la titular del organismo, Christine Lagarde, decidió dar marcha atrás con su intención de enviar un apoyo al país ante la CS siguiendo la decisión de las autoridades de Estados Unidos de no apoyar la presentación en esta etapa, según admitieron los voceros del FMI. El sorpresivo cambio de timón de EEUU, miembro mayoritario del FMI, dejó en una posición incómoda a Lagarde, que había estado la semana pasada en el G-20 en Moscú. Allí confirmó en una conferencia de prensa su intención de enviar el escrito que respaldaba la posición local por las "implicancias negativas" a nivel mundial. El director brasileño y representante de 10 países ante el FMI, Paulo Nogueria Batista, reveló su "sorpresa" e inconformidad ante el "abrupto cambio de actitud de Estados Unidos".
El gobierno de Obama fue claro y consideró que el fallo dañará las relaciones económicas internacionales de EEUU, alterará la confianza en el mercado neoyorquino como plaza mundial y afectará futuras reestructuraciones de deuda. También el departamento de Justicia indicó que no se descarta una intervención posterior; eso podría darse si la CS solicita la opinión de EEUU.
En los hechos, EEUU nunca se anticipó a los pasos judiciales: giró a la justicia neoyorquina y a la CS varios amicus con posición favorable a Argentina cada vez que los solicitaron los tribunales, en las distintas batallas de los últimos 10 años tras el default, y no por iniciativa propia. En el medio, hubo mucho ruido y un tremendo por lobby desde los fondos buitre al gobierno de Obama, legisladores y FMI, que alertaban sobre un "pérdida de neutralidad del FMI".
Pero Francois Hollande decidió marcar la cancha ante la Corte de EEUU, por ser participante activo en la comunidad financiera, como miembro del Club de París y como experto en reestructuraciones soberanas, según justificó. Reveló por primera vez su posición en contra del fallo de Thomas Griesa: sostuvo que la interpretación de que Argentina violó el pari passu (tratamiento igualitario a los acreedores) se basa en una comprensión errónea del significado de las cláusulas pari passu y contradice la corriente principal establecida en la comprensión del mercado de las cláusulas, que los pagos se realizarán por un prestatario en forma proporcional con otros no subordinadas del prestatario.
Culminó una semana muy caliente en la historia de las finanzas mundiales, que agregó a Europa como protagonista clave en la saga del "juicio del siglo": Francia intercedió ante la Corte Suprema de los EEUU respaldando la posición argentina de que se revise el fallo que resultó favorable de los fondos buitre. Fue tan inédita la iniciativa de cruzar el charco de jurisdicción como lo serían las implicancias de dicho fallo, que harían tambalear el éxito de futuras reestructuraciones de deuda, y hasta el uso de Nueva York como mercado líder financiero internacional, según justificaron en el escrito de 26 páginas, enviado a la CS.
Por otro lado, se hizo pública la realización de una reunión informal entre los directores del FMI, tras la cual la titular del organismo, Christine Lagarde, decidió dar marcha atrás con su intención de enviar un apoyo al país ante la CS siguiendo la decisión de las autoridades de Estados Unidos de no apoyar la presentación en esta etapa, según admitieron los voceros del FMI. El sorpresivo cambio de timón de EEUU, miembro mayoritario del FMI, dejó en una posición incómoda a Lagarde, que había estado la semana pasada en el G-20 en Moscú. Allí confirmó en una conferencia de prensa su intención de enviar el escrito que respaldaba la posición local por las "implicancias negativas" a nivel mundial. El director brasileño y representante de 10 países ante el FMI, Paulo Nogueria Batista, reveló su "sorpresa" e inconformidad ante el "abrupto cambio de actitud de Estados Unidos".
El gobierno de Obama fue claro y consideró que el fallo dañará las relaciones económicas internacionales de EEUU, alterará la confianza en el mercado neoyorquino como plaza mundial y afectará futuras reestructuraciones de deuda. También el departamento de Justicia indicó que no se descarta una intervención posterior; eso podría darse si la CS solicita la opinión de EEUU.
En los hechos, EEUU nunca se anticipó a los pasos judiciales: giró a la justicia neoyorquina y a la CS varios amicus con posición favorable a Argentina cada vez que los solicitaron los tribunales, en las distintas batallas de los últimos 10 años tras el default, y no por iniciativa propia. En el medio, hubo mucho ruido y un tremendo por lobby desde los fondos buitre al gobierno de Obama, legisladores y FMI, que alertaban sobre un "pérdida de neutralidad del FMI".
Pero Francois Hollande decidió marcar la cancha ante la Corte de EEUU, por ser participante activo en la comunidad financiera, como miembro del Club de París y como experto en reestructuraciones soberanas, según justificó. Reveló por primera vez su posición en contra del fallo de Thomas Griesa: sostuvo que la interpretación de que Argentina violó el pari passu (tratamiento igualitario a los acreedores) se basa en una comprensión errónea del significado de las cláusulas pari passu y contradice la corriente principal establecida en la comprensión del mercado de las cláusulas, que los pagos se realizarán por un prestatario en forma proporcional con otros no subordinadas del prestatario.
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